Estudios de Lingüística Aplicada

RESEÑAS

Realismo en el análisis de corpus orales. Primer coloquio de cambio y variación lingüística. Editado por Pedro Martín Butragueño. México: El Colegio de México, 2011. 606 págs. (Estudios de Lingüística, xv)

Rebeca Barriga Villanueva

Julia Pozas Loyo

Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios

El Colegio de México

Realismo en el análisis de corpus orales. Primer coloquio de cambio y variación lingüística, editado por Pedro Martín Butragueño, presenta un interesante conjunto de trabajos –22 en total– realizados con datos obtenidos en entornos realistas. Desde perspectivas múltiples que imbrican distintos niveles de lengua, con marcos teóricos contrastantes y con metodologías varias, todos ellos confluyen en una idea unificadora que le da cohesión y coherencia al libro: la variación es inherente a las lenguas y se manifiesta en su uso. En efecto, para capturar la complejidad del sistema lingüístico es necesario trabajar con datos que permitan observar el uso real que los hablantes hacen de su lengua. El objetivo último es llevar a cabo una lingüística viva, dinámica, de hablantes, de comunidades, de contactos, que mezcle los complejos procesos de la lengua con las realizaciones del habla, sus dialectos, sociolectos y sus idiolectos.

El libro se abre con un prefacio muy iluminador de Martín Butragueño, pues permite entenderlo como parte de un proyecto de largo alcance, que el Grupo de Investigación Sociolingüística (gis), coordinado por él mismo, pretende llevar hasta sus últimas consecuencias, en sucesivos coloquios temáticos –posteriormente libros–, que abarquen la variación en sus múltiples manifestaciones. De ahí que nos proponemos ofrecer una revisión panorámica del contenido del libro que dé una idea cabal no solo de las ricas temáticas ahí tratadas, sino también del espíritu del gis.

El libro descansa sobre una estructura de cuatro apartados. “Variación y cambio fónico” es el primero de ellos. Consta de seis capítulos que pueden a su vez dividirse en dos grupos: aquellos en los que se abordan problemas de variación segmental (Alarcón, Lastra, Rosado) y aquellos en los que se trabaja con aspectos prosódicos (Ávila, Martín, Mora).

En el capítulo “Eventos sincrónicos y explicaciones diacrónicas en el sistema consonántico del ixcateco”, Rafael Alarcón estudia tres fenómenos fonológicos en esta lengua mexicana. A la virtud inherente que resulta de aportar datos fiables para el estudio de una lengua en vías de desaparición, se suma el hecho de que en este trabajo se cuestiona la pertinencia de mantener a rajatabla la dicotomía saussuriana entre sincronía y diacronía. Por su parte, en “Dos cambios fonológicos en chichimeco”, Yolanda Lastra analiza los procesos de cambio que sufre esta lengua en los segmentos postvelares fricativo sordo y el cierre glotal cuando aparecen entre dos vocales iguales. El análisis de Lastra se sustenta en un corpus recogido en dos periodos, el primero entre 1958 y 1970, y el segundo en 2003. Este dato no es en lo absoluto menor, pues la configuración misma del corpus y las diferencias entre los resultados que de su análisis se desprenden permiten observar un fenómeno de cambio lingüístico en tiempo real. Leonor Rosado presenta en “Variación fónica: el caso de (b,d,g), (p,t,k) y () en el español yucateco” un análisis de tres fenómenos que se han considerado como característicos de esta variedad: las realizaciones oclusivas de (b,d,g), las realizaciones tensas de las sordas (p,t,k) y el desdoblamiento de () en [j]. Lo interesante del trabajo de Rosado es que, si bien estos fenómenos han sido estudiados ya en trabajos previos, prueba que la combinación de factores formales y sociolingüísticos, aunada a un análisis cualitativo riguroso con muestras representativas, permite matizar algunas de las propuestas anteriores. Queda abierta la pregunta de si las diferencias que se exponen con respecto a los análisis previos, ambos realizados en la década de los ochenta, pueden vincularse, como en el caso de Lastra, con un posible proceso de cambio en curso.

En cuanto a los trabajos que se refieren a la dimensión prosódica, Sylvia Ávila, en “Determinación de la prominencia prosódica general en el relieve fónico de la construcción interrogativa. Datos del español de la ciudad de México”, analiza el papel de la cantidad, la intensidad y la tonía en la marcación de la prominencia prosódica en construcciones interrogativas del español mexicano citadino. En este estudio, además, se contrastan los resultados obtenidos a partir de datos tanto de conversación semidirigida en entrevista, como de cuestionarios ad hoc. También con base en datos del español de la ciudad de México, Pedro Martín Butragueño, en “Estratificación sociolingüística de la entonación circunfleja mexicana”, presenta un estudio sobre la distribución sociolingüística de las estructuras de este tipo de entonación. Este trabajo viene a completar dos de sus estudios en los que encontraba que los grados y tipos de circunflexión se hallan parcialmente ligados a la estructura de la información. Entre los aciertos de este capítulo destaca el hecho de que se muestra que el análisis de los factores sociolingüísticos permite observar una retracción lingüística en términos de la reducción de una variante entonativa marcada. Estamos de nueva cuenta ante un cambio en proceso, cambio que se asocia principalmente con la variable de nivel de instrucción, lo cual armoniza con el principio laboviano, según el cual el cambio lingüístico suele originarse en los grupos situados en el centro de la jerarquía sociolingüística. Por último, en “Adverbios y prosodia”, Armando Mora se ocupa de la relación entre los adverbios en –mente y la prosodia. La idea fundamental es que la distribución de estos adverbios se vincula con su alcance y con su pesantez, la cual se obtiene a partir del número de sílabas que componen la base léxica de la que se derivan. Nótese que los trabajos de Martín y de Mora prueban cabalmente que la entonación, como cualquier otro elemento de las lenguas, está sujeta a variación y se moldea para dar forma a los intereses comunicativos de los hablantes. Si, como sugiere Martín Butragueño, la entonación puede entenderse como un recurso de construcción de identidades, resulta de primera importancia que su análisis se sustente en datos obtenidos en entornos realistas en los que se dé cuenta del contexto social en que las variables se producen. El análisis instrumental se revela, en ambos trabajos, como un aliado que permite, además de refinar los resultados, observar ciertos hechos a los que no podría accederse desde un estudio basado solamente en la percepción del analista.

El segundo apartado, “Léxico y contacto de variedades”, está formado por los textos de Marcela San Giacomo, Julio César Serrano, Claudia Parodi y Dinorah Pesqueira. En ellos transitan el náhuatl en contacto con el español, trabajado por San Giacomo; el español de las últimas tres décadas del siglo xx mexicano, analizado por Julio Serrano; el español chicano de Los Ángeles puebla el capítulo de Claudia Parodi, mientras que Dinorah Pesqueira se concentra en las variedades del español bonaerense, mexicano y madrileño. El corazón de los cuatro trabajos es el léxico. Con enfoques muy diferentes, el punto de llegada es el mismo: los retos metodológicos que representa apresar los mecanismos de la variación léxica.

San Giacomo, en “Habla espontánea y adaptación de préstamos”, se centra en los préstamos producidos en el habla espontánea de Tagcotepec, en la Sierra norte de Puebla. El gran reto es trabajar sistemáticamente el habla espontánea; respetar la informalidad para captar las adaptaciones fonéticas y fonológicas que sufren las estructuras al entrar a la lengua receptora. En la búsqueda de una metodología sólida y probada, el juego y el habla cotidiana resultaron elegidos con base en las propuestas de Poplack, Flores Farfán y Hill y Hill, para atrapar la esencia del préstamo. En “Retracción e innovación léxica en español de la ciudad de México 1970-2000”, Serrano se cuestiona sobre la posibilidad de comparar dos corpus unidos por la misma lengua, pero separados por 30 años de distancia. Rastrea la evolución de palabras en varios corpus hablados y escritos para construir, al tiempo, una base fidedigna, topándose con el ingente problema de la oralidad en la escritura, que también analizará. En “El otro México: español chicano, koineiza­ción y diglosia en Los Ángeles, California”, Claudia Parodi se centra en el español de los inmigrantes hablantes de español en California y describe los efectos lingüísticos de esta peculiar situación de contacto de variantes del español que motiva cambios profundos: koinés, diglosia y multilingüismo. Describe fenómenos de alta complejidad en el habla chicana que atraviesan la fonología, la morfología, el vocabulario y las formas de tratamiento. Concluye Parodi con un concepto digno de profundizarse: bidialectalismo en convivencia con la diglosia, además de mencionar la necesidad urgente de promover políticas lingüísticas verdaderamente bilingües o multilingües que favorezcan la igualdad y los derechos lingüísticos. Dinorah Pesqueira cierra este apartado con “Estrategias para la obtención de datos léxicos en estudios de contacto dialectal”. El espacio geográfico que recorre en su estudio es muy interesante, ya que trabaja con entrevistas sociolingüísticas hechas a inmigrantes mexicanos radicados en Madrid e inmigrantes bonaerenses y madrileños radicados en México. Elige Pesqueira las adivinanzas como estrategia para obtener la producción de la palabra deseada que contenga la natural relación léxico-fónica, al tiempo que permita captar las diferencias dialectales prominentes.

Los seis trabajos que se agrupan en el tercer apartado, titulado “Entre sintaxis y significado” son de índole más diversa. Aquí encontramos, por ejemplo, textos que se ocupan de variables sintácticas, como el de Rocío Caravedo y el de Rena Torres. Caravedo, en “La variación de significado en el corpus”, presenta un análisis del nexo ya que el cual, como prueba la autora, es semánticamente heterogéneo pues expresa valores causales y temporales y su distribución parece tener una base diatópica. Por su parte, el trabajo de Rena Torres, “El estudio de la variación morfosintáctica: volver a la ‘complementariedad débil’ por los canales de la gramaticalización”, discute, a través del estudio de dos pares de variables morfosintácticas, la noción de complementariedad débil. El punto de unión de estos dos capítulos consiste en que en ellos se discute la pertinencia de la definición de variable en términos de equivalencia de significado en el plano morfosintáctico y se plantea la necesidad de entender este tipo de variación como la convivencia estable en sincronía de distintos estadios en una escala de gramaticalización. En este apartado se presenta también el texto de Miroslava Cruz, titulado “La representación de la simultaneidad, espacialidad y secuencialidad de la estructura de la lengua de señas mexicana”, en el que se discuten a fondo los problemas metodológicos a los que se enfrentan los investigadores que trabajan con signantes; por un lado, el reto que de entrada representa la segmentación de las unidades de análisis, y por el otro, la definición de un criterio coherente de transcripción que dé cuenta, además de los movimientos manuales, del espacio señante y de los rasgos no manuales. El capítulo de Cecilia Rojas, “En busca de la oralidad en casa. Una mirada al uso lingüístico y el desarrollo de la flexión verbal”, apuesta por una teoría de la adquisición del lenguaje basada en el uso. Los resultados obtenidos a partir de un corpus de 38 horas de grabación del habla de una misma niña desde los 19 hasta los 26 meses de edad muestran que, ante la lengua real, el niño opera como un aprendiz conservador atento. Se traza así una ruta del ‘levantamiento gradual de la gramática’. Finalmente, encontramos los trabajos de Lidia Rodríguez, “Usos de irse con en el habla de Monterrey”, y de Alejandra Vigueras, “Análisis del movimiento de cuantificadores adverbiales en la frase verbal”. En el primero, a partir de datos obtenidos del corpus de El habla de Monterrey, analizados tanto cuantitativamente como con base en variables sociolingüísticas, Rodríguez da cuenta de los distintos rasgos modales y aspectuales que presenta la estructura irse con con miras a incluir esta descripción en el diccionario correspondiente al Habla de Monterrey. Por su parte, Vigueras muestra que la posibilidad de variación posicional de los cuantificadores adverbiales se explica por el grado de dependencia entre ellos y el elemento al que modifican.

El título del cuarto apartado, “Discurso y método sociolingüístico”, anuncia los problemas metodológicos que enfrenta el trabajo con textos orales y escritos. Se trabaja el otomí, el español peninsular, el americano, el sonorense, apresados en distintas manifestaciones y plasmados en actos de habla diversos, emanados de situaciones reales: el ritual religioso, la entrevista sociolingüística, la conversación cotidiana, el diálogo, los cuestionarios y las transcripciones escritas de un habla culta o de un habla jurídica, donde la oralidad se entremete, impactando en las decisiones de análisis y los resultados obtenidos.

El apartado se abre con el capítulo de Alonso Guerrero Galván, “Oraciones rituales otomíes: problemas metodológicos en el análisis de un corpus oral”. En este capítulo se estudian cinco oraciones rituales producidas en forma natural por hablantes de otomí de San Bartolo Tutotepec, Hidalgo, quienes, en situaciones diversas, emiten la oración para levantar el espíritu, levantar una ofrenda o despedir al diablo. Más allá del interés etnográfico de las situaciones, Guerrero destaca las dificultades que supone la transcripción de estas oraciones, ya que se dan en un ámbito de ritualidad con sus implicaciones semánticas y pragmáticas. Francisco Moreno Fernández e Irene Moreno Martín de Nicolás, en “Dinámica perceptiva de la entrevista sociolingüística”, bordan su argumentación en torno a las entrevistas sociolingüísticas, concebidas como un escenario discursivo en el que se crean esquemas de perspectivas, preludios a una interesante sociolingüística de corte cognitivo. Las fuerzas y las intenciones entran en juego, así como el yo y el , en medio de un ámbito referencial y contextual. En su estudio “Datos conversacionales como fuente para explorar formas de diferenciación sociolingüística y registros de ámbito local-regional”, María del Carmen Morúa focaliza su atención en una amplia gama de registros –intercambios, diálogos, narraciones, interacciones en clase– y sus posibilidades de conjuntar fenómenos de un español aún no explorado, el del noroeste mexicano. Morúa pone de relieve la importancia de los matices sociales, culturales e ideológicos presentes en cada localidad y grupo humano. Leonor Orozco, en su capítulo “Diseño y aplicación de cuestionarios en los estudios de actos de habla y de cortesía: el aporte de la metodología variacionista”, reflexiona sobre la necesidad de diseñar cuestionarios que cumplan con el criterio de la representatividad, centrándose en los estudios de cortesía. Tras una minuciosa revisión de métodos para la obtención de datos de actos de habla y de cortesía, con sus ventajas y desventajas, concluye que es necesario incorporar de manera sistemática factores sociales y situacionales en los estudios de variación. De especial interés son las estrategias seguidas para evitar que el interrogado se sienta amenazado o agredido y se viole así la cortesía. En “Los rasgos de oralidad en las transcripciones escritas de corpus orales”, María Ángeles Soler Arechalde encara uno de los problemas que, hoy por hoy, están en la mira de la investigación multidisciplinaria: la oralidad y la escritura. Como punto de partida toma los fenómenos de alternancia de singular y plural extraídos del corpus de hablantes cultos, hombres y mujeres, de Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Madrid, México y Santiago de Chile. Percibe Soler el potencial analítico que presentan estos rasgos de la oralidad en la interpretación de los datos escritos: en qué contextos se dan las pausas, por ejemplo, para lograr una interpretación más fina y reveladora de cualquier fenómeno lingüístico estudiado. María Eugenia Vázquez Laslop cierra el libro con “Elementos del mecanismo de la toma de turnos en el debate parlamentario y alternativas de transcripción”, sin duda una novedosa temática. Sobre las ideas emanadas de la sociología de Harvey Sacks, construye su argumentación en torno a los ámbitos institucionales formales de conversación. Se sitúa en el ámbito jurídico y en los problemas que la toma de turnos supone en un debate parlamentario, cuyos rasgos distintivos son diferentes a cualquier otro tipo de debate político, ya que sus rituales son específicos. El punto medular de su propuesta es la necesidad de crear transcripciones de índole lingüística para estos debates, en concreto, los de naturaleza ontológica. Describe pormenorizadamente los cinco pasos a seguir: determinar qué se debe codificar; determinar cómo se codifican los rasgos; operacionalizar; determinar el destino de la transcripción; sopesar el destino de la transcripción.

Tras este necesario recorrido panorámico y descriptivo por las páginas de Realismo en el análisis de corpus orales, quisiéramos terminar mencionando dos de los valores más sobresalientes que alberga. Constituye una valiosa aportación al conocimiento de la sociolingüística variacionista, aún poco trabajada en México; en este sentido, abre un inmenso campo de investigación en torno a la variación y al cambio lingüísticos a partir de datos obtenidos en contextos naturales. Confiere a la observación metódica y sensible de las interacciones entre los hablantes de diversas lenguas un peso fundamental en la construcción de corpus con variadas estrategias y metodologías, que permita, por medio de análisis cuantitativos y cualitativos rigurosos, llegar a generalizaciones basadas en principios explicativos. Pionero como es, este libro será punto de partida para discusiones, controversias y para descubrir la naturaleza intrínseca de las lenguas: la variación.

 

 

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