LA LENGUA DE SEÑAS MEXICANA, ¿UNA LENGUA EN RIESGO? CONTACTO BIMODAL Y DOCUMENTACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA* 1
Luis Escobar L.-Dellamary
Universidad Autónoma de Sinaloa, Escuela de Ciencias Antropológicas
Resumen
La Lengua de Señas Mexicana (lsm) comparte con las lenguas indígenas de México un espacio marginal. Ser una lengua minoritaria la pone en desventaja en un contexto cultural donde el español determina el valor social de la comunicación. A diferencia de las lenguas indígenas, la lsm no es una lengua oral. Su contacto con el español no puede provocar un desplazamiento en la comunidad Sorda de México. En cambio, el contacto lengua oral-lengua de señas trae consigo efectos que vulneran la estructura original de la lengua. La velocidad de estos cambios es considerable y su avance no encuentra ninguna resistencia. En este trabajo, expongo un primer acercamiento a las condiciones sociolingüísticas de la comunidad de Sordos de Culiacán, Sinaloa, y describo las diferencias entre el contacto unimodal –entre dos lenguas orales o de señas– y el bimodal –entre una lengua de señas y una oral. Los resultados de este último son variantes lingüísticas que pueden estar enmascaradas como la lengua estándar. Amenaza la falta de documentación a nuestro conocimiento de lo que es y no es lsm.
Palabras clave: Lengua de Señas Mexicana; lenguas en contacto; pidgin; contacto bimodal; español signado; comunidad de sordos en Culiacán, México
Abstract
Mexican Sign Language (lsm) shares with the indigenous languages of Mexico a marginal status. Being a minority language, lsm is at a disadvantage in a cultural context where Spanish determines the social value of communication. Unlike indigenous languages, lsm is not a verbal language. Its contact with Spanish cannot cause a displacement within the Mexican Deaf community. In contrast, the contact between verbal and sign language entails effects that affect the original structure of language. The rate at which these changes take place is considerable and is advancing with no opposition. This paper is a first approach to the sociolinguistic conditions of the Deaf community in Culiacan, Sinaloa. I describe the differences between the two types of contact: unimodal – contact between two verbal or sign languages and – bimodal – between a sign and a verbal language. The results of the latter are linguistic variations that may be masked as the standard language. The real threat is the lack of information about what is and is not lsm.
Keywords: Mexican Sign Language; languages in contact; pidgin; bimodal contact; signed Spanish; Deaf community in Culiacan, Mexico
Fecha de recepción del artículo: 30 de agosto de 2014
Fecha de recepción de la versión revisada: 13 de abril de 2015
Fecha de aceptación: 23 de junio de 2015
La correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse a:
Luis Escobar L.-Dellamary
Piñoncito 2243
Colonia Los Olivos
Culiacán, Sinaloa, 80025
luisescobar@uas.edu.mx
1. Introducción
Al iniciar el estudio de la documentación lingüística de la Lengua de Señas Mexicana (lsm) en su variante de Culiacán, Sinaloa, encontré que uno de los criterios contundentes que justifican este esfuerzo documental es la etiqueta de lengua en riesgo (Gippert, Himmelmann & Mosel, 2006). Comúnmente, el que una lengua esté en riesgo implica que le queda poco tiempo de vida.
El síntoma más frecuente de “muerte inminente” es la escasez y edad avanzada de sus hablantes. Las nuevas generaciones no la han adquirido y no hay ninguna razón para pensar que se despierte un interés por “rescatarla”. Ahora, convengamos que, cuando hablamos de que una lengua “ya no está siendo utilizada por las nuevas generaciones”, la razón es específica: ha sido desplazada por una lengua dominante.
Esta lengua dominante es el español, en el caso de las lenguas de México.2 Las personas dejan de utilizar su lengua –o al menos limitan su uso– por el estigma social que está asociado con ella, porque en el contexto laboral y comercial solo se habla español, porque en su contexto social ya no se enseña como primera lengua o, simplemente, porque quedan pocas personas con quienes hablarla.
El número de hablantes de la lsm, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las lenguas originarias de México, aumenta a medida que el estatus de la lengua mejora entre los padres y maestros de las personas sordas. También crece su presencia en los medios de comunicación como la televisión y el internet. Cada vez en más contextos hay un intérprete y la lsm tiene espacios propios en noticieros, foros de discusión y diccionarios. Las escuelas donde se imparte lsm se vuelven relevantes en las discusiones sobre las políticas educativas del país y las universidades estatales dedican programas a la inclusión de los sordos en secundaria, preparatoria y licenciatura.3
El riesgo está, no obstante, en que desconocemos los efectos de este creciente interés por la comunidad de sordos y la gramática de la lsm. Tampoco sabemos sobre qué base partir para ponderar las diferencias entre la lsm que se enseña bajo el modelo de Educación Bilingüe y el español signado –es decir, hacer español con señas. En la mayoría de las experiencias en México, el modelo de bilingüismo para niños sordos se comporta como un aparato hispanizador, aun cuando se haya abandonado el modelo oralista (véase, p. e., Cruz-Aldrete, 2009).
Por lo tanto, no podemos responder preguntas del tipo: ¿cómo afecta el español signado a los niños en sus capacidades de conversación e interacción social con la comunidad hablante de lsm? ¿Qué tipo de lengua es la que usan una vez que salen de la escuela? ¿Cómo afecta a la comunidad en su conjunto que en tal escuela se enseñe español signado?
Tampoco conocemos el efecto de la presencia de la lsm en los medios o en qué medida la gran heterogeneidad que existe en las condiciones de adquisición4 dificulta el conocimiento de la lengua estándar. En suma, los efectos de la variación5 y el contacto lingüístico son tan importantes que bien podríamos estar llamando Lengua de Señas Mexicana a sistemas con diferencias lingüísticamente relevantes.
Lucas y Valli (1992) realizaron una encuesta a los alumnos de un curso de lingüística de asl (American Sign Language). Les preguntaron si utilizaban más de una lengua de señas y, en su caso, cuáles utilizaban. Sus respuestas fueron inesperadas. La mayoría coincidió en que utilizaban tres sistemas: inglés signado (mce, Manual Coded English), asl y el denominado pse6 (Pidgin Sign English) que llamaré, siguiendo a los autores, lengua de señas de contacto (lc). Este sistema de señas fue descrito como una combinación entre el existente inglés signado y el asl, sin ser ni uno ni otro.
Su estudio muestra, a través de un análisis pormenorizado de videos y juicios de contraste dialectal, que los señantes tienen un uso sistemático de los tres sistemas de señas. Al presentar una serie de videos de lc a dos comunidades de hablantes sociolingüísticamente diferenciadas –caucásica y afroamericana–, sus juicios sobre si se trataba de asl fueron distintos: 37% de caucásicos y 63% de afroamericanos opinaron que sí se trataba de asl. Esto implica que, sobre todo para la comunidad afroamericana, la identidad de la asl corresponde más con la lengua de contacto que con la gramática “estándar” de la asl.
Los principales antecedentes sobre el estudio de la variación sociolingüística de la lsm son recientes. En su gramática de la lsm, Cruz-Aldrete (2008) dedica un apartado (el 2.3) al recuento de estos trabajos. Menciona también los antecedentes sobre la descripción gramatical de la lengua. Entre ellos están trabajos fundamentales sobre la gramática de la lsm, como Fridman (2006) sobre la tempo-aspectualidad de los verbos y Escobar (2008) sobre la estructura silábica de la lsm.
En el grupo de estudios sobre la variación de la lsm se encuentran los trabajos de Quinto-Pozos (2008), el de Faurot, Dellinger, Eatough & Parkhust (1999) y el de Bickford (1991). El primero trata sobre contacto unimodal (entre lenguas de señas, lsm y asl), el segundo menciona la variación dialectal relacionada con la ubicación geográfica (en México) y el tercero es un estudio sobre variación léxica.
Más recientemente, Cruz-Aldrete y Serrano (2011, 2013) han realizado los primeros trabajos sistemáticos –con análisis de corpus y representatividad sociolingüística– sobre esta variación. Su conclusión en el estudio sobre las señas inicializadas y deletreadas (aquellas que incorporan letras del alfabeto manual) es que entre los hablantes existe: “la conciencia lingüística de que hay señas que provienen de la lengua escrita del español [pero que] solo es evidente para quienes han tenido contacto con dicha lengua (quienes cuentan con mayor escolaridad)” (Cruz-Aldrete & Serrano, 2011: 1).
Respecto a la variación dialectal en lsm, encuentran que aunque sí existen algunas diferencias entre las variantes que estudiaron –de Guadalajara, Tijuana y Ciudad de México–: “la mayor parte de la evidencia apunta a un alto grado de similitud” (Cruz-Aldrete & Serrano, 2013: 12). Estas indicaciones servirán para estudios posteriores que habrán de extender nuestro campo de visión sobre el tema.
Sin embargo, el análisis de probables variantes estables en la comunidad de sordos de México sigue pendiente. Su relevancia no es poca, como argumento aquí, es la diferencia entre conocer con certeza o realizar una pobre generalización sobre aquello a lo que llamamos lsm y los cambios que esta lengua está sufriendo.
2. Comunidad y desplazamiento lingüístico
La conformación cultural de la lengua de señas y los sordos es compleja (Fridman, 2011, 2012). No obstante, queda claro que tiene mucho más que ver con la adscripción sociocultural del individuo que con su condición de pérdida de audición. La sordera es una identidad no una discapacidad, aunque no en todos los casos.
Así, en México existen sordos hablantes que son personas que adquirieron el español como L1 y luego perdieron audición, aunque deciden seguir utilizando el canal oral-auditivo por más inconveniente que esto resulte. También existen sordos semilingües que no han adquirido competencia en ninguno de los dos sistemas porque nacieron con problemas auditivos que les impidió hablar en español y su circunstancia social tampoco les permitió adscribirse a una comunidad lingüística hablante de lsm.
Y, finalmente, sordos señantes o aquellos que, independientemente de sus condiciones de adquisición, pertenecen a una comunidad lingüística. Tienen distintos grados de competencia en lsm y la utilizan como su sistema primario de comunicación. A estos últimos los llamo Sordos con mayúscula –por una convención citada en Padden & Humphries (2005), original de James Woodward.
Las comunidades de sordos de México viven en un contexto lingüístico que favorece distintos modos de contacto. Principalmente, el español escrito en la educación formal donde la escritura es el referente para aprender español y lengua de señas. Los hablantes bilingües y los intérpretes que no conocen bien la lengua de señas mezclan ambos sistemas. Los sordos que tienen un aprendizaje deficiente de la lsm compensan sus necesidades expresivas con español y gestos convencionales.7 También influye el ambiente familiar de un sordo hijo de padres oyentes donde incluso las señas caseras llevan consigo estructuras de la gramática del español.
Esta situación de contacto claramente no implica un desplazamiento lingüístico igual al que experimenta una lengua oral. Primero, dado que me refiero al español hablado y no al escrito, un Sordo no puede “optar” por hablar español. Existe una barrera de modalidad comunicativa que constituye una diferencia radical con respecto a la relación L1/L2 que experimentan las lenguas indígenas.
No obstante, el contacto entre lsm y español escrito sí tiene efectos sobre la lengua de señas, hispanizando su orden sintáctico de palabras y los contextos de uso de las señas (semántico-pragmático). El español signado –como se le conoce comúnmente–, en efecto desplaza a la lsm en algunas escuelas con un modelo equivocado de “educación bilingüe” (cf. Fridman, 2011). Sin embargo, no es propiamente español, sino un híbrido que sirve dos funciones: la enseñanza del español escrito y la educación de señantes bilingües que tienen como L1 al español y se convertirán en intérpretes deficientes.
Un Sordo, aun cuando aprenda español escrito, no puede utilizar español signado como lengua de señas primaria. Al menos no sin limitar su interacción social y estigmatizar su estatus sociocultural. Afortunadamente pervive la conciencia entre los Sordos de lo que es y no es lsm, lo que implica que su gramática es única y muy distinta a la del español, ya sea hablado, escrito o signado.
Sería importante, sin embargo, conocer de manera específica las condiciones de formación del español signado y ser capaces de distinguir entre el sistema de señas formado por contacto con la lengua escrita y el formado por el contacto de L1 y L2 (lengua de señas y lengua oral) que existe en un hablante bilingüe. También sería interesante conocer los criterios que siguen los Sordos para etiquetar distintos enunciados señados como “español”, siendo que muchos de ellos, plenamente competentes en lsm, son analfabetas.
Consciente de que los fenómenos de contacto lingüístico son tan variados como las situaciones sociolingüísticas de los individuos y grupos de una comunidad, propongo una clasificación de cinco sistemas de señas presentes en la comunidad de Sordos de México: español signado, lsm de contacto, lsm gestual, señas caseras y lsm.
Como cualquier clasificación, la naturaleza de los fenómenos que trata de abarcar requiere de una revisión mucho más detallada y un verdadero análisis de corpus. No obstante, considero importante dar una organización a las distintas observaciones que he hecho en la documentación de la lsm, sobre todo de las variantes de la Ciudad de México y de Sinaloa.
2.1. Español signado
Se trata del calco del español con señas. Es común ver este sistema en algunas instituciones de educación con alumnos sordos y en las traducciones que los hablantes hacen del español. Un ejemplo de esto último son las canciones en español que se traducen y se señan con música en videos disponibles en internet. La frase de una canción “sueña con un mañana” se traduce en un video como en (1a), una oración en señas que es difícil de interpretar por un Sordo sin la referencia del español. Al preguntarle a un Sordo cómo expresaría la noción de ‘soñar con el día de mañana’, produjo (1b).8 Hace falta aclarar que el español signado solo puede ser utilizado por un Sordo que sabe español o por un oyente hablante de español que conoce la lsm.
- a. Español signado (del español: sueña con un mañana)
* imaginar / soñar con mañana
imagina con mañana
‘Sueña con un mañana’
b. lsm (del español: sueña con un mañana)
pro→x fe mañana despertar bien
tú (ten) fe mañana despierta (está) bien
‘Ten fe que mañana va estar todo bien’
2.2. lsm de contacto
Sistema resultante de la combinación entre la estructura del español y la lsm. En efecto, como mencionan Lucas y Valli (1992: 62–66), este es el sistema que frecuentemente utilizan los Sordos cuando se comunican con oyentes. Tal como lo mencionan los autores, el estudio de los contextos donde se utiliza esta lengua de contacto resulta más intrincado de lo que parece. No se trata solo del registro utilizado por los Sordos en conversación con los oyentes, muchas veces los Sordos lo utilizan entre sí o, en cambio, utilizan lsm con los oyentes.
- a. lsm de contacto
pro→L1 enfrente alberca
allá (está) enfrente alberca
‘Allá enfrente está la alberca’
b. Orden en lsm
enfrente alberca pro→L1
(está) enfrente alberca allá
‘Allá enfrente está la alberca’
c. Mejor lsm
alberca poco pro→L1
alberca poco allá (está)
‘Allá cerca está la alberca’
El ejemplo de (2a) lo obtuve de una grabación donde Gabriel –Sordo señante de la lsm– me describía la forma en la que se utilizaban las señas locativas. Le pedí que me describiera lo que había alrededor del lugar donde estábamos nosotros. Después le mostré el mismo ejemplo, pero señado por mí, habiéndole explicado que corrigiera cualquier detalle que no fuera lsm. Como resultado de esto me mostró (2b), la única diferencia es el orden de las señas. Poco después, aclarando que mi manera de señarlo –si cambiaba el orden como en (2b)– no estaba mal, me mostró (2c) la forma en la que “los Sordos lo señarían”.
Tiene sentido, para qué hacer la seña enfrente si el pronombre locativo pro→L1 ubica a la alberca con respecto al lugar donde nosotros estamos, señalando el lugar con el dedo índice. Pero entonces, ¿por qué mostrarme (2a) cuando grabábamos el video original? Aunque requeriría mucho más que este ejemplo mostrar la estructura de la lsm de contacto, por cuestiones de espacio consideré que sería lo más ilustrativo. En general, las características de este sistema están dirigidas a hacer explícitas relaciones estructurales y semánticas en la lengua que los Sordos saben que son problemáticas para los oyentes o los sordos semilingües. En primer lugar porque, como Gabriel dice, el español “necesita muchas más palabras para decir algo”.
2.3. lsm gestual
Se trata del sistema que utilizan los sordos semilingües. Su léxico limitado y su desconocimiento de la estructura de la lsm para lograr la integración de, por ejemplo, predicados complejos, los obliga a compensar con gestos convencionales –compartidos, a veces, con los oyentes– y ordenar la expresión de los eventos y los conceptos de forma explícita, como en las reiteraciones del habla infantil “y luego… y luego…”. Por otra parte, la interpretación del mensaje, en buena medida, se deja a la inferencia pragmática. En ocasiones, solo los Sordos con un alto nivel de adquisición de la lsm –generalmente hijos de padres sordos– son capaces de comunicarse con un sordo semilingüe con una rudimentaria lsm gestual. Esto, desde mi punto de vista, es muestra de que no se trata de un sistema puramente gestual –como el utilizado por los oyentes que desconocen la lsm para comunicarse con los Sordos señantes–, sino de la lsm desprovista de la mayor parte de su léxico y sus esquemas estructurales, pero con un grado de convencionalidad en sus expresiones.
La lsm gestual alcanza cierta estabilidad en la vida de un sordo por el poco acceso que tiene a la educación formal y porque los Sordos señantes de lsm hacen el cambio de registro con la misma naturalidad con la que señan la lengua de contacto. En (3a), un ejemplo donde todas las expresiones son gestuales –normalmente se intercalan señas de la lsm–, los significados son inferidos de los gestos icónicos: g:pegarse en la cabeza se interpreta como ‘piñata’ y, por tanto, ‘cumpleaños’, en virtud de que g:bailar remite a ‘fiesta’.
- a. lsm gestual
g:vamos g:cargar-un-bebe g:pegarse-en-la-cabeza g:bailar
‘Vamos al cumpleaños de mi hijo’ (Lit. ‘vamos mi hijo piñata baile’)
b. lsm
cumpleaños hijo invitar1←2
cumpleaños hijo te invito
‘Te invito al cumpleaños de mi hijo’
En (3b), en cambio, el hablante utiliza cumpleaños, la seña léxica de la lsm y el verbo invitar. Tampoco es justo decir que los gestos sean representaciones icónicas espontáneas, el gesto g:pegarse-en-la-cabeza es convencional entre los Sordos de Culiacán y sus alrededores.
2.4. Señas caseras (inglés homesigns)
Son los sistemas de señas que se desarrollan en ambientes aislados y frecuentemente sin acceso a una lengua de señas. Aunque no cuento con datos de alguno de estos sistemas, es conocido que los sordos nacidos en familias que no tienen acceso a la lsm desarrollan un sistema primitivo de señas para comunicarse con sus padres y hermanos. También tienen señas caseras las familias que han hablado la lsm por generaciones, Sordos y oyentes hijos de padres Sordos que la han adquirido como lengua materna. Estas señas identifican a la familia. Entre los hermanos usan estas señas para expresar significados particulares o dejar fuera de la conversación a otros señantes de lsm.
Según distintas propuestas, los sistemas de señas caseras pueden ser el origen de las lenguas de señas. Una combinación entre Lengua de Señas Francesa (lsf) y Lengua de Señas Española (lse) más sistemas de señas caseros y otras señas preexistentes entre los sordos parecen ser el origen de las lenguas de señas en Latinoamérica, según Ramsey y Quinto-Pozos: “These elements then creolized into early forms of the languages that became, over time, the national sign languages of each of the countries” (2010: 63).9
El caso mejor documentado es el de la lengua de señas de Nicaragua (Idioma de Señas Nicaragüense, isn o Nicaraguan Sign Language, nsl o NicaLS, según diversos autores). La apertura en 1977 de un centro de educación especial para sordos expandió las oportunidades de formación de una lengua de señas nacional a partir de sistemas caseros. Previamente, los sordos de Nicaragua no habían tenido la oportunidad de convivir de forma regular, por lo que no se había formado un sistema de señas común y el desarrollo gramatical era incipiente (Coppola, 2002; Coppola & Senghas, 2010).
2.5. Lengua de Señas Mexicana (lsm)
Esta lengua, si bien tiene diversos esfuerzos de análisis gramatical en su haber, carece de suficientes esfuerzos de documentación. Queda claro que no es lo mismo preguntar a un informante Sordo “¿cómo se dice X?” que observar esta misma oración en una conversación con otros Sordos, con otros oyentes, o hacer esta misma pregunta pero aclarando “¿cómo dicen los Sordos X?” Diversas experiencias de documentación de lenguas indígenas, en representación de las lenguas sin una norma oficial o sin un programa de estandarización, han ilustrado este punto.
3. Configuraciones sociolingüísticas en una comunidad de sordos
Para ir más al fondo del “hoyo del conejo”, que implica describir las comunidades de Sordos y el contacto bimodal, utilizo la metodología expuesta en Barriga (2013) para la descripción de configuraciones sociolingüísticas. En ella se describe la adquisición y competencia de la lengua, la atención lingüística, contextos sociales, prácticas discursivas, redes sociales y socialización, migración y contacto, actitudes lingüísticas e identidad.
Desde el punto de vista de este autor, los parámetros multidimensionales “tienen la virtud de evidenciar las fortalezas y debilidades de las lenguas investigadas, desde una perspectiva sociocultural amplia” (Barriga, 2013: 1). A continuación hago una breve revisión de estos parámetros, aplicados en particular a los Sordos de Culiacán.
Los Sordos no son un pueblo, no tienen territorio propio ni folclor, en este sentido se parecen mucho más a “los indígenas que viven en las ciudades, los gitanos y los judíos”, símil propuesto por Fridman (2012). La comunidad de Sordos de Culiacán no tiene una cohesión social suficiente como para que encuentren un lugar de reunión en común, la aproximación a sus historias personales y a su nivel de competencia es intrincada.
Este trabajo se basa en la observación de su red social más activa, conformada por sordos que se encuentran en un amplio rango de edad (desde los 6 hasta los 50 años). Algunos de ellos están involucrados en la educación formal –a diferencia de la generación de sus padres– o en actividades culturales en lengua de señas. En esta red participan alrededor de 17 Sordos, solo cuatro de ellos son hijos de padres sordos (infantes de entre 6 y 10 años de edad). Los demás adquirieron la lengua después de los 20 años de edad, ya sea en Culiacán, Sinaloa, en la Ciudad de México o en Mexicali, Baja California. El nivel general de adquisición es bajo, cuatro de los Sordos tienen el nivel más alto de competencia de la lsm y, gracias a esto, sostienen comunicación con Sordos de todas partes del país. Ellos también son los responsables de enseñar lsm a los demás, su autoridad lingüística les permite introducir señas de la variante de la Ciudad de México o inventar nuevas.
Forman una especie de autogobierno lingüístico. Se reúnen principalmente en sus casas y pasan largo rato conversando, a veces toda la noche. Los temas que componen la orden del día (aparte de las noticias locales, nacionales y sociales) son: señas nuevas, des-inicialización, señas aprendidas de la variante estándar (la de la Ciudad de México) y los juicios sumarios sobre el porcentaje de español signado de los señantes (oyentes bilingües o sordos) que son personajes públicos, como criterio de su competencia lingüística.
Al igual que en otras regiones del país (exceptuando la Ciudad de México), no existen instituciones educativas dedicadas a la enseñanza de lsm en Culiacán. Ellos prácticamente dependen de la familia o la comunidad para aprender la lengua de señas. Quien les enseña lsm es un factor determinante de su membresía a las dos facciones claramente definidas al interior de la red social.
Los dos Sordos que tienen el liderazgo de cada una aprendieron lsm fuera de la entidad (uno en la Ciudad de México y el otro en Mexicali, Baja California). Aparte de los grupos que cada uno de ellos encabeza, existe un conjunto de Sordos cuya fidelidad no está con ninguno de los dos grupos, porque también fueron educados fuera de la entidad o porque preceden a la formación de dichos liderazgos. En su mayoría se trata de Sordos de edad avanzada o hijos sordos de familias de elevados recursos económicos.
La lsm se utiliza en espacios públicos y domésticos. La experiencia cotidiana permite afirmar que existe una discriminación moderada en Culiacán: las personas oyentes conocen los espacios en que los Sordos se reúnen a platicar y no los limitan, aunque la ignorancia a veces provoca que los oyentes critiquen a los Sordos por usar señas o los consideren discapacitados mentales.
Para Gabriel (uno de los líderes de aproximadamente 35 años), la comunicación en casa no es difícil, es el único Sordo que vive con sus padres oyentes –su hermano, también Sordo, no vive en la ciudad. Sus padres no son señantes de lsm y con ellos utiliza señas caseras.
Lisa y Mari son hijas Sordas de padres Sordos (de dos distintas familias de la misma red social). Tienen alrededor de 8 y 10 años, respectivamente. Ambas tienen una competencia en lsm muy superior a la de sus padres, quienes aprendieron a subsistir con gestos en un mundo de hispanohablantes y que, además, crecieron en un ambiente poco favorable a la lsm. Lisa y Mari aprendieron lsm con Gabriel y después avanzaron en su aprendizaje en las reuniones que sus papás realizan en sus casas.
En Culiacán, los espacios públicos para la lsm son creados por la Comunidad misma. El gobierno no ofrece servicios de interpretación aunque, al menos en la Catedral de Culiacán, hay un intérprete de lsm en la misa de los domingos. Los Sordos dependen de los oyentes para acceder a trámites legales, civiles y para inscribirse en algún programa educativo. En el transporte público y algunos restaurantes, el personal está acostumbrado a recibirlos y comunicarse con ellos a través de gestos.
La Universidad Autónoma de Sinaloa ha comenzado a proporcionar servicios de interpretación en la preparatoria y en la licenciatura, asignando intérpretes en lsm como tutores de algunos alumnos Sordos. Gabriel estudió la secundaria gracias a la ayuda de una amiga que ahora es intérprete de lsm egresada de la Escuela Normal de Especialización del Estado de Sinaloa (enees), la principal fuente de intérpretes del Estado y de la red de señantes bilingües (oyentes) de Culiacán.
En la formación de la variante de la lsm en Culiacán, podemos decir que hay una moderada influencia de asl, en parte a través de señantes de la lsm de Tijuana y Mexicali. Ejemplo de esta influencia es el uso regular de la seña postpone en lugar de postergar. La principal influencia es de la variante de la Ciudad de México, aunque al interior de la entidad existe una considerable variación léxica, tanto con respecto a la Ciudad de México como entre los distintos municipios. El porcentaje de español signado es bajo, dado el alto nivel de analfabetismo y debido a que los líderes Sordos, Gabriel y Fernando, han sido maestros de las intérpretes (mujeres en su mayoría).
Los Sordos de Culiacán, que integran una red donde las poblaciones cercanas están incluidas (como la ciudad de Navolato), comparten un orgullo por su cultura y su lengua que manifiestan a través de decisiones lingüísticas como las innovaciones léxicas (cuando inventan señas nuevas) y la des-inicialización. Gabriel, en particular, hace eco de un movimiento que comparten algunos Sordos en el país promoviendo que las señas no tengan formas de mano correspondientes al alfabeto manual: las llamadas señas inicializadas. Derivado de esto, también ha propuesto diversas señas nuevas que sustituyen a señas deletreadas.
La lsm es parte central de la identidad de la comunidad Sorda de Culiacán aunque, como plantean varios autores (Ladd, 2003; Padden & Humphries, 2005; De la Paz & Salamanca Salucci, 2009), diversos comportamientos y normas sociales también los caracterizan. Mientras que, por ejemplo, los temas sexuales no tienen ningún tabú, los temas relacionados con el narcotráfico sí. De hecho, existen diversos eufemismos como la seña para los Zetas (un grupo criminal) que al principio era, de hecho, la letra-z y tuvo que ser modificada (Figura 1). La leyenda urbana dice que en Torreón, Coahuila, de donde proviene la seña, un miembro de esta organización criminal amenazó a un Sordo cuando notó que él y su compañero hablaban “de ellos” en lsm.
Figura 1. La seña zetas
En la variante de la lsm de Sinaloa, como en otras variantes de los distintos estados de la República Mexicana, existe variación léxica. Señas que se realizan de formas articulatoriamente distintas a la variante estándar de la Ciudad de México. En la Figura 2 muestro la variante de la seña municipio que, en opinión de los Sordos de la red estudiada, representa la forma estándar de la seña; la forma en la que los sordos en la Ciudad de México la utilizan.
Figura 2. La seña municipio (versión 1)
Con respecto a esta versión de la seña municipio, en la Figura 3a muestro la variante regional utilizada por la mayor parte de los sordos en Sinaloa. La variación léxica también existe dentro de la entidad. En la Figura 3b muestro la seña municipio como la utilizan los sordos de la ciudad de Guamúchil (cabecera municipal de Salvador Alvarado, Sinaloa). Al parecer es un derivado de la seña gobierno que se realiza en la misma posición pero con diferente forma de mano: la letra-m para municipio, en lugar de la letra-g para gobierno.
Figura 3. Tres señas regionales de Sinaloa
a. municipio (versión 2, variante de Culiacán, Sinaloa)
b. municipio (versión 3, variante de Guamúchil, Sinaloa)
Otras señas que pueden considerarse regionales, aun cuando se desconoce su distribución en la entidad y, en general, en la República Mexicana, son aquellas que nombran lugares, alimentos, indumentaria y artefactos que son típicos de la cultura local. En la Figura 4a muestro la seña gordita-rellena, una comida típica de la región. Es posible que esta seña se replique en las distintas regiones del país que comparten este alimento.
Las señas que, sin duda, son características de la lsm en Sinaloa son los nombres de lugares y entidades. Los sordos, en general, no conocen las señas para los nombres de lugares fuera de la región que habitan, con excepción de aquellos que migraron de una entidad a otra o que viajan con frecuencia. En la Figura 4b muestro la seña para difocur, el nombre que se utilizaba para el edificio de la desaparecida Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional, donde todavía se imparten talleres y cursos de las distintas artes.
Otra forma de nombrar las distintas cosas que son parte de la cultura regional es la composición. Es decir, no todas las cosas propias de la región tienen una seña. En este sentido, no todo tiene una seña regional o una variante léxica. Es el caso de la seña almeja, que cubre una familia de moluscos consumidos en la entidad: pata de mula, chocolata, almeja blanca, almeja negra, almeja dorada. Para referirse a cada una de ellas se utilizan modificadores como en almeja negro, almeja blanco. La seña almeja por sí sola refiere, en la mayoría de los casos, a la llamada pata de mula (Anadara tuberculosa).
Figura 4. Tres señas regionales de Sinaloa
a. gordita-rellena
b. difocur
c. almeja
En otros casos, sí existe una seña léxica especializada. En la Figura 5a muestro la seña caguama, una especie de tortuga marina (Caretta caretta)10 que es el ingrediente principal de distintos platillos de la cocina regional. En el léxico de la lsm en Sinaloa existe también la seña más general para tortuga (Figura 5b).
Figura 5. Lexicalización
a. caguama
b. tortuga
Gran parte de las señas que son auténticamente regionales, es decir, señas originarias de Sinaloa que se conocen poco o no se utilizan en otras partes del país, son innovaciones léxicas recientes. Gabriel, uno de los líderes de la red estudiada, tiene la facultad, por la confianza que depositan en él los sordos de Culiacán, de proponer señas nuevas y ponerlas a disposición del consenso. Sobra decir que su grupo de amigos siempre lo favorece con su voto.
Figura 6. La seña cilantro
Figura 7. La seña oficios
La principal razón que lo motiva para proponer señas nuevas es que los Sordos de la región no conocen señas para nombrar cosas concretas o abstractas que en determinadas discusiones se vuelven relevantes. Este es el caso de la seña cilantro de la Figura 6. Según su propia percepción, en otras regiones del país la manera de nombrar estas cosas se ha resuelto mayormente con deletreo, es decir, por ejemplo, c-i-l-a-n-t-r-o. Como se mencionó antes, la actitud frente a la presencia de las señas del alfabeto manual, fuera del deletreo de los nombres propios, poco a poco se ha tornado negativa.
Derivado de esta misma necesidad de contar con el léxico necesario para comunicarse, en el contexto de los talleres de lsm impartidos por Gabriel a otros Sordos y oyentes, surgió la necesidad de tener una seña que englobara a los oficios,11 el campo semántico al que pertenecen señas como carpintero, ingeniero, arquitecto y maestro. Integrando las señas para mundo y los dedos relativamente extendidos y separados que hacen referencia a las “listas” de los diferentes oficios, como Gabriel explica, propuso la seña oficios que muestro en la Figura 7.
Aun cuando existen señas provenientes de otros estados de la República Mexicana o, incluso, de la variante de la Ciudad de México, Gabriel cada vez es más consciente de que tener señas “de Culiacán” es una manera de fortalecer la identidad de la lsm en Sinaloa, por lo que, en algunos casos, comunica a los demás que ha preguntado si la seña existe antes de proponer una, aunque en realidad ya no realiza una investigación profunda y, en cambio, está a la caza de sustituir las señas inicializadas por “formas puras”.
4. Situaciones de contacto
La lsm se puede definir como una lengua en contacto permanente. Las comunidades de Sordos de México viven en un contexto lingüístico donde el español (o incluso alguna lengua indígena) son lenguas dominantes. La fuente de contacto bimodal (lengua de señas / lengua oral o escrita) es principalmente el español escrito. En la educación formal, la escritura es el referente para aprender tanto español como lengua de señas. También influyen los señantes bilingües, en particular los intérpretes que no conocen bien la lengua de señas y utilizan español signado o la lengua de contacto.
Los estudios sobre las características del contacto lingüístico en lenguas de señas, como Lucas & Valli (1992) y Quinto-Pozos (2002), han observado sus consecuencias en el léxico y en la estructura de la lengua. A partir de sus observaciones, sabemos que distinguen al contacto unimodal y al bimodal diferentes efectos de esta convivencia de dos sistemas de comunicación. A continuación, muestro los principales efectos de cada uno de los tipos de contacto (algunos de ellos compartidos por ambos). Los tres primeros son comunes a las situaciones de contacto entre lenguas orales y entre lenguas de señas (unimodal), mientras que los demás son únicos del contacto bimodal.
Préstamos. Se trata principalmente de palabras traducidas del español que se utilizan con el significado de la lengua fuente, por ejemplo, en lsm la seña tarea. Esta no solo se utiliza con el significado otorgado por el contexto escolar sino que se seña con la letra-t.12 Otro ejemplo es la seña bancomer13 que, en la variante más común, se realiza como banco^comer y en la lsm de Culiacán como banco^puerco.
Alternancias de código (code-switching). En el caso del contacto lsm / español, las alternancias de código las realizan, principalmente, los hablantes bilingües. En determinadas ocasiones pueden estar conversando entre ellos (sin la presencia de Sordos) y comenzar una frase en español que termina en lsm. Por ejemplo:
- Oye, pro→x juan preguntar3→1 ayer fiesta, ¿sí? ¿qué te dijo?
él Juan pregunta (a ti) ayer (en la) fiesta
‘Oye, te preguntó Juan sobre lo que pasó ayer en la fiesta, ¿sí? ¿qué te dijo?’
Esto es, el hablante inicia la estructura en español: Oye y pasa inmediatamente a lsm: ‘¿te preguntó Juan (sobre lo que pasó) ayer en la fiesta?’, y vuelve al español: ¿sí? ¿qué te dijo? En este ejemplo, el hablante dice en español oye para llamar a su interlocutor, después de captar su atención, seña la frase en lsm y, una vez seguro de que nadie podrá interpretar la información (si estuviera escuchando otra persona, por ejemplo, en un cuarto contiguo), vuelve al español.
Interferencia. Principalmente estudiada por Quinto-Pozos (2002, 2008), se define como la situación en la que el contacto provoca que en la lengua A aparezcan, de manera estable o esporádica, rasgos fonológicos o estructurales de la lengua B. El autor mencionado toma como uno de sus ejemplos la diferencia entre las señas letra-f de la lsm y letter-f de la asl. Así, considera un caso de interferencia siempre que un señante de la lsm utiliza una seña inicializada pero con la letter-f. La diferencia entre ambas es mínima. Son distintas la forma del contacto del pulgar con el dedo índice y la separación entre los dedos. En la lsm el pulgar descansa en el lado radial del dedo índice y los dedos están más juntos; en la asl la punta del pulgar hace contacto con la punta del índice y los dedos están más separados. Esta sutil diferencia, dice Quinto-Pozos, permite estudiar una interferencia de la que los señantes no son conscientes a nivel fonológico. En estos mismos trabajos, el autor también analiza la interferencia de las marcas de interrogación y las bocalizaciones entre lsm y asl.
Deletreo. El llamado alfabeto manual permite a los hablantes de lsm introducir términos nuevos, a medida que la lengua de señas se utiliza en contextos más especializados. A veces sucede que el deletreo acompaña a la propuesta de una seña nueva, por ejemplo, yo deletreo a-n-t-r-o-p-o-l-o-g-i-a y propongo la seña antropologia. En algunos casos, como menciona Lucas (2000), el deletreo se adopta como seña. En lsm, un buen ejemplo es la seña nunca que empezó como el deletreo n-u-n-c-a y ha ido perdiendo los rasgos del deletreo. Algunos señan n-c-a y algunos la tienen como seña inicializada; con la forma de mano letra-n, mueven la mano como dibujando una N en el aire.
Inicialización. Este es el caso de las señas que la lsm “ha tomado prestadas” del español y que han quedado con rasgos parciales del deletreo pero totalmente lexicalizadas. Otra de las fuentes de las señas inicializadas, probablemente la más importante, es la educación formal, donde los maestros proponen letras para las señas, correspondiendo con su glosa en español. Un caso que está en proceso de des-inicialización es la seña bimanual (que se realiza con las dos manos) dar. Originalmente se realizaba con la seña del alfabeto manual letra-d y ahora se realiza con la forma de mano de la seña mucho que no corresponde a una letra del alfabeto.
Bocalización.14 Probablemente estos sean ejemplos de algo que podríamos considerar “contacto puro”, en donde no hay un salto entre modalidades, al menos no de la forma en la que se incorporan los préstamos, por ejemplo. En el caso de las bocalizaciones (del inglés mouthings), los Sordos imitan el movimiento de la boca que hacen los hablantes al pronunciar algunas palabras. Estos gestos con la boca se incorporan al esquema léxico de las señas como en el caso de la seña ya de la lsm, que casi siempre va acompañada del gesto que los hispanohablantes realizan al vocalizar /ja/. En otros casos, la bocalización se separa de la realización manual de la seña y adquiere independencia. Esto sucede en la lsm en Culiacán, donde es posible hacer los gestos con la boca /amo/ para indicar que algo ‘se acabó’15 y constituye una especie de “par mínimo” con la expresión para ‘¿a poco?’ (también articulatoriamente /amo/) con la misma bocalización pero diferente conjunto gestual y contexto pragmático.
Habla-coda.16 Una situación de interferencia en el sentido contrario es el español hablado por los hijos de padres sordos que adquirieron la lsm como L1 y que la utilizan cotidianamente. El efecto sobre su español hablado es que en ocasiones siguen la sintaxis (e incluso la selección léxica) de la lengua de señas, por ejemplo: Ayer yo casa fui mamá, que, aunque no refleja por completo la gramática de la lsm, es claramente una interferencia de la lengua de señas en el español.
Señas de contacto. En Woodward (1973) se conocían como “Señas de inglés pidgin” (Pidgin Sign English), actualmente el término pidgin se utiliza exclusivamente para el contacto entre lenguas de señas (unimodal). Las señas de contacto son los sistemas mixtos que resultan de la interacción entre dos lenguas, estos sistemas no necesariamente son simplificados, comúnmente una lengua provee el inventario léxico y la otra la estructura gramatical; aunque los sistemas de señas de contacto estudiados muestran una integración que no es regular con respecto a la repartición de léxico y gramática. El español signado podría considerarse un caso típico de señas de contacto, la gramática del español organiza las señas de la lsm. Sin embargo, en este trabajo llamo señas de contacto a la lsm que los Sordos, incluso los que no saben español, utilizan con los oyentes.
5. Los riesgos que enfrenta la lsm
La lsm sufre cambios por la influencia del español escrito en las escuelas donde se aplica un falso modelo de bilingüismo y en manos de los bilingües o los intérpretes entrenados “al vaporazo” que cubren compromisos institucionales, pero no tienen una buena competencia en la lengua como para, al menos, no introducir sintaxis y semántica del español en sus señas. Los riesgos que corre la lsm y la cultura sorda se pueden resumir a grandes rasgos en tres niveles, que se describen a continuación.
5.1 El riesgo de ser incapaces de responder a la pregunta ¿qué es lsm?
En el centro de toda investigación o documentación de la lengua deben estar presentes los criterios para el discernimiento de los distintos sistemas que utilizan los Sordos para comunicarse. Es indispensable que el investigador tenga un conocimiento avanzado de la lengua de señas. Incluso con un informante hábil no hay forma de saber en qué momento el Sordo realiza un cambio de código para responder sus preguntas, a menos que tengamos un conocimiento detallado y consensuado sobre lo que es y no es lsm. La falta de un número suficiente de estudios gramaticales sobre la lengua con muestras de distintas regiones del país obliga a que en cada investigación se realicen generalizaciones sobre una variante que no necesariamente representa a la lengua en su conjunto.
5.2. El riesgo de carecer de un conocimiento bien documentado sobre la columna vertebral de la educación para la comunidad sorda de México
Trabajos como el de la iniciativa con proyecto de Ley Federal de la Cultura del Sordo,17 Cruz-Aldrete (2009) y sep (2012) han propuesto de manera concreta el salto del modelo oralista, que se centra en la hispanización del sordo, a un modelo bilingüe bicultural o intercultural que cuente con maestros bilingües altamente competentes en lsm y maestros sordos altamente competentes en español escrito. La falta de entrenamiento lingüístico, antropológico y pedagógico de cualquiera de los dos tipos de docentes es una amenaza constante a la cultura y a la identidad lingüística de la comunidad sorda de México.
En el ámbito educativo, los efectos de la falta de documentación y conocimiento gramatical de la lengua son exponenciales. La pregunta ¿qué es lsm? se convierte en ¿qué lengua de señas se está enseñando a los niños y a sus padres? y ¿qué lengua de señas se está regulando y estandarizando informalmente desde la autoridad de los docentes? El fantasma de la lengua de señas vista como el sistema gestual del español es una inercia que solo puede contrarrestarse con información clara sobre la lengua y la cultura sorda. Este es un ámbito donde la relación bimodal español-lsm obra sus peores efectos. Nuestra percepción de dos lenguas orales como “lenguas distintas” es accesible, pero la modalidad viso-gestual sigue asociada, para el público en general, con un lenguaje primitivo y, por lo tanto, desprovisto de gramática.
5.3. El riesgo de dar el salto hacia niveles comparativos del análisis lingüístico, como la sociolingüística y la antropología lingüística, sin una buena base gramatical
En su tesis doctoral, Quinto-Pozos reconoce que la lsm es una lengua “that has been studied only minimally” (2002: 199),18 exponiendo uno de los peligros de la falta de documentación lingüística: el hecho de que saltar a niveles comparativos, como el estudio del contacto lingüístico, requeriría de buenas bases gramaticales todavía escasas y con un solo trabajo abarcador (Cruz-Aldrete, 2008).
El autor utiliza, entre otros, dos criterios para estudiar el contacto entre asl y lsm: la distinción entre la letra-f de la lsm y la letter-f de la asl y, en segundo lugar, la marcación no manual de las oraciones interrogativas. Con respecto al primero, interpreta la aparición de letter-f en señas de la lsm como un caso de interferencia fonológica. Utiliza estos ejemplos para mostrar los efectos del contacto entre ambas lenguas de señas.
En la Figura 8a muestro nuevamente la seña difocur utilizada en Culiacán, Sinaloa. Las manos describen la letra-d y la letra-f del nombre en español de esa dependencia de gobierno y se cruzan para simular el ave presente en el logo de la misma. No obstante, la forma de la mano no es la correspondiente a la letra-f, sino a la letter-f, la punta del dedo índice hace contacto con la punta del dedo pulgar. ¿Es este un caso de influencia de la asl? O ¿es la asimilación articulatoria entre los dedos de ambas manos que tienen el mismo tipo de contacto digital?
En todo caso, este uso ni siquiera muestra un patrón consistente, cuando el informante (en la Figura 8b) muestra la forma de mano necesaria para la seña forum (el nombre de una plaza comercial de Culiacán) entonces articula letra-f, el pulgar hace contacto con el lado radial del dedo índice y no con la punta del dedo.
Figura 8. Algunos ejemplos de formas sin una consistente descripción lingüística19 |
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a. La seña difocur |
b. Mostrando la seña forum |
c. Preguntando si debe señar algo frente a la cámara |
Algo más complicado sucede con el segundo criterio. Según el autor (Quinto-Pozos, 2008: 172), en lsm las preguntas de contenido (tipo qué, cómo, dónde) tienen la misma marcación que las preguntas tipo sí/no (que requieren una respuesta afirmativa o negativa): un cabeceo hacia atrás. En asl, en cambio, ambos tipos de preguntas tienen marcas diferenciadas, por lo que el uso de marcas diferenciadas en un hablante de lsm es tomado como un signo de contacto.
El problema es que no existe un verdadero consenso sobre la marcación de interrogativas en lsm. Fridman (1996) afirma que en lsm sí existe una marcación diferenciada. Las preguntas de contenido se marcan con cabeza hacia atrás, mientras que las preguntas sí/no se marcan con cabeza hacia abajo y cejas levantadas. En la Gramática de la Lengua de Señas Mexicana, la autora no presenta una marcación diferenciada y, en cambio, describe una misma marca de interrogación que consiste en “levantar las cejas al iniciar la pregunta y regresarlas a su posición neutra al concluir la enunciación, dar un ligero cabeceo de atrás hacia delante (de inicio a fin de la oración), y fruncir el ceño y la nariz” (Cruz-Aldrete, 2008: 922).
En la Figura 8c, el informante señala a la cámara preguntando si debe señar frente a ella, si la información que se le pidió sobre la lsm será grabada. Se trata de una pregunta de tipo sí/no y, en efecto, baja la cabeza, aunque no parece que levante mucho las cejas. En otras ocasiones, también seña oraciones interrogativas con la cabeza hacia atrás y las cejas levantadas. Al parecer, Fridman (1996) tiene razón sobre la marcación diferenciada y el estudio de Quinto-Pozos (2002) falla al considerar esta marcación como un signo de contacto entre asl y lsm.
Como he tratado de mostrar, la lsm está constantemente amenazada, no por los cambios que provienen del contacto o del uso, sino por el hecho de que no existe una documentación lingüística adecuada que nos permita conocer las circunstancias en las que el contacto y la educación la están modificando. No podemos seguir ignorando este vacío si tenemos la posibilidad de hacer una buena documentación lingüística de las lenguas de señas. Lo que está en riesgo no es la pérdida de las señas en las comunidades de Sordos de México, un Sordo siempre va a señar. El riesgo es asumir que sabemos a qué le llamamos lsm y seguir forzando generalizaciones sobre su estructura y su uso.
6. Referencias
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7. Anexo
Lista de abreviaturas y señas empleadas en las glosas de los ejemplos:
g: Gesto convencional, su articulación coincide con el utilizado por la comunidad de oyentes. El uso, por otro lado, puede ser distinto en lsm.
pro→L1 Deíctico locativo.
pro→X Deíctico pronominal que señala “a una entidad” del evento. El receptor o aquella de la que se habla.
seña^seña Seña compuesta, dos señas léxicas se integran articulatoriamente.
snm Seña no manual. Seña hecha con articuladores no manuales como los ojos, las cejas, las mejillas, los labios y la cabeza.
verboX→Y Primera y no primera personas como argumentos de un verbo como regalar1→X Yo le regalo a él.
verboY←X Verbos inversos que se mueven del participante tipo paciente al tipo agente como invitar1←X Él me invitó a mí.
Notas
1* Un agradecimiento especial a Julio Serrano. Con sus comentarios e interés, este trabajo recibió el estímulo para convertirse en un artículo. También a Francisco Barriga, por su amable colaboración en el proyecto de la Red de Archivos de Lenguas México (Ralmex), del que esta exploración forma parte. Por último, agradezco a los revisores de la versión preliminar, sus comentarios han contribuido significativamente a que esta versión sea mucho mejor.
2 Ejemplos recientes se encuentran en los trabajos reunidos en Terborg & García Landa (2011).
3 Conocidos como programas de atención a la diversidad, como el caso del Programa Adiuas de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
4 En numerosas ocasiones, hemos observado que los sordos que tuvieron adquisición temprana de la lengua de señas o son hijos de padres sordos tienen un uso distinto de la lengua; no utilizan tantas señas no manuales (en particular las de cejas, boca y cabeza) y tampoco recurren tan comúnmente a la “personificación” (del inglés surrogates, véase Liddell, 2003) para marcar a los participantes del discurso en una narración o en modalidad indirecta.
5 Si tomamos, como convencionalmente se hace, a la variante de la Ciudad de México como variante estándar de la lsm. Y consideramos también los juicios de los señantes sobre lo que es y no es lsm.
6 Los autores consideran a esta una lengua de contacto (contact sign) no un pidgin ni un caso de code-switching. En primer lugar, por no tratarse de una lengua gramaticalmente “simplificada” o con vocabulario limitado y, en segundo lugar, por no tratarse de una sucesión lineal de cambio de códigos. Como referencia de estos criterios puede consultarse Muysken & Smith (1994). Basado en esta misma obra, sugiero aquí que se trata de una “lengua mixta” (1994: 5): dos lenguas hacen una clara contribución para generar una tercera, donde una lengua aporta la gramática y la otra las palabras “de contenido” (content words).
7 Gestos altamente icónicos que se utilizan en lugar de las señas léxicas. A veces compartidos con los hablantes de español.
8 Las abreviaturas y señas empleadas en las glosas de los ejemplos se explican en el Anexo.
9 “Estos elementos, tras un proceso de criollización, integraron las formas originales de las lenguas que se convirtieron, con el paso del tiempo, en las lenguas de señas nacionales de cada país” (traducción nuestra).
10 En veda desde 1990, lo que la convierte en una especie protegida. Su venta se realiza solo en el mercado negro.
11 Al parecer, los sordos señantes de lsm utilizan comúnmente la frase trabajo estar-ocupado para este mismo fin.
12 Un caso de inicialización.
13 Antigua institución bancaria fundada en la ciudad de México, cuyo nombre completo es Banco de Comercio.
14 Y no “vocalización” puesto que solo nos referimos a los movimientos de la boca y no a los sonidos que se producen.
15 Esta bocalización proviene de la seña acabarse, que también puede ir acompañada de los gestos con la boca.
16 Acrónimo del inglés child of deaf adults, utilizado para referirse a los hijos oyentes de padres sordos.
17 Véase <http://www.diputados.gob.mx/servicios/datorele/cmprtvs/iniciativas/Inic/291/2.htm>. [Consulta: 10 de abril de 2015]
18 “Que ha sido poco estudiada” (traducción nuestra).
19 Esta grabación se realizó en marzo de 2013. Le pedí al informante que mostrara las “señas de Culiacán”. Como asumió que el video sería mostrado a los Sordos de otras partes del país (aunque le dije varias veces que no lo mostraría a nadie), explicó con detenimiento la articulación de cada seña.
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