Estudios de Lingüística Aplicada

 

Uso de los tiempos verbales en narraciones infantiles

 

Use of verb tenses in children’s narratives

Amor Madai Peña Ramos

Universidad de Guadalajara,

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades,

Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas

amor.pena@gmail.com

Verónica González Márquez

Universidad de Guadalajara,

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades,

Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas

veronica.gmarquez@academicos.udg.mx

Recepción: 11 de julio del 2023

Aceptación: 21 de mayo del 2024

doi: 10.22201/enallt.01852647p.2024.79.1096


Resumen

La presente investigación busca establecer los cambios que se producen en los usos de los tiempos verbales en dos tipos de narraciones de niños en etapa tardía de adquisición: cuento a partir de imágenes y recuento. Para el análisis, se segmentaron las narraciones en cláusulas y se clasificaron los tiempos verbales (Rojo & Veiga, 1999). Se clasificaron los tiempos verbales de acuerdo con las propuestas de Weinrich (1974) y Bassols y Torrent (1997) y las cláusulas según la sección de la estructura narrativa (Labov & Waletzky, 1967). En los resultados se nota una diferencia de acuerdo con el estímulo empleado para elicitar las narraciones. El pretérito es el único tiempo verbal presente en todas las secciones de la estructura narrativa de narraciones del corpus de cuento a partir de imágenes, que sugiere que la mayoría de las acciones se presentan como eventos completos, lo que confiere a la narración un carácter retrospectivo. Por su parte, en el corpus de recuento, el co–pretérito es el único tiempo que se encuentra en todas las secciones de la estructura narrativa, lo que sugiere que se trata de eventos pasados que conducen a la complicación principal de la historia.

Palabras clave: adquisición del lenguaje; etapa tardía; estructura narrativa; cuento; recuento

Abstract

The present research aims to establish the changes that occur in the uses of verb tenses in two types of narratives of children in the late acquisition stage: story telling from images and recount. For the analysis, the narratives were sorted into clauses, and verb tenses were classified (Rojo & Veiga, 1999). Verb tenses were classified according to the proposals of Weinrich (1974) and Bassols & Torrent (1997) and clauses according to the section of the narrative structure (Labov & Waletzky, 1967). The results revealed a difference according to the stimulus used to elicit the narratives. The past tense is the only verb tense present in all sections of the structure of narratives of the story corpus based on images. This finding suggests that most actions are presented as complete events, giving a retrospective character to the narrative. For its part, in the recount corpus, past perfect is the only tense found in all sections of the narrative structure, which suggests that these are past events that lead to the main complication of the story.

Keywords: language acquisition; late stage; narrative structure; story; recount

1. Introducción

 

Desde finales del siglo pasado se ha investigado en México el desarrollo lingüístico en etapa tardía de adquisición, comprendida entre los seis y doce años (Barriga Villanueva, 2002b: 36). Los estudios realizados abarcan diferentes niveles y componentes del lenguaje: discurso, semántica, morfosintaxis, fonética, etcétera (Barriga Villanueva, 2002b: 9–10). Una de las principales tareas empleadas en estas investigaciones es la elicitación de narraciones, ya sea a partir de imágenes, recuento, experiencia personal o completar un relato.

En esta investigación se analizan narraciones obtenidas a través de recuento y a partir de imágenes. El recuento “es una metodología narrativa que facilita la evaluación de las habilidades lingüísticas del niño, quien a partir de su conocimiento gramatical puede reelaborar y reconstruir un evento comunicativo” (Chávez & Auza, 2013: 63). Por su parte, en la narración a partir de libros ilustrados se entrelazan dos modalidades: la imagen y el texto lingüístico (Ochs, 1997: 186–187). Ambas son metodologías ampliamente usadas para recolectar corpus con la finalidad de estudiar algún aspecto de la lengua.

Las narraciones forman parte del repertorio comunicativo de las personas en su día a día. Se acude a ellas para contar a otros cómo nos fue en la mañana, en vacaciones, en el trabajo. Además, son uno de los textos que se enseñan y estudian en educación básica, por lo que en este nivel educativo se perfecciona la habilidad narrativa.

En las narraciones se emplean distintos tiempos verbales, siendo los principales el pretérito y el presente. Según Barrera y Fraca, en Hernández Cruz (2017), las formas verbales más frecuentes en el habla adulta se adquieren en las etapas tempranas, mientras que las menos frecuentes son de aparición tardía (32–33). Es a partir de los cinco años que los niños cambian tiempo y aspecto con propósitos discursivos y, hasta después de los nueve años, utilizan marcadores para indicar contrastes temporales en el discurso narrativo (Hernández Cruz, 2017: 36).

Aunque en el pasado se han investigado en español los usos de los tiempos verbales del indicativo en etapa tardía (Hess Zimmermann, 2003, 2004), en preescolar y el primer año de educación básica (Benoit Ríos, 2013) y en primer y sexto grados de educación primaria (Hernández Cruz, 2017), se considera de interés corroborar si existen cambios en los usos de los tiempos verbales en las narraciones de niños en distintas etapas del desarrollo tardío, sobre todo al trabajar con dos estímulos distintos.

Los seis años son una etapa clave en la adquisición del lenguaje. Además, se trata de una edad en la que están más establecidos los tiempos y modos verbales. Por este motivo, se estudiaron narraciones de niños de cinco y siete años. Asimismo, se eligió incluir narraciones de niños de nueve años por considerarse más parecidas a las de adultos.

La pregunta que enmarca la investigación es: ¿cambian los usos narrativos de los tiempos verbales si la manera de elicitación y el tipo de narración son distintas? Para responder a esta pregunta, se presentarán los usos que dan a los tiempos verbales niños de cinco, siete y nueve años en dos tipos de narración: de recuento y a partir de imágenes.

 

2. Antecedentes

 

La etapa tardía del desarrollo comenzó a estudiarse en México desde finales del siglo pasado. Las investigaciones elaboradas se centran en distintos niveles del lenguaje (Barriga Villanueva, 2002b: 282–283) y utilizan diferentes metodologías.

En particular, los trabajos en español enfocados en el estudio de los verbos en narraciones infantiles de niños en etapa tardía del desarrollo recolectan las narraciones a partir de: cuento o historia existente (Barriga Villanueva, 2002a), experiencias personales (Aravena Reyes, 2010; Barriga Villanueva, 2002a; Hernández Cruz, 2017; Hess Zimmermann, 2002, 2003, 2004; Tolchinsky, 2014), imágenes (Alarcón Neve, 2018; Álvarez, 2005; Bayley, Álvarez Calderón & Schecter, 1998; Benoit Ríos, 2013; Couto Ríos, 2014; Sebastián, 1991; Sebastián & Slobin, 1994), tema de interés (Hernández Cruz, 2017), y completar un relato (Hess Zimmermann, 2003, 2004).

Si bien hay estudios dentro de la lingüística que tienen alguna similitud con lo propuesto en esta investigación (Aravena Reyes, 2010; Castillo Hernández, Belloro & Alarcón Neve, 2017; Galaz Hernández, 2015), no hay ninguno con las características aquí propuestas. El estudio de Aravena Reyes (2010) analiza dispositivos temporales no morfológicos para examinar la referencia temporal, entre otras cosas. El de Castillo Hernández et al. (2017), aunque analiza la estructura argumental preferida en dos tareas de elicitación, se ubica en el área sintáctico–pragmático. El de Galaz Hernández (2015) se enfoca en el segundo plano narrativo. Por tanto, hasta donde se ha revisado, no existen estudios en los que se presenten dos narraciones obtenidas por técnicas diferentes (recuento y a partir de imágenes) y, en particular, que analicen el uso de los tiempos verbales, por lo que este trabajo contribuye al campo de investigación.

 

3. Marco teórico

3.1. El tiempo verbal

El tiempo verbal es deíctico en el sentido que hace referencia a momentos en el tiempo con relación a un punto central o con respecto a otro punto que se encuentra directa o indirectamente orientado respecto al origen (Rojo & Veiga, 1999: 2879).

Existen múltiples terminologías para referirse al tiempo verbal. Desde la publicación de Bello (1847), que ha sido retomada y modificada por algunos, otros autores han publicado diferentes propuestas: Bull (1960), Rojo (1974), Gili Gaya (1961) y Alarcos Llorach (1994), por mencionar unos cuantos. Teniendo esto en consideración, hemos elegido seguir el enfoque propuesto por Rojo (1974). Para ello, a continuación, se hará un esbozo de lo que exponen Rojo y Veiga (1999) en el capítulo “El tiempo verbal. Los tiempos simples” de la Gramática descriptiva de la lengua española.

De acuerdo con Rojo y Veiga (1999: 2874), antes de analizar el tiempo, se debe establecer a qué tipo de tiempo se hará referencia: al físico, al cronológico o al lingüístico. En el caso que nos concierne, se hará referencia al tiempo lingüístico que “se fundamenta en el establecimiento de un punto cero, pero ese punto no es estático sino móvil” (1999: 2873).

Según estos autores, la temporalidad lingüística tiene ciertas características básicas: a) el establecimiento de un punto cero, b) “orientación” o ubicación directa o indirecta de los acontecimientos con respecto al punto cero, c) en algunas lenguas la expresión de la distancia al punto cero está gramaticalizada (1999: 2874). Propusieron, además, una forma gráfica para representar la ubicación de los acontecimientos (Figura 1).

 

 

El tiempo lingüístico es representado por el punto central (O), que está doblemente orientado y abierto por los dos extremos. Los acontecimientos podrían situarse en la zona de lo anterior (–), simultáneo (o) o posterior (+) al punto cero (Rojo & Veiga, 1999: 2874). En este sentido, si el punto central o de origen es simultáneo al acontecimiento, es decir, si se trata del tiempo presente, la fórmula corresponde a (OoV). Dicha fórmula se lee de derecha a izquierda, de la siguiente manera: el vector es simultáneo al origen (Rojo & Veiga, 1999: 2876).

En el Anexo 1, presentamos una esquematización de las formas verbales, las fórmulas correspondientes y las distintas denominaciones. Aunque se empleará la nomenclatura de Bello, se considerará el marco teórico de Rojo y Veiga (1999). Asimismo, en el Anexo 2, se muestra un cuadro de elaboración propia con las formas de subjuntivo, basada en Rojo (1974), así como las respectivas fórmulas vectoriales y denominaciones, que serán las que utilizaremos para identificar las formas verbales en esta investigación.

3.2. Estructura narrativa

Labov y Waletzky (1967) generaron una propuesta funcional para analizar narraciones orales de experiencia personal, de manera que fuera posible entender la estructura normal de la narrativa como un todo (12). Las narrativas, de esta manera, están conformadas por cinco1 secciones (32–39):

1. Orientación: sirve para ubicar al interlocutor en cuanto a persona, lugar, tiempo y situación. Generalmente se encuentra antes de la primera cláusula narrativa, pero puede presentarse en cualquier momento de la narración. Además, los autores indican que esta sección puede no aparecer en las narrativas de los niños.

2. Complicación: conforma el cuerpo central de las cláusulas narrativas y comprende una serie de eventos. Regularmente termina con un resultado. Es posible que haya diversos ciclos de narración simple, con varias secciones de complicación.

3. Evaluación: revela la actitud del narrador acerca de la narración al enfatizar la importancia de ciertas unidades narrativas y puede fusionarse con la resolución. Es típica de narraciones de experiencia personal. Además, puede estar integrada o no a la narrativa y ser más externa o interna.

4. Resolución: da término a la complicación. Generalmente sigue a la evaluación (en narraciones de experiencia personal), pero también puede coincidir con esta sección.

5. Coda: su función es regresar la perspectiva al presente. Se trata de un elemento opcional, pues muchas narraciones terminan con la sección de resolución.

3.3. Mundo comentado y mundo narrado

En su libro Estructura y función de los tiempos en el lenguaje, Weinrich presenta una categorización del sistema temporal según dos grupos temporales, I y II, que ilustra mediante una serie de cláusulas representativas (1974: 52). La división en dichos grupos parte del concepto de concordancia, que, según Weinrich, “es una limitación combinatoria de los tiempos de modo que en la frase no ocurran intercambios entre los dos grupos” (53). El grupo temporal I se compone de aquello que no es narrado, específicamente, situaciones como “el diálogo, el memorándum del político, la conferencia científica, el ensayo filosófico, el comentario jurídico y muchas otras” (Weinrich, 1974: 69). Debido a las características de este tipo de situaciones, el autor decide denominar a este conjunto como “grupo de tiempo del mundo comentado y los tiempos, tiempos comentadores” (1974: 70). Por otra parte, afirma sobre el grupo II:

 

En el grupo de tiempos II es relativamente fácil señalar qué tienen en común las situaciones comunicativas en que dominan estos tiempos: son evidentemente situaciones comunicativas en las que narramos. […] Ya que absolutamente todo, el mundo entero, verdadero o no verdadero, puede ser objeto de un relato, vamos a llamar a los tiempos del grupo II tiempos del mundo narrado o, abreviadamente, tiempos de la narración. (Weinrich, 1974: 66–67)

 

La clasificación de los grupos temporales I y II en el español es la siguiente, pero debido a que Weinrich no proporciona la denominación terminológica de todos los tiempos, se utiliza la descrita en §3.1:

Dentro del Grupo Temporal I (mundo comentado) se incluye los tiempos: “cantará” (futuro); “habrá cantado” (ante–futuro); “ha cantado” (ante–presente); “canta” (presente) y las frases verbales de futuro “va a cantar” y pretérito “acaba de cantar”.

El Grupo Temporal II (mundo narrado) está integrado por los tiempos: “cantaría” (pos–pretérito); “habría cantado” (ante–pos–pretérito); “había cantado” (ante–pretérito); “hubo cantado” (ante–pretérito); “cantaba” (co–pretérito); “cantó” (pretérito) y las formas perifrásticas de pos–pretérito “iba a cantar” y ante–pretérito “acababa de cantar” (Rojo, 1974: 140; Rojo & Veiga, 1999: 1355; Weinrich, 1974: 52).

A partir del cuento infantil, el niño establece la diferencia entre el mundo narrado y el mundo cotidiano, y aprende a participar en el primero (Weinrich, 1974: 81, 85), en este sentido, “los tiempos del verbo representan un papel importante” (1974: 85). Según Weinrich, la adquisición de los tiempos del grupo I se concluye entre los dos y los tres años, mientras que los del grupo II, entre los cuatro y cinco años (1974: 86).

3.4. El tiempo de la narración

De acuerdo con Bassols y Torrent (1997), el indefinido es el tiempo más representativo de la secuencia narrativa porque mediante él se explica la complicación (184). En el Cuadro 1 se muestra la esquematización del uso de los tiempos realizado por las autoras según la propuesta de Combettes (1987: 12).

 

 

4. Metodología

4.1. Corpus2

El objeto de análisis serán los tiempos verbales empleados en dos corpora de narraciones hechas por infantes en etapa tardía del desarrollo. Ambos fueron elicitados siguiendo metodologías distintas: a partir de imágenes y recuento.

Los participantes integraban tres grupos de ocho niños académicamente regulares de cinco, siete y nueve años y cuatro adultos con nivel licenciatura como grupo control. Se incluyeron 50% de mujeres y 50% de hombres. Todos los participantes pertenecían a la clase socioeconómica media alta y acudían a escuelas privadas con educación personalizada y grupos reducidos. Se consideraron tres grupos etarios para representar el uso en tres etapas distintas del desarrollo tardío.

El primer corpus (González Márquez, 2004: 30–33), denominado corpus de recuento, consta de grabaciones en tres colegios: La Casona, El Ideo (Investigación y Desarrollo de Occidente) y la Escuela de Aprender. El corpus está conformado por 28 narraciones: ocho narraciones por cada grupo etario y cuatro del grupo control, tal como se muestra en el Cuadro 2.

 

 

La elicitación de esta muestra (González Márquez, 2004: 33) se produjo a partir de la lectura de la adaptación de Carlo Frabetti del cuento El vestido nuevo del emperador, de Hans Christian Andersen (1983). Para esto, se llamó a los niños por pares y se les explicó el procedimiento: escucharían el cuento con atención, lo renarrarían mientras eran grabados, escucharían la grabación y elegirían cuál de los dos participantes lo contó mejor. Las narraciones se identifican con edad, número de narración, colegio y sexo, por ejemplo: 7–N1–I–M.

En cuanto al segundo corpus (Ochoa Villanueva, 2004: 37–43), que se denominará corpus de cuento a partir de imágenes, de manera inicial se realizaron doce grabaciones por grupo etario en dos escuelas y ocho se obtuvieron de adultos. Al final, se descartaron las grabaciones que presentaran problemas de audio, fueran narradas parcamente, o tuvieran al final de la cinta alguna parte de la narración (Ochoa Villanueva, 2004: 37). El corpus definitivo está conformado por 28 narraciones distribuidas como se muestra en el Cuadro 3.

 

 

Las narraciones se elicitaron a partir de doce ilustraciones del libro El cordoncito de Maribel Suárez (1999). Para mostrar las imágenes a los participantes, Ochoa Villanueva (2004) amplió las ilustraciones a tamaño carta y las pegó una tras otra de manera lineal (41–42). El procedimiento seguido fue invitar a dos niños por vez a contar el cuento, grabarlo y luego escucharlo, para lo que debían familiarizarse con las ilustraciones y escuchar la narración propia y del compañero (Ochoa Villanueva, 2004: 42). Cada narración se identifica con edad, número de narración, escuela, sexo y nombre, por ejemplo: 9–N20–E2–M–Ana Sofía.

4.2. Procedimiento de análisis

Se segmentó cada narración por cláusulas, partiendo de la siguiente definición: “una unidad compuesta al menos por un sustantivo o un sintagma nominal que concuerda con un verbo o un sintagma verbal” (De Beaugrande & Dressler, 1997: 90). Luego, se clasificaron los tiempos verbales de cada cláusula.

Posteriormente, se identificaron las secciones de la estructura narrativa de las dos historias de acuerdo con las propuestas por Labov y Waletzky (1967); los esquemas se muestran en los Anexos 3 y 4. Además, se identificó la estructura narrativa de cada narración de ambos corpora. Se elaboró una gráfica para representar la relación tiempo verbal–estructura narrativa. Finalmente se realizó una relación de mundo narrativo/mundo comentado y otra de acuerdo con el aspecto de los tiempos verbales.

 

5. Resultados

5.1. Corpus de cuento a partir de imágenes

Tal como se muestra en el Anexo 3, el cuento a partir de imágenes generado mediante la historia El cordoncito tiene varias secuencias de orientación, complicación y resolución. En el Cuadro 4 se muestran dichas secuencias según su aparición en el corpus.

 

 

Las narraciones omiten pocas secciones: en cuatro no se incluye el primer caso de resolución, en que la señora recoge el cordón y, en cinco, el tercero de orientación, cuando el niño está volando su papalote. La coda, aunque es opcional, tiene un alto nivel de ocurrencia porque en la última imagen los pajaritos forman la palabra “fin”, lo cual provoca que los participantes se vean en la necesidad de dar término a la narración. El Cuadro 5 muestra algunos ejemplos de cláusulas del corpus.3

 

 

En la Figura 2 se presentan las diferentes combinaciones de tiempo verbal y sección de estructura narrativa que emplearon los participantes en sus narraciones según su uso.

 

 

Figura 2

 

En la sección orientación, los tiempos verbales más utilizados fueron pretérito (O–V) con 12.93%, co–pretérito ((O–V)oV) con 11.12% y presente (OoV) con 5.26%; puede notarse que el porcentaje entre pretérito y co–pretérito es casi equiparable. El uso del pretérito en cláusulas de orientación disminuye en las narraciones de los participantes infantiles conforme aumenta su edad. Sin embargo, el porcentaje de cláusulas que presentan este tiempo verbal en narraciones de adultos es similar al empleado en narraciones de niños de siete años. Además, se observa una tendencia de disminución de uso del co–pretérito conforme son mayores los participantes, si no se considera que algunas narraciones de niños de siete años no presentan cláusulas con este tiempo verbal en la sección de orientación.

Asimismo, en las narraciones de niños de cinco y nueve años se observan porcentajes muy cercanos de uso de presente en cláusulas de orientación. En el caso del primer grupo etario, fueron cuatro las narraciones que incluyeron cláusulas de este tipo, con porcentajes que oscilaron entre 3 y 13%. En el grupo de niños de nueve años, fueron tres las narraciones con cláusulas de este tipo, con porcentajes de 5 a 10%. Por otro lado, también hay similitud en los porcentajes de uso de verbos conjugados en tiempo presente en cláusulas de orientación entre las narraciones de los niños de siete años y las narraciones de adultos: tres narraciones de niños de siete años (7–33%) y dos narraciones de adultos (10 y 25%) presentaron estas cláusulas. En cuanto al uso de presente en cláusulas de complicación, resaltan los porcentajes similares (25%) en las narraciones de niños de siete años y adultos, debido al uso preferente de este tiempo en dos narraciones del primer grupo.

El pretérito es el tiempo dominante en la sección complicación, con un promedio general de 27.49%, muy por encima del 4.56% de uso del presente, que corresponde a casi una séptima parte. Un caso similar se presenta en la sección resolución, pues existe una gran diferencia entre el porcentaje de cláusulas que están en pretérito (19.7%) y en presente (5.05%).

En cuanto al uso de pretérito en cláusulas de complicación, se observa en la Figura 2 un incremento de uso en las narraciones infantiles conforme son mayores los participantes, aunque el porcentaje de empleo de este tipo de cláusulas en narraciones de adultos es similar al de las narraciones de niños de cinco años. Esto se debe a que la cantidad de adultos participantes es de la mitad en comparación con los grupos infantiles, lo cual implica que la variación en los porcentajes por participantes influya en el promedio. Es decir, el que un participante adulto únicamente destinara 8% de su narración a cláusulas de complicación con verbos en pretérito hizo que el porcentaje grupal disminuyera.

Referente al uso de pretérito en resolución, hay incremento en las narraciones infantiles, aunque el porcentaje de cláusulas de este tipo en las narraciones de adultos es mucho menor que en las narraciones de niños de cinco años. Es decir, conforme es mayor la edad de los participantes de los grupos infantiles, incrementa el porcentaje mínimo de uso del pretérito para cláusulas de resolución en sus narraciones: pasa de 0 a 17%. Sin embargo, en las narraciones de adultos, el porcentaje más alto (15%) es ligeramente superior al porcentaje mínimo encontrado en las narraciones de niños de nueve años: 17%.

En las secciones restantes los porcentajes de uso son bastante bajos, lo cual se relaciona con el hecho de que, en suma, esas secciones representan menos del 10%. Para la sección evaluación, el pretérito corresponde a 2.18% y el co–pretérito a 1.36%. Las cláusulas de resolución + coda con mayor porcentaje están en pretérito y corresponden al 1.84% del corpus. Finalmente, el tiempo verbal de la sección coda que tiene más ocurrencias es el pretérito (1.2%).

El uso de pretérito en cláusulas de evaluación muestra un incremento general: conforme es mayor la edad de los participantes de los grupos infantiles, incrementa la cantidad de narraciones en las que se usa y, aunado a ello, el porcentaje de la narración dedicado a dicho uso. En el caso del grupo de adultos, aunque en solo una narración se usa el pretérito en evaluación, el porcentaje dedicado a ello es relativamente alto (13%).

A partir de los párrafos anteriores, se puede concluir que el pretérito es el único tiempo verbal presente y con mayor porcentaje en todas las secciones de la estructura narrativa de las narraciones del corpus de cuento a partir de imágenes. La excepción son las cláusulas de orientación que fueron producidas en co–pretérito por participantes de nueve años.

5.2. Corpus de recuento

Las narraciones de recuento generadas a partir de la historia El vestido nuevo del emperador tienen la ocurrencia de secciones por edad que se muestra en el Cuadro 6.

 

 

Puesto que se trata de una historia cuya complicación abarca la mayor parte de la narración, es normal que a ninguna narración de este corpus le falte dicha sección. Lo mismo ocurre con la resolución. Los dos casos en que se omitió la sección de orientación son atípicos. En cuanto a las dos secciones, evaluación y coda, que tienen muy poca ocurrencia, baste decir que son consideradas opcionales.

En el Cuadro 7 se proporcionan ejemplos de cláusulas del corpus para cada tiempo verbal registrado, con la sección de estructura narrativa correspondiente.4

 

 

En la Figura 3 es posible observar cuáles son las tendencias de tiempo verbal empleado para determinadas secciones de la estructura narrativa del corpus de recuento.

 

 

Figura 3

 

En el caso de orientación, 7.26% de los verbos que se incluyen en las cláusulas está en co–pretérito ((O–V)oV) y 0.83% en presente (OoV). Se trata de los únicos tiempos verbales empleados para enunciar las cláusulas pertenecientes a esta sección que, como se recordará, constituye una pequeña parte de la narración. A su vez, el uso de co–pretérito para cláusulas de orientación muestra una ligera tendencia de disminución en las narraciones de los grupos infantiles, que puede seguirse en la Figura 3: va de 9.08% en narraciones de niños de cinco años a 9.06% y termina en 8.50% en narraciones de niños de nueve años. Esta disminución es más notoria cuando se comparan los porcentajes de este tipo de cláusulas en narraciones infantiles contra el 2.4% en las narraciones de adultos. Como puede apreciarse en la Figura 3, tanto los porcentajes mínimos como los máximos son bastante cercanos entre los grupos comparados.

En cuanto a la sección complicación, 33.32% de las cláusulas tienen verbos en pretérito (O–V), 22.23% en co–pretérito y 8.85% en presente. Son los tiempos más frecuentes, pues totalizan siete los empleados para narrar cláusulas de este tipo. El uso de co–pretérito para cláusulas de complicación presenta una similitud de porcentajes en las narraciones de los grupos de cinco y siete años, así como cercanía de porcentajes en narraciones de niños de nueve años y de adultos. Con relación a las narraciones de los niños de cinco y siete años, los porcentajes son variados, van de 0 a 37% y de 0 a 32%, respectivamente. De hecho, aunque en el grupo de siete años hay dos narraciones con 0% de cláusulas de este tipo, se compensa con el 32% de tres narraciones. En cuanto a la cercanía de los porcentajes de este uso en las narraciones de niños de nueve años y de adultos, también se observa una variedad de porcentajes, que van de 15 a 39% en el primer grupo, y de 12 a 38% en el segundo. Como puede apreciarse en la Figura 3, tanto los porcentajes mínimos como los máximos son bastante cercanos entre los grupos comparados.

El uso de presente en cláusulas de complicación tiene mayor porcentaje en narraciones de adultos que en narraciones infantiles. La cantidad de narraciones que incluyen este tiempo es igual en el grupo de niños de cinco años y de nueve años, pero el porcentaje de uso correspondiente por grupos es el que varía: 6.64 y 3.38%, respectivamente. Es en las narraciones de niños de cinco años que se presenta el porcentaje más alto de las narraciones infantiles. El porcentaje de presente en complicación es similar entre las narraciones de niños de siete y nueve años: 2.93 y 3.38%, respectivamente. En las narraciones de adultos, el porcentaje de uso de este tiempo es 22.43% y, además, se encuentra en las cuatro narraciones.

En las narraciones infantiles hay un patrón de incremento de uso del pretérito para cláusulas de complicación. En las narraciones de niños de cinco años el porcentaje promedio es 31.71% (min. 17%, máx. 50%), el porcentaje en las narraciones de niños de siete años es 36.09% (17–52%) y, finalmente, en las narraciones de niños de nueve años el porcentaje promedio es 43.39% (33–56%). Por su parte, el porcentaje de pretérito para cláusulas de complicación es 22.09%, mucho menor al correspondiente a narraciones de niños de cinco años; cuyos porcentajes mínimo y máximo son 5 y 30%.

En el uso de pos–pretérito ((O–V)+V) en la sección de complicación también se presenta una similitud de porcentaje entre las narraciones de niños de cinco y siete años y las de niños de nueve años y adultos. En general, los porcentajes son pequeños, el más alto es 13% y corresponde a la narración de un niño de siete años. Después de ese caso, el siguiente porcentaje más alto, y que de hecho se repite en las narraciones de varios participantes, es 8%. En los grupos infantiles hay dos narraciones con 0% de cláusulas con estas características, algo que ocurre únicamente en la narración de un participante adulto.

La sección resolución tiene predominantemente verbos en pretérito (9.05%), presente (5.75%) y co–pretérito (3.65%). Solo se añade el ante–co–pretérito ((O–V)–V) a esta lista de tiempos empleados para cláusulas de resolución. Las cláusulas de resolución + coda son mínimas y se encuentran en pretérito, co–pretérito y presente.

En el uso de co–pretérito en cláusulas de resolución, se observa en la gráfica una igualdad de porcentajes de las narraciones de los participantes de cinco y siete años. En el grupo de niños de cinco años, solo en tres narraciones se usa el co–pretérito para cláusulas de resolución, sin embargo, una de ellas tiene 30%, porcentaje elevado para ser un tiempo que suele emplearse para cláusulas de fondo.5 Por su parte, en las narraciones de niños de siete años, son seis las narraciones en las que se usa el co–pretérito para este tipo de cláusulas y los porcentajes oscilan entre 3 y 9%.

El uso de pretérito en cláusulas de resolución tiene un comportamiento que no sigue ningún patrón, pero es interesante. Las narraciones de los niños de siete años son las que tienen mayor porcentaje de este tipo, con 16%, luego siguen las narraciones de niños de cinco años con 10% y las narraciones de niños de nueve años con 6%. En cuanto a las narraciones de adultos, el porcentaje de cláusulas de resolución en pretérito es 4%, esto indica que los dos últimos grupos tienen porcentajes similares, además de ser los que más se acercan en edad.

Puesto que solo hubo ocho cláusulas de evaluación, es decir, 0.61% de todo el corpus, la variedad de tiempos y el porcentaje empleado para cada uno son pequeños. Así, 0.5% del corpus corresponde a cláusulas de evaluación con verbos en pretérito y 0.11% en co–pretérito. Las cláusulas de coda también son escasas, solo siete en todo el corpus, correspondientes a 0.76% del total. De ellas, 0.55% está en ante–presente ((OoV)–V) y 0.21% en presente.

El tiempo al que recurren los participantes para enunciar todas las secciones de la estructura narrativa es el co–pretérito. Sin embargo, el pretérito es el tiempo que domina en la mayoría de las secciones (complicación, resolución, evaluación y resolución + coda). El co–pretérito es el preferido para las cláusulas de orientación. El ante–presente únicamente es empleado en las cláusulas de coda.

5.3. Mundo narrado y mundo comentado

A continuación, la Figura 4 muestra los porcentajes de tiempos verbales de las categorías de mundo narrado y mundo comentado por grupo etario y corpus.

 

 

En general, la tendencia de los tiempos verbales es la de pertenecer a la categoría de mundo narrado. En ambos corpora una sexta parte de los tiempos verbales corresponde al mundo comentado y muchas ocurrencias de este grupo temporal pertenecen al discurso directo. Salvo la cercanía de porcentaje de tiempos de mundo narrado en las narraciones de participantes de cinco y nueve años del corpus de cuento a partir de imágenes, la gráfica presenta tendencias diferentes por grupo etario y entre grupos etarios por corpus.

En el corpus de cuento a partir de imágenes la tendencia de los participantes es de 90–100% de tiempos del mundo narrado, de hecho, en las narraciones de cuatro participantes hay 100% de esta categoría. El uso de tiempos del mundo comentado de entre 70 y 80% por parte de dos participantes es lo que hace que haya una diferencia un poco significativa.

Algo similar se repite en el corpus de recuento, aunque los porcentajes cambian. La tendencia de tiempos del mundo narrado es de 75–100%, con un promedio de 81%. La tendencia de los tiempos del mundo comentado no supera el 15%, sin embargo, en tres narraciones el porcentaje se encuentra entre 25 y 30%.

Se esperaba que en las narraciones infantiles existiera aproximadamente un 90% de tiempos pertenecientes al grupo mundo narrado, lo cual podría variar si el estilo elegido por el narrador tenía como tiempo principal el presente. Sin embargo, a partir de lo revisado hasta el momento parece que esto ocurre sin titubeos o cambio repentino únicamente en las narraciones de adultos.

Al hacer una revisión por narración, destaca el hecho de que hay dos del corpus de cuento a partir de imágenes en que los participantes cambian de grupo temporal en algún momento de la narración. Como era de suponerse, los tiempos del mundo comentado suelen usarse para describir las acciones y para representar el discurso directo.

5.4. El tiempo de la narración

A continuación, la Figura 5 muestra los porcentajes de tiempos verbales de acuerdo con el aspecto perfectivo o imperfectivo por grupo etario y corpus.

Es rescatable que alrededor de 70% son tiempos perfectos en las narraciones infantiles del corpus de cuento, mientras en el corpus de recuento los porcentajes oscilan entre 44 y 57%. A pesar de lo anterior, únicamente el grupo de cinco años y de adultos del corpus de recuento tiene preferencia por tiempos imperfectos.

 

 

Parece que por lo menos en las narraciones infantiles los tiempos verbales perfectos tienden a aumentar con la edad, mientras que los tiempos verbales imperfectos tienden a disminuir. Esto podría sugerir un cambio hacia un uso más frecuente de tiempos verbales perfectos a medida que crecen los infantes. Sin embargo, esto contrasta con los datos de narraciones de adultos. Por otro lado, parece haber una preferencia por utilizar tiempos perfectos en narraciones de cuento a partir de imágenes que en recuento.

La disminución en el uso de tiempos perfectos en los adultos comparada con los niños de nueve años podría sugerir que, a medida que las personas envejecen, pueden preferir narrativas que se centren más en descripciones detalladas y en la exploración de estados emocionales o situacionales. La alta proporción de tiempos perfectos en el cuento indica que estos sucesos son indispensables para la narrativa, mientras que, en el recuento, aunque siguen siendo importantes, podrían permitir una mayor flexibilidad en la estructura narrativa. El aspecto imperfectivo sugiere una simultaneidad de sucesos y una variedad de temas que no son necesariamente cruciales para la progresión de la historia principal.

 

6. Discusión

 

Para el caso del tiempo dominante, únicamente los estudios con narraciones elicitadas a partir de Frog, where are you? (Sebastián, 1991; Sebastián & Slobin, 1994; Couto Ríos, 2014), a partir del programa computacional Cuentos de la plaza (Benoit Ríos, 2013 y de experiencia personal (Tolchinsky, 2014), presentan coincidencias en uno o dos grupos etarios de los considerados en los corpora analizados en la presente investigación.

En primer lugar, pareciera que los participantes de cinco años pueden narrar las historias en presente o pasado, dependiendo de su lugar de origen. Por este motivo, el tiempo dominante del estudio realizado por Couto Ríos (2014) con mexicanos de cinco años coincide con el de la presente investigación. En cuanto a los participantes de siete años, es notoria la preferencia por el pretérito tanto en los datos de este estudio como en los revisados en los antecedentes (Bayley et al., 1998; Benoit-Ríos, 2013). En los resultados del grupo de niños de nueve años, no parece haber un único tiempo dominante (Sebastián, 1991; Sebastián & Slobin, 1994; Hess Zimmerman, 2003; Couto Ríos, 2014; Tolchinsky, 2014). Esto podría deberse a que los participantes van definiendo progresivamente el estilo en que narran la historia.

Existe la posibilidad de que la variante dialectal influya en si el tiempo dominante es el presente o el pretérito, pues únicamente en las narraciones recolectadas en Madrid (Sebastián, 1991) y en Chile (Benoit-Ríos, 2013) de niños de cinco años domina el presente. Sin embargo, también es probable que influya la época en que se recolectaron las narraciones, pues en aquellas recolectadas en Andalucía por Tolchinsky en 2014 domina el pretérito. A su vez, aunque los participantes de Sebastián (1991), Sebastián y Slobin (1994) y Tolchinsky (2014) son españoles, es necesario señalar que hay más de veinte años de diferencia entre las primeras investigaciones y la última.

Por otro lado, únicamente tres de las investigaciones revisadas incluyen datos de la estructura narrativa: Hess Zimmermann (2003), Aravena Reyes (2010) y Tolchinsky (2014). En particular, Hess Zimmermann (2003) incluye corpora elicitado a partir de completar una historia y narraciones personales, sin embargo, la manera de clasificar es distinta a la llevada a cabo en esta investigación.

Es notorio el incremento del porcentaje de cláusulas de evaluación en las narraciones de los grupos de niños de mayor edad tanto en el corpus de cuento a partir de imágenes como en el de recuento. Esta situación también se evidencia en los corpora recabados y analizados por Hess Zimmermann (2003). Asimismo, resalta la similitud en los porcentajes de los corpora de narraciones de experiencia personal de Aravena (2010) y Tolchinsky (2014) y el corpus de cuento a partir de imágenes.

El estudio de Couto Ríos (2014) es el único que analiza la relación entre tiempo y estructura narrativa. La autora reporta que en narraciones de niños de cinco años predomina la repetición de una forma verbal y de perífrasis de copretérito e infinitivo en el desarrollo y, en el caso de narraciones de niños de nueve años, el uso del presente histórico y perífrasis con presente y gerundio y pospretérito de indicativo, pretérito de subjuntivo y futuro perifrástico. Además, Couto Ríos registró el uso predominante del copretérito para inicio, de la forma cristalizada “se dio cuenta” para evento detonante y de pretérito, imperativo y formas cristalizadas para desenlace en narraciones de ambos grupos. Respecto a los resultados de esta investigación, existe una coincidencia en cuanto al uso de pretérito en desenlace o resolución en ambos corpora, asimismo, que en inicio u orientación los tres grupos del corpus de recuento prefieren el co–pretérito. En este último punto, únicamente los niños de nueve años del corpus de cuento a partir de imágenes prefieren el uso del co–pretérito.

 

7. Conclusiones

 

En las narraciones infantiles hubo una tendencia notable en el uso del pretérito en casi todas las secciones de la estructura narrativa, con un patrón de disminución en el uso del presente y el co–pretérito en las cláusulas de orientación. Esta tendencia se evidencia en los datos de ambos corpora. La preferencia por el pretérito en las narraciones infantiles de las tres edades sugiere cierta estandarización en el uso temporal independientemente de la edad.

Al analizar los datos de mundo narrado y mundo comentado, así como la oposición aspectual entre tiempos imperfectos y tiempos perfectos, se muestra una clara diferencia en las preferencias temporales según el tipo de narración y la edad de los participantes.

En el corpus de cuento a partir de imágenes, se puede observar que el tiempo verbal más utilizado en todas las secciones de la estructura narrativa es el pretérito, tiempo perfecto. Esto sugiere que la mayoría de las acciones se presentan como eventos completos y acabados en el mundo narrado, lo cual confiere a la narración un carácter retrospectivo.

En el corpus de recuento, se destaca el uso significativo de pos–pretérito y co–pretérito, tiempos imperfectivos y del mundo narrado, en la sección de complicación, lo cual sugiere que se trata de eventos pasados que conducen a la complicación principal de la historia. Además, la presencia del futuro en la complicación indica la proyección de eventos futuros dentro del mundo narrado, lo que puede generar expectativas en el lector.

Respecto a los mundos, en ambos corpora hay preferencia por tiempos del mundo narrado en las producciones de todas las edades. Destaca el hecho de que, comparados con las otras edades, en las narraciones de adultos y niños de siete años hay un alto uso de tiempos del mundo comentado en las secciones de orientación, complicación y resolución. Cabe resaltar que el uso de tiempos de este mundo depende de la elección y el estilo del participante, ya que coincide con el uso de discurso directo, el relato hecho en tiempo presente narrativo o los comentarios o juicios externos a la narración.

Por su parte, los tiempos perfectos, relacionados con sucesos dinámicos y primer plano, son preferidos en las narraciones de todos los grupos etarios del corpus de cuento a partir de imágenes y por niños de siete y nueve años del corpus de recuento. En las narraciones de niños de cinco años y adultos, hay preferencia por tiempos imperfectos, relacionados con situaciones descriptivas y el segundo plano.

Aunque se identifican patrones generales en el uso de los tiempos verbales, también se observan diferencias individuales entre los participantes, lo cual subraya la necesidad de considerar las características individuales al estudiar el desarrollo del lenguaje.

El estudio contribuye al entendimiento de cómo los niños en etapa tardía de desarrollo utilizan los tiempos verbales en narraciones, y cómo este uso puede variar según el contexto. Estas conclusiones pueden tener implicaciones en el diseño de intervenciones educativas dirigidas a mejorar las habilidades narrativas y lingüísticas en niños.

8. Referencias

 

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Anexo 1. Formas verbales de indicativo (cfr. Rojo & Veiga, 1999: 2881-2885)*

 

 

Anexo 1

 

Anexo 2. Formas verbales de subjuntivo

 

 

Podrá notarse que la forma llegue de futuro O+V es la misma a la correspondiente al presente OoV, las formas llegase/ llegara de pos-pretérito (O-V)+V y co-pretérito (O-V)oV son las mismas que las de pretérito O-V, y la forma haya llegado de ante-futuro (O+V)-V es la misma que la forma de ante-presente (OoV)-V. En el texto del cual se obtuvieron las formas verbales y las fórmulas vectoriales, el autor no incluye la denominación, por lo que esta se elaboró a partir del cruce de vectores que presenta en su tabla de la página 84. En cuanto al uso de ciertas formas verbales para fórmulas vectoriales distintas, Rojo (1974) explica lo siguiente:

 

A la vista de este gráfico podemos percibir inmediatamente que no hay en el subjuntivo formas específicas para indicar la relación de posterioridad; son siempre idénticas a las que indican simultaneidad. En consecuencia, los ejes O+V y (O-V)+V carecen por completo de formas propias. La forma que indica anterioridad a O+V es la misma que lo hace con respecto a OoV y la que expresa anterioridad hacia (O-V)+V coincide con la forma (O-V)-V. (Rojo, 1974: 84)

 

Para sustentar lo anterior, se hizo una búsqueda que permitiera confirmar o descartar dichas formas verbales. En cuanto a las formas correspondientes a los tiempos co-pretérito, pos-pretérito y ante-pos-pretérito, se encontró que no son mencionadas en el Diccionario del Español de México (El Colegio de México, s. f.). Sin embargo, de acuerdo con los usos que se incluyen en el Diccionario, todo parece indicar que las formas propuestas por Rojo (1974: 84) corresponderían a dichos tiempos del modo subjuntivo. De hecho, según el Diccionario, la forma del presente también “significa que la acción del verbo sucede […] después de ella” (s. f.), aunque también incluye el tiempo futuro (amare, comiere, subiere). Dicha forma del futuro de subjuntivo, se aclara en el mismo diccionario, “no se usa en la lengua hablada; y en la escrita, solamente en ciertos escritos legales” (s. f.). La forma cante, además, “se aplica a procesos verbales no situados cronológicamente en el “presente” ni en el “futuro”, sino ya pasados desde la perspectiva de los interlocutores” (Veiga, 2001).

Finalmente, tal como ocurre con el caso del tiempo futuro de subjuntivo, el Diccionario incluye para el ante-futuro la forma hubiere cantado, también menciona que “[n]o se usa actualmente, con excepción de algunos textos legales” (s. f.). Según Sobczak, dicha forma verbal 

 

[Q]uedó reemplazada en primer lugar por haya cantado y cante, mientras que en la prótasis de oraciones condicionales, por restricciones puramente sintácticas, la sustituyeron las formas canta y ha cantado. Además, el contenido de no-realidad, que denotaba en algunos casos el antefuturo de subjuntivo, pasó a expresarse mediante el antecopretérito de subjuntivo (hubiera-se cantado). (2020: 70)

 

Anexo 3. Estructura narrativa de la historia El cordoncito

 

 

Anexo 3

 

Anexo 4. Estructura narrativa de la historia El vestido nuevo del emperador

 

 

Anexo 5. Tiempos verbales del corpus de cuento a partir de imágenes

 

 

Anexo 5

 

Anexo 6. Tiempos verbales del corpus de recuento

 

 

Anexo 6

 

Notas

 

1 En un trabajo posterior, de 1972, los autores añadieron la sección de “resumen”, pero no se considera en el presente trabajo porque no aparece en ninguna narración del corpus.

2 La Dra. Minerva Ochoa tuvo la gentileza de prestar el corpus que recabó para su investigación de maestría, que aborda estrategias para relacionar eventos.

3 En el Anexo 5 puede consultarse la clasificación de los 613 verbos conjugados en este corpus según sus tiempos verbales.

4 En el Anexo 7 puede observarse que los 1048 verbos del corpus de recuento se distribuyen en ocho tiempos verbales, uno más en comparación con los observados en el corpus de cuento a partir de imágenes (ante–pretérito). Cabe señalar que cuatro de estos tiempos no superan los ocho casos. De hecho, uno de ellos tiene solo una ocurrencia.

5 La distinción entre figura y fondo ocurre en el discurso narrativo y consiste en identificar las cláusulas en las que se desarrolla la historia y en las que hay material de apoyo para los eventos principales (Hopper, 1979: 213). El primer tipo de cláusula, correspondiente a los eventos de figura o foreground, se caracteriza por contener la secuencialidad de los eventos de la narración. Por su parte, el otro tipo, de fondo o background, tiene la propiedad de ser simultáneo y añadir información o comentar los eventos que se narran en la historia (1979: 214).

A pesar de ser un tema interesante y que aportaría más información acerca de las narraciones de niños en etapa tardía, no se aborda en la presente investigación.

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