Estudios de Lingüística Aplicada

EL EXPERIMENTANTE EN LOS PREDICADOS EMOCIONALES: CODIFICACIÓN LINGÜÍSTICA Y SIGNIFICADOS PROTOTÍPICOS ASOCIADOS

Lucía Gómez Vicente

Laboratorio LIDILEM, Universidad Stendhal-Grenoble III

Universidad de Granada


resumen

Este trabajo, anclado en la óptica de la lingüística cognitiva, ofrece una caracterización y categorización de los valores semánticos asociados al experimentante emocional en función de su expresión lingüística. Concretamente, propone una categorización de los diferentes tipos de experimentante emocional según el tipo de construcción sintáctica en la que aparece (construcciones de predicación secundaria, copulativas, intransitivas, medias y transitivas) y de la función gramatical con que se codifica (sujeto, complemento directo, complemento indirecto, etc.). La categorización semántica propuesta se organiza esencialmente en torno al grado de prominencia de la implicación y la participación activa del experimentante en el proceso emocional. En segundo lugar, se presentan los resultados de un análisis comparativo entre la lengua francesa y la española, que muestran algunas diferencias en cuanto a la manera de representar al experimentante del evento emocional en ambas lenguas.


Palabras clave: experimentante, emoción, construal, voz media, gramática cognitiva


Abstract

The work presented here, which is based on the theoretical framework of Cognitive Linguistics, provides a characterization and a classification of the semantic values associated with the emotional experiencer depending on his/her syntactic and grammatical codification. More precisely, it offers a classification of the different types of emotional experiencers based on the kind of syntactic construction in which they appear (secondary-predicate, copulative, intransitive, middle or transitive constructions), and on the grammatical function that codifies them (subject, direct object, indirect object, etc.). The classification that we propose relies mostly on the level of the experiencer’s involvement and active participation in the emotional event. In a second part, we describe the results of a comparative analysis between French and Spanish, revealing some differences in the manner of representing the experiencer of the emotional event in both languages.


Key words: experiencer, emotion, construal, middle voice, cognitive grammar

Fecha de recepción del artículo: 5 de septiembre de 2012

Fecha de recepción de la versión revisada: 18 de enero de 2013

Fecha de aceptación: 21 de mayo de 2013

 

Dirección de la autora:

Lucía Gómez Vicente

lidilem

Université Stendhal

UFR des Sciences du Langage

BP 25, 38040

Grenoble cedex 9

lucia_gomez@hotmail.com

Introducción

 

Con este trabajo, anclado en la óptica de la lingüística cognitiva, nos proponemos ofrecer una categorización de los valores semánticos asociados al experimentante emocional en función de su codificación sintáctica y gramatical.

Los resultados que se presentan a continuación se basan en el análisis de un corpus creado ad hoc que permitió el análisis de las estructuras lingüísticas propias de los predicados emocionales en francés y en español. El dispositivo de recogida de datos consiste en la narración manuscrita de una historia presentada previamente en imágenes, en la que el personaje principal evoluciona emocionalmente según las situaciones en las que se encuentra a lo largo de un fin de semana. Los resultados de este estudio, por consiguiente, se circunscriben al lenguaje escrito, incluso si éste presenta un registro coloquial, a un estilo más bien narrativo, y a la experiencia vivida por un personaje de ficción.

Por otra parte, es importante precisar que nos centramos únicamente en aquellos enunciados que ponen de relieve la sensación anímica ligada a la emoción, dejando de lado los enunciados que perfilan otros elementos del evento emocional, como las reacciones fisiológicas, comportamentales, etc. (llorar, sonreír, sonrojarse, gritar, etc.) ligadas a una emoción determinada.

La estructura de este artículo es la siguiente. En primer lugar, se presentarán algunos de los presupuestos teóricos esenciales para este trabajo. En segundo lugar, se mostrará una categorización de los diferentes tipos de experimentante emocional en función de las diferentes construcciones sintácticas en las que se encuentra y de la codificación gramatical que recibe. Por último, ofreceremos los resultados de un análisis comparativo entre el tipo de experimentante utilizado en francés y en español para expresar el evento emotivo según la muestra recogida en nuestro corpus.

 

 

Presupuestos teóricos

 

Uno de los presupuestos teóricos de la gramática cognitiva esenciales para este trabajo es que el valor semántico de una expresión no proviene únicamente de las propiedades inherentes a una situación, sino también de la manera en la que elegimos pensar acerca de esta situación (Langacker, 1987: 138). Así, consideramos que el ser humano es capaz de conceptualizar los diferentes eventos en los que participa de diferentes maneras, y, paralelamente, de materializar lingüísticamente dichas conceptualizaciones gracias a las diferentes opciones que le ofrece la lengua en la que se expresa.

Por otra parte, nos basamos igualmente en la teoría del thinking for speaking (Slobin, 1996), afirmando que las perspectivas seleccionadas por los hablantes para dar cuenta de una determinada situación no son únicamente filtradas individualmente, sino que también pueden verse influidas por las posibilidades que una lengua determinada ofrece para expresarlas.

Esto nos lleva a pensar, por lo tanto, que las diferentes manifestaciones lingüísticas que sirven para codificar al experimentante emocional son portadoras de significado, y que manifiestan así la conceptualización que el locutor se ha forjado de este participante. De la misma manera, la conceptualización y expresión lingüística seleccionada por el hablante para caracterizar al experimentante, pese a su indudable individualidad, se ve mediatizada por la lengua (o lenguas) que utiliza para organizar su pensamiento y expresarlo.

 

 

Valores semánticos asociados a la codificación lingüística del experimentante emocional

 

En función de los presupuestos teóricos anunciados previamente, este trabajo trata de averiguar de qué manera precisa contribuyen los diferentes elementos y construcciones gramaticales a configurar el significado del experimentante. Focalizamos nuestra investigación en dos aspectos. El primero se refiere a los valores semánticos asociados a las diferentes construcciones sintácticas (construcciones de predicación secundaria, copulativas, intransitivas, medias y transitivas) utilizadas para codificar el evento emocional en el que el experimentante se ve implicado. El segundo aspecto es aquel relacionado con los valores semánticos que aportan las diferentes categorías gramaticales (sujeto/complemento directo/complemento indirecto) para la construcción conceptual del experimentante emocional.

Hemos realizado en este trabajo una primera distinción entre el experimentante que aparece en las construcciones prototípicamente absolutas,1 esto es, aquellas construcciones que dan cuenta de un proceso concebido de manera autónoma respecto a la causatividad o transmisión de energía (Langacker, 2008: 396) y el experimentante presente en las construcciones prototípicamente energéticas, esto es, aquellas que dan cuenta de una trayectoria energética (la interacción entre los dos participantes codificados por la construcción transitiva como sujeto/objeto da lugar al ejemplo prototípico de construcción energética).

 

 

El experimentante como participante de una construcción absoluta

 

Comenzaremos por lo tanto este apartado por aquellas construcciones que presentan el evento emocional de manera absoluta, esto es, aquellas que no focalizan el proceso de causación de energía y que muestran por lo tanto a un experimentante que no se ve envuelto en ninguna trayectoria energética (Langacker, 2008: 396). En este tipo de construcciones, el experimentante, típicamente conceptualizado como el único participante del evento emocional, es codificado como sujeto. Conviene por lo tanto explicar de manera general, antes de entrar en detalles, cuáles son los valores semánticos que aporta esta categoría gramatical al significado del experimentante. Nos limitaremos a decir en este sentido que el sujeto, según Langacker (2008: 365), se caracteriza esencialmente por ser la primera (o única) figura focal en una relación procesual. De esta manera, podemos concluir diciendo que cuando el experimentante es codificado como sujeto, éste representa el foco de atención respecto al cual se articula la predicación.

A continuación presentaremos la manera en la que se conjugan los significados asociados a los dos elementos lingüísticos nombrados previamente en las construcciones absolutas, esto es, el tipo de categoría gramatical utilizada para codificar al experimentante (sujeto) y la construcción sintáctica utilizada para expresar el episodio emocional en el que participa el experimentante (construcción de predicación secundaria, copulativa, intransitiva).

 

El experimentante codificado como sujeto en una construcción de predicación secundaria

 

Estas construcciones se caracterizan por transmitir el estado anímico de un participante de manera paralela respecto a un proceso principal, prototípicamente mediante un adjetivo. Por ejemplo, en (1) se da cuenta de un participante que realiza el proceso de repetir una información y que al mismo tiempo se encuentra en un estado emocional ligado al ‘enojo’. Como es característico en este tipo de enunciados, ambas situaciones (estado emocional/proceso denotado por el verbo principal) gozan de una gran independencia semántica y sintáctica. Así, el proceso perfilado por repetir no hace referencia intrínseca al estado emocional del experimentante, de la misma manera que el estado denotado por cabreada no presupone necesariamente un acto de habla particular de repetición. La misma relación de independencia tiene lugar en francés entre el verbo sauter y el adjetivo participial comblée, como se ejemplifica en (2).

 

(1) Laura (...) le repitió muy cabreada lo que siempre le había dicho, que no le contase cosas que no quería explicarle.2

 

(2)

Elle

saute

dans

ses

bras,

totalement

comblée.

 

Ella-sbj

salta

en

sus

brazos,

totalmente

contenta

 

‘Ella salta en sus brazos, totalmente contenta’.

 

A pesar de su independencia, estas dos estructuras quedan integradas mediante dos correspondencias esenciales (Langacker, 2009: 24-25). En primer lugar, el trayector (primera figura focal) de ambas estructuras es el mismo, esto es, la persona que realiza la acción de repetir es la misma que aquella que está cabreada. En segundo lugar, las dos situaciones se sitúan de manera coordinada en el eje temporal. Se obtiene así como resultado la conceptualización de un participante que se ve envuelto en dos relaciones, aquella marcada por el verbo y aquella marcada por el adjetivo, que tienen lugar en un mismo lapso de tiempo. Es importante subrayar que la relación que funciona de manera prioritaria es aquella perfilada por el verbo, que goza de una mayor focalización puesto que se presenta como un proceso anclado respecto al aquí y ahora del hablante. La relación vehicu­lada por el complemento tiene un papel secundario y, por esta razón, a menudo se califica a este tipo de complementos como adjuntos (Langacker, 2008: 204).

Como consecuencia de la focalización secundaria del estado emocional perfilado por el complemento, la implicación del experimentante en el proceso emocional no goza de una prominencia máxima.

 

 

El experimentante codificado como sujeto en una construcción copulativa

 

Las construcciones copulativas designan situaciones estables en las que el trayector exhibe una propiedad, como puede verse en (3-4). Según Langacker (2008: 396) “these clauses lack a lexical verb. Instead, the process they designate is provided by the schematic verb be together with its complement”. Por lo tanto, se trata de construcciones en las que el verbo esquemático (ser y estar en español, être en francés)3 presta su carácter procesual a la relación perfilada por el complemento, dando así una extensión temporal (prototípicamente imperfectiva) a una relación originalmente atemporal.

 

(3) Estaba triste, pero sobre todo, se sentía vacía.

 

(4)

Elle

est

heureuse.

 

Ella-sbj

esta

feliz

 

‘Ella está feliz’.

 

Es posible concluir que las construcciones copulativas comparten con las de predicación secundaria el hecho de presentar a un participante que exhibe una propiedad emocional. No obstante, se distinguen en el hecho de que en las copulativas, el estado emocional no queda subordinado a otro proceso. De esto resulta que este tipo de construcciones permita mostrar a un experimentante cuya implicación en el proceso emotivo es más prominente, a pesar de que no se ponga de perfil su participación activa en dicho proceso.

 

 

El experimentante codificado como sujeto en una construcción intransitiva

 

De acuerdo con el corpus analizado, las construcciones intransitivas que vehiculan predicados emocionales son, al igual que las copulativas, generalmente absolutas. Estas construcciones dan cuenta de un proceso en el que un participante, codificado como sujeto, se ve envuelto en un proceso emotivo, sin poner necesariamente en evidencia la fuerza que está en el origen de este suceso.4

En el corpus observado, en la categoría de las construcciones intransitivas se incluyen verbos con muy diversos grados de esquematicidad y dinamismo.

 

(5)

Lorsqu’ elle

le

voit,

elle

semble

surexcitée

et

très

contente.

 

Cuando ella-sbj

lo-obj

ve,

ella

parece

agitada

y

muy

contenta

 

‘Cuando lo ve, parece agitada y muy contenta’.

 

(6) Cuando le parecía que había engordado y que los pantalones no le quedaban bien, montó en cólera, como de costumbre.

 

(7)

Laura

entre

dans

une

colère

noire.

 

Laura-sbj

entra

en

una

cólera

negra

 

‘Laura monta en cólera’.

 

Se trata, por lo tanto, de un experimentante que se encuentra en una situación o proceso emocional que puede ser constante o variable y que puede presentar dife­rentes grados de dinamismo, pero que permite en cualquier caso la representación de un experimentante con un mayor grado de implicación en el proceso emocional que las construcciones copulativas, puesto que como se ha señalado anteriormente, estas últimas se caracterizan por la representación de un experimentante puramente pasivo que exhibe un estado emocional que se extiende a lo largo del eje temporal.

 

 

El experimentante como participante de una construcción energética

 

En este apartado se da cuenta de la caracterización del experimentante presente en las construcciones energéticas, y que se ve por lo tanto inmerso en una trayectoria energética. Como podremos ver a continuación, las construcciones energéticas cuentan prototípicamente con más de un participante, lo que posibilita que el experimentante pueda situarse en diferentes posiciones respecto a la trayectoria energética (emisor de energía, receptor de energía, etc.).

 

 

El experimentante codificado como sujeto/pronombre medio en una construcción media

 

Las construcciones de voz media, codificadas en francés y español mediante la forma pronominal se (enfadarse/se fâcher), tienen en común con las construcciones absolutas vistas previamente el hecho de codificar al experimentante como sujeto. Se diferencian no obstante en dos aspectos esenciales. El primero, el carácter eminentemente energético de las construcciones medias. Langacker (2008: 385), debido a las características que se detallarán a continuación, sitúa la voz media en un lugar intermedio del continuo energético, que partiría en un extremo de las construcciones absolutas y llegaría en el otro extremo a las construcciones energéticas, cuyo arquetipo es la transitividad prototípica.

El segundo aspecto de divergencia respecto a las construcciones absolutas vistas anteriormente es que si bien es cierto que las construcciones medias perfilan un proceso dinámico protagonizado por un único participante, dicho participante tiene un papel dual, representado icónicamente por su codificación como sujeto y como pronombre. El experimentante es activo (emisor de energía) en cuanto que se sitúa al origen de una trayectoria mental. En este sentido, Maldonado lo define como un “reactor activo incapaz de inducir o controlar un acto mental pero capaz de vivirlo con distintos grados de intensidad” (1999: 101). Paralelamente, es a su vez pasivo (receptor de energía) en cuanto que se ve afectado por el proceso temático, que consiste prototípicamente en un cambio de estado. La particularidad de este tipo de construcciones es que estos dos papeles, al contrario de lo que ocurre en las construcciones reflexivas, no son distinguibles (Kemmer, 1988; Langacker, 2008; Maldonado, 2007). En este sentido, Castañeda y Melguizo (2006) sostienen que en las construcciones medias “no se advierte la disociación funcional agente/paciente”, puesto que es imposible representar al participante en dos espacios mentales distintos, lo que provoca que, a efectos lingüísticos, no podamos añadir el sintagma a sí mismo “porque ya no se reconoce transitividad ni interacción entre un sujeto agente y un complemento paciente”:

 

(8) María se quiere a sí misma (Reflexiva)

 

(9) *María se enfada a sí misma (Medial)

 

En estas construcciones se da una trayectoria energética entre el polo activo y el polo pasivo del participante medio. Esta trayectoria, puesto que los roles no son distinguibles, es evidentemente más abstracta que en las construcciones transitivas y reflexivas.

Se distinguen en este trabajo dos tipos de verbos emocionales en construcción media. Por una parte, siguiendo la terminología de Croft (1993), se encuentran los verbos estativos (sentir), que se caracterizan porque en su versión transitiva el experimentante es codificado como sujeto (alguien siente algo). El segundo tipo de verbos lo constituyen los verbos causativos (enfadar), que se caracterizan porque en su versión transitiva los experimentantes son codificados como complemento (algo enfada a alguien). Estos tipos de verbos (estativos/causativos) aparecen en nuestro corpus en versión transitiva y media. Esta co-aparición nos ha hecho cuestionarnos acerca de las potenciales diferencias conceptuales que las construcciones transitivas y medias vehiculan en la caracterización del experimentante. En las líneas que siguen se presentan los valores semánticos del experimentante según su codificación gramatical mediante estas estructuras.

Según las conclusiones de este trabajo, la voz media contribuye, además de focalizar el cambio de estado del experimentante y la implicación de éste en el proceso emocional (Maldonado, 2008), a otorgar al experimentante un papel dual que no tenía en su versión transitiva. En lo que respecta a los verbos estativos, la construcción transitiva, que se ejemplifica en (10), sitúa al experimentante únicamente al principio de la trayectoria mental, como el sujeto que aprehende otra entidad (la propiedad emocional).5 La construcción media, como se muestra en (11), posibilita que, además de focalizar esta posición inicial, se muestre de manera prominente la posición final del experimentante en la trayectoria energética (se trata del objeto del proceso de aprehensión denotado por el verbo y de la entidad afectada por el estado de ánimo denotado por el adjetivo). Esto permite conceptualizar al sujeto no sólo como la fuente de la trayectoria mental (la entidad que experimenta una emoción) sino de focalizar también su afectación por el proceso emocional mencionado.

 

(10) Laura (…) sentía vergüenza, por su ‘gordura’.

 

(11) Laura se siente nuevamente sola, amargada y acomplejada.

 

Un proceso similar pero inverso ocurre con los verbos causativos. La versión transitiva de estos verbos sitúa al experimentante en una posición final de la trayectoria energética (ver ejemplos 12-13). La construcción media (ver ejemplos 14-15) permite, además de perfilar esta posición final (como entidad afectada por el proceso emocional), focalizar el posicionamiento del experimentante en una situación inicial en la trayectoria energética gracias a su codificación como sujeto (en oposición a su codificación como objeto en las construcciones transitivas). De esta manera, se conceptualiza un experimentante más prominente y más participativo que en la versión transitiva.

 

(12) (…) él le contestó que algo había pero sin dar más explicaciones, lo que enfadó a Laura.

 

(13)

Martin

était (…)

peu

enclin

à

la

confidence.

 

Martín-sbj

estaba (…

poco

proclive

a

la

confidencia

 

Ceci

énerva

franchement

Laura.

     
 

Esto-sbj

enfadó

francamente

a Laura-obj

     
 

‘A Martín no (…) le apetecía confiarse. Esto enfadó realmente a Laura’.

 

(14) Finalmente (…) Laura se cabreó y le dijo que no volvería a jugar con él (...)

 

(15)

Ça

n’

était pas

la

bonne

action

à faire

et

Martin

lui

fit

 

Esta-sbj

no

era neg

la

correcta

acción

a hacer

y

Martín-sbj

le-dat

hizo

 

remarquer.

Très

vite,

Laura

s’énerva

à

nouveau.

       
 

constatar.

Muy

rápido,

Laura-sbj

se-med enfada

de

nuevo

       
 

‘Esta no era la acción correcta y Martín se lo señaló. Rápidamente, Laura se enfadó de nuevo’.

 

De manera más precisa, este trabajo sugiere que las construcciones de voz media ligadas a verbos causativos permiten considerar al experimentante como responsable de su situación emocional gracias al rol activo que le otorgan, por una parte, y por otra parte, a la exclusión del agente lógico (sujeto en la construcción transitiva). Concretamente, sostenemos que con este tipo de verbos el clítico puede remitir a la evaluación cognitiva que el experimentante realiza de una determinada situación. Recordemos en este sentido que en realidad no son los estímulos lo que causan una determinada emoción, sino la evaluación que el individuo realiza de dicho estímulo. Así, por ejemplo, una película no desencadena el mismo tipo de emociones en los diferentes espectadores. Al contrario, cada uno de ellos, en función de diferentes factores (grado de sensibilidad, situación vital, etc.), la interpreta de una cierta manera, teniendo por consecuencia una muy diferente respuesta emocional. De esta manera, parece razonable afirmar que la interpretación de un estímulo se da a través de una evaluación cognitiva que el sujeto no inicia ni controla, pero en la que participa activamente, lo que permite responsabilizarlo de sus emociones. Así, frente a un enunciado transitivo como José ha enfadado a María, que focaliza el estímulo, es probable concebir que José es el responsable del enojo de María. Al contrario, ante un enunciado como María se ha enfadado con José, que focaliza más bien al sujeto pensante, es posible interpretar que María es la responsable de su propio enojo, en la medida en que el enojo se debe a la interpretación que ésta ha realizado del comportamiento de José y no al comportamiento de éste propiamente dicho.6

Concluimos esta sección señalando que la construcción media referente a un proceso emocional contribuye a presentar una mayor actividad e involucramiento del experimentante emocional que las construcciones absolutas presentadas anteriormente. En primer lugar, porque presenta a este participante inmerso en una trayectoria energética, a pesar de la esquematicidad de ésta, y por otro lado porque permite mostrarlo con un doble rol, activo y pasivo, contribuyendo así a una mayor prominencia de su actividad (trayectoria mental) y afectación.

 

 

El experimentante codificado como sujeto/complemento directo/complemento indirecto en una construcción transitiva

 

Las construcciones transitivas tienen en común con las construcciones medias el hecho de presentar una trayectoria energética. Según Langacker (2000: 43), este tipo de construcciones perfilan una relación entre dos participantes, codificados como sujeto (figura más prominente de la interrelación) y objeto (segunda figura focal). Prototípicamente, el sujeto es un agente que ejerce una fuerza destinada al paciente, codificado como objeto, causándole un cambio de estado.

Sin embargo, a diferencia de la construcción media, y de todas las vistas anteriormente, la construcción transitiva permite codificar al experimentante gracias a otras categorías gramaticales que el sujeto, dando lugar así a tres tipos de experimentante prototípicos: experimentante pasivo, experimentante activo y experimentante complejo, cada uno con diferentes grados de prominencia y de participación en el proceso, que pasamos a detallar a continuación.

El experimentante activo, como puede verse en (16-17) es aquel que ha sido codificado como sujeto. Según Langacker (2000), en este tipo de enunciados en los que no hay dinámica de fuerzas, “la interacción mental puesta en perfil (experimentante > cero) está construida como un correlato abstracto de la interacción energética (agente > paciente) que es prototípica de la transitividad”. Por lo tanto, el hecho de ser sujeto no supone necesariamente que el experimentante esté a la cabeza de un acto volitivo o controlado, o que su acción sea responsable de un determinado cambio de estado. Lo que provoca la posición como sujeto es que sitúa al experimentante como punto inicial de una trayectoria, gozando por lo tanto de una gran prominencia. Así, como punto de partida de una trayectoria mental, éste es configurado prototípicamente como un experimentante con un alto grado de participación en el proceso.

 

(16) De vuelta a casa, Laura decidió subirse el ánimo y salir a tomar unas copas con sus amigas.

 

(17)

(…) lui

garde

son

calme.

 

(…) él-sbj

guarda

su

calma-obj

 

‘(…) él mantiene la calma’.

 

El experimentante pasivo es aquel que ha sido codificado como complemento directo, como se muestra en los ejemplos (18-19). Es pasivo en cuanto que, situado al final de la trayectoria energética, es conceptualizado como un mero receptor de energía del que no se perfila ningún tipo de participación en el proceso.

 

(18)

Son

attitude

agace

son amie.

 

Su

actitud-sbj

molesta a

su amiga-obj

 

‘Su actitud molesta a su amiga’.

 

(19) (…) rayo atravesó su cuerpo y la cargó de excitación, alegría, nerviosismo, euforia.

 

El experimentante complejo, por su parte, es aquel codificado como complemento indirecto (ver ejemplos 20-21). Si este tipo de experimentante se denomina complejo es a causa de su doble rol. El rol pasivo se explica en cuanto que dicho experimentante se sitúa al final de la trayectoria energética (es el participante que sufre la subida de ánimo), mientras que el rol activo se fundamenta en que dicho experimentante es el iniciador de una trayectoria mental/emocional (experimenta un determinado estado de ánimo). En palabras de Langacker, el participante codificado como complemento indirecto es un “experimentante activo (…) relegado al dominio de meta” (2000: 49).

 

(20) (…) a Laura le enervaba que no le contase y explicase las cosas.

 

(21)

sa détermination

lui

donna

un

semblant

de

confiance

en elle.

 

su determinación-sbj

le-dat

dio

una

apariencia

de

confianza-obj

en ella

 

‘su determinación le da una pizca de confianza en ella misma’.

 

Es de suma importancia precisar que bajo la etiqueta de experimentante complejo se incluyen en español los casos en los que el complemento de un verbo emocional es codificado gracias a los pronombres dativos. De esta manera, consideramos como experimentante complejo en español los casos de leísmo y los casos en los que se ha seleccionado el pronombre de complemento indirecto cuando era posible la alternancia entre los pronombres lo/le frente a complemento humano masculino (Alguien le/lo enfada). Si estos casos se han reunido bajo una misma categoría es porque se relacionan con la tendencia general de la lengua española de dotar de prominencia al experimentante de procesos mentales (Martínez Linares, 1998; Maldonado, 2008), poniendo así en evidencia su alto grado de participación a pesar de su situación temática. Esta tendencia se ve igualmente representada por otros fenómenos lingüísticos como la aparición del pronombre se (siglo xvii) junto a verbos originalmente intransitivos, como arrepentirse o jactarse (Maldonado, 2008) o la presencia de la preposición a junto con complemento directo humano:

 

El leísmo y el uso de la preposición a, que afectan al complemento directo en español, parecen hallarse vinculados siguiendo tendencias que, según ha puesto de relieve la lingüística tipológica, inciden en lenguas muy diversas y se deben a desviaciones semánticas respecto de la transitividad prototípica y de los rasgos que, como parte del prototipo, caracterizan a los participantes centrales en la relación transitiva. Así, la preposición a y el clítico de dativo marcan objetos que, al ser humanos, definidos y/o específicos se desvían de los rasgos semánticos inherentes del objeto prototípico, en tanto que se aproximan a los que configuran el prototipo del sujeto transitivo o a los que caracterizan al complemento indirecto —invariablemente marcado por a y el clítico de dativo— cuya coincidencia con las propiedades inherentes del sujeto prototípico (‘humano’, ‘definido’, ‘específico’) es un hecho que no ha pasado desapercibido (Martínez Linares, 1998:134).

 

Por último, es de suma importancia señalar las diferencias que separan al experimentante complejo, según sea codificado como dativo (ver ejemplo 22) o como morfema de voz media (ver ejemplo 23). Así, estamos de acuerdo con Maldonado (2008) en que a pesar de que ambas construcciones permiten construir un experimentante híbrido, presente en los planos pasivo y activo, sólo la voz media permite posicionar este rol activo al principio de la trayectoria energética y ser, por lo tanto, considerado como el responsable del proceso emotivo. Como hemos señalado, según nuestro punto de vista esto se debe a que en los verbos de carácter emocional, y concretamente en los verbos causativos, el morfema de voz media es capaz de codificar la evaluación que el experimentante hace del estímulo perci­bido. En este sentido podemos afirmar que el experimentante medio es más activo que el experimentante complejo codificado como complemento indirecto.

 

(22) (que fuese un chico tan criticón) eso le decepciona y le enfada.

 

(23) Laura quiere que sea más específico y parece ser que si no se hacen las cosas como ella quiere, se enfada.

 

A modo de conclusión, nos permitimos señalar que las construcciones transitivas muestran al experimentante emocional en diferentes posiciones respecto a la trayectoria energética, permitiendo así mostrar diferentes grados de prominencia y de actividad de éste en el proceso emocional.

En el apartado dedicado a las conclusiones generales, se presentan de manera sintética los valores semánticos del experimentante en función de su codificación sintáctica y gramatical. Dichos valores, expresados en términos de prominencia del involucramiento y participación activa del experimentante en el evento emocional, son presentados a modo de continuum, y organizados en dos secciones, según si el experimentante se encuentra en un proceso conceptualizado como absoluto o energético.

 

 

Representación del experimentante emocional en español y francés

 

Según el análisis de las producciones presentes en nuestro corpus, los hablantes españoles y franceses muestran ciertas diferencias, de tipo cuantitativo, a la hora de construir sintácticamente el evento emocional. En primer lugar, podemos comprobar que existe una mayor tendencia a utilizar en español las construcciones que sitúan al experimentante en eventos concebidos de manera energética (Gráfico 1).7

 

Gráfico 1. Porcentaje de construcciones utilizadas en francés y español para la expresión del evento emocional

 

 

En función de estos resultados, cabe preguntarse si esto tiene repercusiones sobre la conceptualización del experimentante propiamente dicha. Para responder a esta cuestión, es necesario observar de manera más detallada la codificación gramatical de este participante en las construcciones energéticas, puesto que, como hemos señalado previamente, éstas son capaces de representar al experimentante con muy diferentes grados de actividad.

En primer lugar, podemos afirmar, teniendo en cuenta la caracterización ofrecida previamente de las construcciones medias, que si en español este tipo de construcciones es más utilizado que otro tipo de estructuras sintácticas, esta presencia responde necesariamente a la tendencia de esta lengua por mostrar a un experimentante conceptualizado con un alto grado de participación activa en el proceso.

No obstante, para llegar a una conclusión que permita contemplar una eventual relación entre la presencia de construcciones energéticas y la representación de un participante potencialmente más activo, resulta esencial observar de manera más detallada el tipo de experimentante codificado en las construcciones transitivas. En el cuadro que se encuentra más adelante (Gráfico 2) podemos constatar que las producciones en lengua española contienen un bajo porcentaje de experimentantes pasivos (12%) e, inversamente, un alto porcentaje de experimentantes que muestran una actitud activa respecto al proceso emocional (58%).8 Las producciones en lengua francesa, al contrario, no parecen mostrar una preferencia por los experimentantes que participan activamente en el proceso (39%), que muestran una frecuencia de uso muy similar a la de los experimentantes pasivos (41%). Estos resultados se deben en parte a la posibilidad de la lengua española de codificar con un pronombre dativo (leísmo y alternancia pronominal) a los experimentantes emocionales que ocupan la situación canónica de objeto directo.9 Es interesante en este sentido relacionar el uso recurrente por parte de los locutores españoles de los experimentantes complejos presentes en las construcciones transitivas (35% en español frente a 6% en francés) con la alta frecuencia de utilización de experimentantes híbridos en las construcciones medias (27% en español frente a 15% en francés), ya que, como hemos señalado, todos estos fenómenos lingüísticos (leísmo, alternancia pronominal, utilización del pronombre de voz media) se corresponden con la marcación de un alto grado de participación del experimentante, y resultan una manifestación interesante de la relación entre lengua y pensamiento que Slobin denomina thinking for speaking.

A la vista de estos resultados, podemos concluir diciendo que, según el corpus que hemos analizado, la lengua española parece mostrar una mayor tendencia que la lengua francesa a presentar al experimentante en el seno de un evento emocional conceptualizado de manera energética, y, por otra parte, que existe igualmente una tendencia a mostrar a dicho experimentante con un mayor grado de participación en el proceso emocional. Esta tendencia se corresponde con la tendencia general de la lengua española presentada anteriormente de dotar al experimentante de una gran participación en el proceso mental que experimenta.

 

Gráfico 2. Tipo de experimentante en las construcciones transitivas en francés y español10

 

 

 

Conclusiones

 

En este trabajo hemos ofrecido una caracterización y categorización del experimentante emocional según los valores semánticos asociados a su codificación gramatical y sintáctica. Hemos diferenciado entre aquellas construcciones que inscriben dicho experimentante en una trayectoria energética (construcciones energéticas) y aquellas que dan cuenta del evento en el que participa el experimentante haciendo abstracción de dicha trayectoria (construcciones absolutas).

Como hemos señalado anteriormente, cuando el experimentante está presente en una construcción absoluta, éste es codificado sistemáticamente como sujeto, apareciendo así como figura focal de la predicación. Este elemento focal presenta no obstante diferentes grados de involucramiento en el proceso emocional según el tipo de construcción sintáctica que sirve para codificar el evento emocional. Los diferentes niveles de involucramiento se expresan en la Tabla 1 a modo de un continuo.

 

Tabla 1. Valores prototípicos del experimentante en construcciones absolutas

Trayector de predicación secundaria

Laura (...) le repitió muy cabreada lo que siempre le había dicho.

Elle saute dans ses bras, totalement comblée.

(–) implicación experimentante

 

 

(+) implicación experimentante

Sujeto copulativo

[Laura] Estaba triste, pero sobre todo, se sentía vacía.

Elle est heureuse et regarde dans les yeux ce beau brun à lunettes.

Sujeto intransitivo

[Laura] montó en cólera, como de costumbre.

Laura entre dans une colère noire e tape sur le plateau de jeu.

 

En el caso de las construcciones energéticas, las diferentes estructuras sintácticas y las diferentes categorías gramaticales utilizadas para codificar al experimentante permiten mostrar a un experimentante con diferentes grados de participación (activo/complejo/pasivo) en el proceso emocional. Los distintos niveles de participación se organizan a modo de continuo como se expresa en la Tabla 2.

 

Tabla 2. Valores prototípicos del experimentante en construcciones energéticas

Sujeto Transitivo

Elle perdit (...) sa confiance.

Laura (...) sentía vergüenza.

(+) participación experimentante

 

 

(–) participación experimentante

Sujeto medio

Laura se cabreó.

Elle se sent humiliée parce qu’il la délaisse.

Complemento indirecto

sa détermination à réussir un cap lui donna un semblant de confiance en elle.

dio con el movimiento perfecto, que le llevaría a humillar a Martín y vencerle.

Complemento directo

Martin (...) la dénigra.

[Martín] la hundía.

 

Por otra parte, como resultado de un análisis comparativo entre las producciones en lengua francesa y española, hemos podido establecer que la lengua española muestra una tendencia superior a la lengua francesa a codificar el evento emocional mediante construcciones energéticas, que permiten conceptualizar a un experimentante que participa en una trayectoria energética, y, paralelamente, una tendencia superior a codificar lingüísticamente al experimentante de manera que lo represente con un mayor grado de participación en el proceso emocional. Estos resultados se muestran coherentes con aquellos que señalan la tendencia general de la lengua española de dotar de prominencia y de transmitir un alto grado de participación del experimentante de verbos mentales.

 

Bibliografía

 

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notas

 

1 Son absolutas las construcciones del tipo el botín desapareció o la manzana cayó en la que no se hace referencia al agente ni a la fuerza que éste ejerce, lo que sí ocurre en enunciados como Salgado robó el botín o Juan tiró una manzana al suelo.

2 Todos los ejemplos presentados en este trabajo, excepto (8) y (9), pertenecen al corpus manejado.

3 Consideramos en este trabajo que la diferencia entre construcciones copulativas y construcciones intransitivas reside únicamente en el grado de esquematicidad del verbo, y limitamos la categoría de construcciones copulativas a aquellos predicados cuyo núcleo son los verbos ser/estar/être.

4 La categoría (muy heterogénea) de las construcciones intransitivas está compuesta por verbos que muestran muy diferentes grados de esquematicidad y dinamismo, y cuyo rasgo prototípico es el de transmitir un proceso temático (con un único participante que no es conceptualizado como fuente de energía) en voz activa. No obstante, es importante señalar que si bien es cierto que este tipo de construcciones son prototípicamente absolutas, y que por ello las hemos clasificado dentro de esta categoría, esta distinción no supone un límite categorial tajante sino una frontera porosa, concebida con fines teóricos. Y es que, como toda categoría (según el marco de la gramática cognitiva), su frontera está delimitada por límites difusos. Así pues, como sugiere Langacker (1991: 389), no todas las construcciones intransitivas son absolutas. El autor diferencia entre enunciados como She was sleeping o She went home, que clasifica de absolutas puesto que no se perfila ninguna energía, y enunciados como She woke up o She dashed home, en los que se perfila cierto grado de energía. Por lo tanto, si bien es cierto que el valor semántico de la construcción intransitiva contribuye a la conceptualización de un experimentante prototípicamente pasivo, en la medida en que no se le representa como iniciador de un proceso energético, el valor léxico del verbo puede permitir una lectura con diferentes grados de energía del experimentante emocional. Esta posibilidad es coherente con el marco teórico de nuestro trabajo en la medida en que los valores asociados a los diferentes recursos lingüísticos utilizados para codificar el evento y el experimentante emocional dan lugar a un continuo que permite presentar al experimentante con diferentes grados de implicación y participación activa en el proceso emocional.

5 A pesar de que en estos predicados relacionados con verbos mentales no se da la existencia de ninguna fuerza, ni siquiera metafórica, se trata de una cadena de acción en la medida en que se establece una trayectoria perceptual desde la entidad situada al inicio de la trayectoria (observador) hasta la entidad situada al final (entidad observada) (Langacker, 2008: 368).

6 No obstante, es importante precisar que la selección de las construcciones medias o transitivas con los verbos causativos puede obedecer a diferentes factores, y que puede estar relacionada además de con los planos ideativo (configuración del evento) y pragmático (responsabilizar al experimentante/obviar al agente) con el plano discursivo, según se desee focalizar la acción realizada por el agente o aquella en la que se ve envuelta el experimentante (Halliday, 1973).

7 Este dato resulta particularmente relevante en la medida en que la superioridad porcentual de construcciones energéticas en español se reproduce en todas las emociones analizadas en nuestro corpus (enojo, autoestima, tristeza, alegría).

8 Los experimentantes que muestran un alto grado de participación en el proceso son los activos (23%) y complejos (35%). No podemos pronunciarnos sobre aquellos denominados indeterminados (14%) puesto que oscilan entre su categorización como pasivos (complemento directo) o complejos (complemento indirecto). No obstante, la categorización potencial de este último grupo como complemento directo o indirecto no cambiaría las tendencias enunciadas.

9 No obstante, hemos podido apreciar este mismo fenómeno en francés, esto es, la utilización de un pronombre de complemento indirecto en vez del pronombre de complemento directo que sería conforme a las reglas gramaticales prescriptivas. A diferencia del español, se trata, no obstante, de un fenómeno aislado (por lo menos en lo que respecta a las producciones recogidas en este corpus), puesto que está presente en una única ocasión. Sin embargo, esto permite pensar que no se trata únicamente de un error gramatical derivado de una confusión aleatoria de los pronombres, sino de un fenómeno lingüístico motivado, que tiende a codificar a los participantes con una participación (mental) activa como complementos indirectos en vez de directos.

—Il lui dit même qu’elle lui décevait. C’en était trop, Laura se sent humiliée.

10 Aparecen como experimentantes pasivos los complementos directos en construcción transitiva o sujetos en construcción pasiva. Figuran como experimentantes activos los sujetos en construcción transitiva y como experimentantes complejos aquellos que muestran un perfil híbrido, esto es, los complementos indirectos (en sentido amplio). También incluye al participante representado como causée (sujeto de la cláusula subordinada) en una cláusula compleja, cuando éste encarna en la cláusula subordinada el sujeto de un verbo transitivo, o sujeto de construcción media, en la medida en que se trata de sujetos activos y temáticos, de la misma manera que aquellos representados por el complemento indirecto y el sujeto de voz media. Agrupamos bajo la rúbrica de experimentante indeterminado (complemento directo/complemento indirecto) aquellos casos en que, en ausencia de pronombre, resulta difícil determinar si se trata de un complemento directo o indirecto. Esta vacilación se da únicamente en español y no en francés. Por último, situamos dentro de la categoría otros aquellos casos en los que el experimentante no aparece o no está codificado como un participante (La resignación invadió su ánimo).

 

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