Estudios de Lingüística Aplicada

LOS PRONOMBRES CLÍTICOS DEL ESPAÑOL EN HABLANTES BILINGÜES ESPAÑOL-OTOMÍ *

 

Glenda Zoé Lizárraga Navarro

Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios,

Doctorado en Lingüística El Colegio de México


Resumen

En este trabajo se presenta un análisis cuantitativo y cualitativo sobre la variación morfosintáctica de los pronombres clíticos de tercera persona en hablantes bilingües español-otomí. Los resultados indican que las categorías gramaticales que están en proceso de neutralización son el género, el número y el caso del clítico, lo cual se refleja en la elección de lo como forma neutra. Por otro lado, estos resultados apuntan a un proceso de cambio motivado no solo por contacto lingüístico, sino también por la influencia de factores sociales como la edad y el sexo, que privilegian el empleo de un clítico por encima de otros. Para dar cuenta del fenómeno, se asume al español del centro de México como base de comparación; se describen y analizan los patrones de variación en el sistema de clíticos de los bilingües a partir de algunas características gramaticales del otomí y de las características sociolingüísticas de los hablantes.


Palabras clave: lenguas en contacto, clíticos en español, bilingüismo, español de América, variación morfosintáctica, sociolingüística


Abstract

In this study I present a quantitative and qualitative analysis of the morphosyntactic variation of the 3rd person clitic pronouns in Spanish-Otomi bilingual speakers. The results suggest, on the one hand, that grammatical categories of gender, number and case of the clitic undergo a process of neutralization, which is reflected in the election of the clitic lo as the neutral form. On the other hand, the results provide evidence for an ongoing linguistic change triggered by language contact, as well as by social factors like age and gender, which privilege the usage of the clitic lo over the others. In order to explain this phenomenon, I take the Spanish variety of central Mexico as the basis for comparison. Furthermore, I describe and analyze the patterns of variation in the bilingual speakers clitic system starting from some grammatical properties of Otomi, as well as the sociolinguistic characteristics of the speakers

Keywords: language contact, Spanish clitic pronouns, bilingualism, Spanish in America, morphosyntactic variation, sociolinguistics

Fecha de recepción del artículo: 3 de julio de 2013

Fecha de recepción de la versión revisada: 15 de enero de 2014

Fecha de aceptación: 28 de enero de 2014

Dirección de la autora:

Glenda Zoé Lizárraga Navarro

Avenida Universidad 1953-2-1002

Col. Copilco-Universidad, Coyoacán

México, D. F., CP 04340

glizarraga@colmex.mx

Introducción

 

Muchas veces se ha señalado que el contacto entre lenguas es motor de distintos mecanismos de variación y cambio lingüístico. Pero para dar cuenta de este procedimiento se hace necesario determinar en qué medida el contacto reestructura o modifica la estructura de una lengua, y probar si los cambios observables son producto del contacto o de motivaciones lingüísticas internas.

Palacios Alcaine (2005: 71) plantea que los fenómenos de contacto suponen procesos generales de cambio, porque sobre ellos actúan mecanismos similares que dan lugar a consecuencias lingüísticas igualmente similares, y es por esta razón que se trata de procesos generales, comunes a todas las áreas de contacto. Bajo esta hipótesis, la autora propone que los sistemas pronominales átonos de las diferentes variedades del español en contacto con lenguas amerindias presentan un patrón de cambio común hacia la simplificación, ya sea en género, en número o en caso, o incluso en los tres rasgos gramaticales.

 

 

Objetivo

 

En este trabajo se describe el sistema de pronombres clíticos o pronombres átonos de tercera persona (aale/rae, 2009) –lo, la, le y sus correspondientes plurales– en hablantes bilingües de español-otomí de la comunidad de Pueblo Nuevo, municipio de Acambay, Estado de México.1 Se establece una comparación entre este sistema y el del español del centro de México, que aquí se asume como estándar, y se busca determinar si el sistema del español de los bilingües se ve influido por el otomí, de manera que presente indicios de simplificación en términos de Palacios Alcaine (2005).

Es preciso aclarar que si bien no se identifica una norma del español me­xicano, ni mucho menos del centro del país, aquí se asume que se trata de una variedad de español cuyo sistema de clíticos, de manera análoga al sistema etimológico del español (cf. Klein-Andreu, 2000), se compone de seis unidades: lo/los, la/las para caso acusativo y le/les para caso dativo.

 

 

Planteamiento del problema

 

En el español de los hablantes bilingües español-otomí se presenta un empleo de los pronombres clíticos que se diferencia notablemente del que se hace en el español estándar del centro de México. Las diferencias radican en la concordancia de género y número que establece el clítico con su correferente, así como en la marcación de caso acusativo y dativo, como se muestra en (1).

 

(1)

a. tenían que bajar la virgen abajo y ya como el ocho o nueve, lo suben otra vez (Emilio B.)

b. pasó un temblor por acá juerte, lo tiró las iglesia (Nemesio B.)

c. [La milpa] orita ps ora ya lo pertenece a mis hijos (Catarina L.)

 

En (1a), el clítico no concuerda en género con su correferente. En (1b), además de la concordancia de género, está ausente la concordancia de número; y en (1c) el clítico no codifica el caso de acuerdo con la función gramatical de su correferente, ni presenta concordancia de número con este. Desde un punto de vista amplio, este fenómeno de empleo diferente2 de los clíticos está asociado a un conjunto de rasgos gramaticales como posición enclítica o proclítica; caso del clítico y función gramatical del correferente; género, número y animacidad del correferente, así como el estilo de habla y el repertorio de clíticos. Están involucrados también algunos factores sociolingüísticos de los hablantes, tales como sexo, edad y nivel de bilingüismo.

 

 

Metodología

 

Para realizar este trabajo se contó con una muestra de cuatro hablantes: dos hombres y dos mujeres de dos grupos distintos de edad, todos hablantes de otomí como lengua materna y de español como segunda lengua. Para la obtención de los datos se realizó una entrevista semidirigida de 40 minutos de duración aproximadamente con cada uno de los hablantes. Asimismo, se aplicó una prueba dirigida que consistía en un cuestionario de 25 reactivos, donde se describían distintas situaciones, reforzadas con apoyos visuales, y se preguntaba acerca de esas situaciones.

De las entrevistas y los cuestionarios se extrajo cada una de las ocurrencias de los clíticos objeto de estudio y se obtuvo un total de 379 casos, que se analizaron en función de las variables que se resumen en la Tabla 1, y se examinaron cuantitativamente con Golvarb X.

 

 

Tabla 1. Variables consideradas para el análisis

Variable dependiente

1) Empleo diferente del clítico

No

Variables lingüísticas

2) Clítico que aparece

Lo

La

Los

Las

Le

Les

3) Posición con respecto al verbo

Enclítico

Proclítico

4) Caso gramatical

Acusativo

Dativo

5) Función gramatical del correferente

Objeto directo

Objeto indirecto

6) Género del referente

Masculino

Femenino

7) Número del referente

Singular

Plural

8) Animacidad del referente

Humano

Animado

Inanimado

9) Estilo de habla

Entrevista

Cuestionario

Variables sociales

10) Hablante

1

2

3

4

11) Sexo

Hombre

Mujer

12) Edad

Generación 2 (menor de 50 años)

Generación 3 (mayor de 50 años)

 

 

Cabe mencionar que el cuestionario se elaboró en función de la clase semántica, género, número y animacidad de la frase nominal (fn) que constituye el referente del clítico, y en principio se pensó incluir la variable de clase semántica del referente en el análisis, pero debido a que no se observó un patrón de variación en la ocurrencia de los clíticos, se optó por no considerarla dentro de las variables que se analizaron.

 

 

Resultados

 

El primer recorrido multivariable se llevó a cabo con los 379 tokens y las 12 variables que se presentaron en la Tabla 1. La distribución de los datos que se obtuvo en función de la variable dependiente se muestra en la Tabla 2.

 

Tabla 2. Distribución general de los datos

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

150

39.6 %

229

60.4 %

 

Aunque predomina el empleo del clítico de acuerdo con la norma estándar, los casos de empleo diferente tienen un porcentaje importante que indica una variación significativa en el sistema de los bilingües. Ahora es necesario describir la relación de la variable dependiente con el resto de las variables.

 

 

Variables lingüísticas

 

Dentro de un repertorio de seis clíticos, la distribución de los resultados con respecto al clítico que se emplea se resume en la Tabla 3.

 

Tabla 3. El tipo de clítico en relación con el empleo diferente

clítico

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Lo

99

60

159

42%.0

La

2

2

4

1%.0

Le

22

115

137

36.1%

Los

6

21

27

7.1%

Las

0

3

3

0.8%

Les

2

28

30

7.9%

Omisión

19

0

19

5%.0

 

 

Resulta llamativo el hecho de que todos los clíticos, en mayor o menor medida, tengan empleos diferentes con respecto al español estándar. Las es la excepción, pues como se muestra en la tabla, únicamente se emplea de acuerdo con la norma; no obstante, su frecuencia es muy baja y este hecho es muy significativo, ya que en este clítico convergen las variables marcadas de género femenino y número plural. La omisión de clíticos constituye un tipo de expresión argumental distinto del están­dar, y por esta razón solo aparece con empleo diferente, contrario a lo que ocurre con las. Estos dos fenómenos se desarrollarán más adelante con mayor detalle.

En (2) se muestran ejemplos del empleo diferente de los clíticos. En (2a) está ausente la concordancia de género; en (2b) el clítico no concuerda en número con su correferente, y cabe mencionar que aunque este empleo de le tiene ya un uso generalizado en el español del centro de México y en otras variedades del español (cf. Klein-Andreu, 2000; Martín Butragueño, 2006), aquí se considerará como una forma de empleo diferente. En cuanto al clítico las, como en (2c), en las tres ocasiones que apareció no se usó de manera diferente a lo esperado con respecto al español estándar. En (2d) el clítico de dativo es correferente con la fn las flores que funciona como objeto directo, y por tanto no hay concordancia de caso. Por último, en (2e) se omiten los clíticos en contextos donde su aparición es esperada.

 

(2)

a. Mi esposa, por ejemplo, lo mandaron a Querétaro (Emilio B.)

b. Ya preparan atolito, le da a todos lo que trabajan la iglesia (Nemesio B.)

c. Toño las sacó [a las gallinas] (Emilio B.)

d. Un día antes les cambian [las flores] (Nemesio B.)

e. ø abrió los pollos, ø echó pa’ juera (Nemesio B.)

 

 

En relación con la posición del clítico respecto del verbo, en la Tabla 4 se presentan la frecuencia y los porcentajes de aparición.

 

Tabla 4. Posición del clítico

Posición

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Proclítico

119

38.1%

193

61.9%

Enclítico

12

25%.0

36

75%.0

Omisión

19

100%.0

0

0%.0

 

 

La posición proclítica es numéricamente predominante con respecto a la posición enclítica, y es también la más favorecedora del empleo diferente del clítico. La omisión del clítico en todas sus ocurrencias se consideró un incumplimiento de la norma del estándar –empleo diferente–, por lo que a este respecto no se presenta variación en los datos. En (3) se muestran algunos ejemplos.

 

(3)

a. A: ¿Qué les hizo Juan a sus hijos?

B: ø regañó (Victoriana P.)

b. Pero es que no te ø entregué así [la ropa] (Emilio B.)

c. La bolsa, pus ø echa dulce (Nemesio B.)

d. A: ¿Qué les está haciendo Luisa a sus hijos?

B: Ps ø pegando (Catarina L.)

 

Este fenómeno es quizá el menos frecuente cuantitativamente, pero no por eso deja de ser importante a nivel descriptivo. La omisión ocurre tanto con clíticos de acusativo, como en (3a) y (3b), como de dativo, como en (3c) y (3d). Aunque se presenta en todos los hablantes, es el hablante 3 quien presentó 13 de las 19 ocurrencias de esta instancia, mientras que de los seis casos restantes, cuatro corresponden a la hablante 1 y los dos últimos se distribuyen entre los hablantes 2 y 4.

No se hace manifiesta una relación entre la omisión de los clíticos y el sexo de los hablantes; sin embargo, la edad se presenta como un factor con influencia suficiente en este fenómeno, pues el hablante 3 es el de mayor edad del grupo y quizá el de menor grado de bilingüismo.

Los porcentajes y frecuencias de la siguiente variable, caso gramatical del clítico, se resumen en la Tabla 5.

 

Tabla 5. Caso del clítico

Caso

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Acusativo

108

55.7%

86

44.3%

Dativo

23

13.9%

143

86.1%

Omisión

19

100%.0

0

0%.0

 

El caso acusativo resultó el factor que más favorece el empleo diferente del clítico, mientras que el dativo favorece mayoritariamente la marcación normativa. Esto guarda relación con el hecho de que los clíticos de acusativo distinguen género, además de número, por lo que en ellos se concentra un mayor número de posibilidades de falta de concordancia, como en (4). En (4a), el clítico no concuerda en género con su correferente la imagen; en (4b), la falta de concordancia es en función del número gramatical. En (4c) y (4d) el clítico lo, que inherentemente es una marca de caso acusativo, es correferente con frases que funcionan como objeto indirecto y que se espera que se marquen con un clítico de dativo. Al describir los resultados de las variables de género y número del referente se podrá determinar si existe un condicionamiento con el caso del clítico.

 

(4) a. Pero así, en sí, algo en especial que lo adornen algo de especial, la imagen, no

(Victoriana P.)

b. Ese día van adelante los caballo montándolo y atrás y llevan la imagen (Emilio B.)

c. lo pintó sus casa [a sus vecinos] (Nemesio B.)

d. ora, si lo quiere poner pollo o carne o... o queso [al tamal] (Catarina L.)

 

Los resultados de la variable función gramatical del correferente se resumen a continuación en la Tabla 6.

 

Tabla 6. Función gramatical del correferente

Función del correferente

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Objeto directo

100

53.5%

87

46.5%

Objeto indirecto

50

26%.0

142

74%.0

 

 

Los resultados muestran que la función de objeto directo es la que genera más variación con respecto a la norma estándar; a diferencia de la función de objeto indirecto, que tiene una frecuencia de aparición muy baja en contextos de empleo diferente del clítico. Sin embargo, dentro de la variante de objeto directo, la distin­ción de los casos de empleo diferente contra los del empleo esperado no son muy contrastantes porcentualmente. Hay varios factores involucrados en la elección de esta función, como pueden ser el caso del clítico, el género y el número del correferente, como se muestra en los ejemplos de (5).

 

(5)

a. Pus la imagen en la iglesia este... y pus lo tienen mucha fe (Victoriana P.)

b. Pedro lo guardó los zapato (Emilio B.)

c. Un día antes les cambian las flores (Nemesio B.)

 

En (5a) aparece el clítico lo, que codifica caso acusativo, como correferente de la fn la imagen, en una construcción que no demanda un objeto directo, sino un complemento marcado como dativo. En (5b), si bien el clítico lo marca el caso acusativo correspondiente a su correferente los zapato, no se presenta la concordancia de número esperada; como se muestra, el número está codificado únicamente en el determinante del núcleo nominal zapato, pues este tampoco presenta la marca de número plural. Por último, en (5c), el clítico de dativo les se presenta como marca de objeto directo, ya que es correferente con la fn las flores, que aparece pospuesta al verbo.

Los resultados de la quinta variable lingüística, género del referente, se resumen a continuación en la Tabla 7.

 

Tabla 7. Género del referente

Género del referente

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Femenino

94

61.4%

159

38.6%

Masculino

56

24.8%

170

75.2%

 

 

Los datos muestran una marcada tendencia a que el género femenino favorezca el empleo diferente del clítico. Esto confirma que en las variables anteriores está involucrado este rasgo, pues el género masculino favorece de manera considerable el empleo de la norma; es decir, que se presenta una tendencia a la neutralización con el género masculino. En (6) se muestran algunos ejemplos del empleo diferente del clítico en función del género femenino.

 

(6)

a. yo nacía con esa lengua, desde mi niñez me lo, me lo este... me lo inyectaron (Victoriana P.)

b. y son bastantes imágenes, los reciben este... el 7 de diciembre (Emilio B.)

c. lo vamos a levantar buena cosecha porque viene la lluvia (Nemesio B.)

 

Un factor común en los ejemplos de (6) es que el clítico que aparece es lo, en singular, como en (6a) y (6c), o en plural, en (6b), cuando sus correferentes son femeninos. Otro hecho que llama la atención es que esta falta de concordancia de género se produce aun cuando el clítico y su correferente co-aparecen en la misma construcción. En el caso particular de (6a), lo se repite en dos ocasiones y en las dos se produce la misma falta de concordancia.

En cuanto a la variable número gramatical del referente, los resultados porcentuales y las frecuencias de aparición se resumen en la Tabla 8.

 

Tabla 8. Número gramatical del referente

Número gramatical
del referente

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Singular

80

32.4%

167

67.6%

Plural

70

53%.0

062

47%.0

 

 

El número plural, aunque tiene una frecuencia de aparición menor, favorece el empleo diferente del clítico con una diferencia mayor a 20% con respecto al singular. En cambio, el número singular favorece el empleo esperado, con una diferencia cercana a 20% con respecto al plural. En (7) se presentan algunos ejemplos.

 

(7)

a. Van a pasar los danzantes y tienes que prestarle un traje completo (Emilio B.)

b. pues ya lo hacemos las tortillas (Catarina L.)

c. A: María regañó a Ana y a Martha, ¿qué les hizo María?
B: la regañó a las dos (Emilio B.)

 

Como se mencionó al principio, la falta de concordancia de número con caso dativo y objeto indirecto, como la que se presenta en (7a), es un fenómeno generalizado en diferentes variedades de español, que en esta variedad también se presenta de manera recurrente. Con marcación de caso acusativo, como en (7b) y (7c), se presenta igualmente este fenómeno; ya sea que el correferente y el clítico co-aparezcan en la construcción, como en (7b), o que el clítico se presente de manera anafórica, como en (7c).

Los resultados porcentuales y las frecuencias que se obtuvieron para la variable animacidad del referente se resumen en la Tabla 9.

 

Tabla 9. Animacidad del referente

Animacidad
del referente

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Humano

65

31.4%

142

68.6%

Animado

15

53.6%

013

46.4%

Inanimado

70

48.6%

074

51.4%

 

 

En términos generales, esta variable no muestra mucha influencia en el empleo diferente, al menos en la estadística descriptiva. Los resultados indican que el rasgo [+humano] favorece considerablemente el empleo normativo del clítico, sin embargo, el porcentaje que obtuvo el empleo diferente no es desdeñable; algunos ejemplos de este empleo se presentan en (8a) y (8b). Al referente la virgen en (8a), por corresponder a una deidad, se le ha asignado el rasgo [+humano] y, como se muestra, presenta falta de concordancia de caso con el clítico correferente lo; mientras que el referente los vecinos en (8b), a pesar de denotar un conjunto de entidades humanas, presenta falta de concordancia de caso y número con el clítico correferente lo.

El rasgo [+animado] es el que tiene mayor influencia en el empleo diferente del clítico, aunque esta influencia no es muy significativa, al menos en términos de frecuencia. Con el ejemplo en (8c) se ilustra el empleo diferente del clítico cuando el referente tiene el rasgo [+animado], como sus gallinas, que presenta falta de concordancia de caso y de número con el clítico correferente lo. Por último, el rasgo [+inanimado] muestra el mismo equilibrio al interior de la variante que el [+animado], pero con la diferencia de que favorece la marcación esperada. En (8d) se ejemplifica el empleo diferente del clítico con este rasgo, como corresponde al referente la ropa, que presenta falta de concordancia de género con el clítico correferente lo.

 

(8)

a. A: María le reza a la virgen, ¿qué hace María?

B: lo reza para que no le pase nada (Catarina L.)

b. lo notifican a los vecinos (Emilio B.)

c. lo está dando de comer [a sus gallinas] (Catarina L.)

d. nos hicieron el vestido y ya lo llevamos la ropa (Emilio B.)

 

Los resultados obtenidos para la última de las variables lingüísticas, estilo de habla, se resumen en la Tabla 10.

 

Tabla 10. Fuente de obtención del clítico

Fuente del clítico

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Entrevista

117

36.7%

202

63.3%

Cuestionario

033

55%.0

027

45%.0

 

 

Los resultados muestran que el registro de habla espontánea –o semi-espontánea–, representado por los datos obtenidos en las entrevistas, favorece el uso de la norma estándar, mientras que, con una diferencia menos marcada, los datos obtenidos por medio del cuestionario favorecen el empleo diferente del clítico. Este hecho puede obedecer a que en el cuestionario se incluyeron diversas frases nominales con propiedades semánticas específicas, como es el caso de los nombres contables/no contables, individuales/colectivos y abstractos/concretos. En (9) se ejemplifican algunos de estos contextos. Los ejemplos en (9a) y (9b) fueron obtenidos por medio de la entrevista y los de (9c) y (9d), del cuestionario.

 

(9)

a. y ya juimos le decimos: saben qué, señore (Emilio B.)

b. el que termina primero ø va nombrar “Pueblo Nuevo” (Nemesio B.)

c. A: Luisa vació la cal en los elotes, ¿qué hizo Luisa con la cal?

B: los vació en los elotes (Victoriana P.)

d. A: Juan les pega a sus hijos, ¿qué les hace Juan a sus hijos?

B: ø pegó su hijo (Catarina L.)

 

Con este conjunto de ejemplos se muestra que si bien cuantitativamente el empleo diferente se ve favorecido por el habla no espontánea, el fenómeno está presente en ambos estilos y con el mismo tipo de infracción. En (9a) y (9c) se trata de una falta de concordancia, en este caso de número, y en (9b) y (9d) se ilustra la omisión del clítico, de acusativo y de dativo, respectivamente.

 

 

Variables sociales

 

Una vez descritos los resultados obtenidos en las variables de orden lingüístico, a continuación se presentan los resultados que se obtuvieron en las variables sociales. Los porcentajes y frecuencias de la primera variable social, hablante, se resumen en la Tabla 11.

 

Tabla 11. Hablante

Hablante

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

1

10

16.1%

052

83.9%

2

64

33.7%

126

66.3%

3

37

60.7%

024

39.3%

4

39

59.1%

027

40.9%

 

Se consideró necesario incluir una variable que atendiera la mayor cantidad de información socio-cultural posible y que permitiera determinar de manera cuantitativa y cualitativa en qué medida influyen los factores externos en la elección de clíticos pronominales. Los hablantes 1 y 2, mujer y hombre del primer grupo de edad, favorecen el empleo normativo de los clíticos de manera considerable. De los cuatro hablantes, es la hablante 1 quien presenta un menor porcentaje de casos que favorecen el empleo diferente de los clíticos, con una diferencia mucho más prominente que el hablante 2 de su mismo grupo de edad.

Los hablantes 3 y 4, hombre y mujer del segundo grupo de edad, favorecen el empleo diferente de los clíticos, con una diferencia porcentual importante con respecto a los hablantes 1 y 2. Sin embargo, en este grupo no es posible identificar una tendencia en relación con el sexo de los hablantes, pues las frecuencias absolutas son casi equivalentes en ambos hablantes. Estas cifras revelan que la edad es un factor importante en el empleo diferente de los clíticos, a diferencia de la variable sexo, cuyos resultados se resumen en la Tabla 12.

 

Tabla 12. Sexo de los hablantes

Sexo del hablante

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

Mujer

049

38.3%

079

61.7%

Hombre

101

40.2%

150

59.8%

 

 

De acuerdo con estas cifras, no hay gran diferenciación entre hombres y mujeres respecto de la variable dependiente, pues en ambos casos se observa cierta tendencia hacia la norma estándar. Sin embargo, aunque la diferencia porcentual no sea muy notoria, la frecuencia indica que los hombres favorecen el empleo diferente del clítico por encima de las mujeres.

Por último, en la Tabla 13 se resumen los resultados en función de la variable edad de los hablantes.

 

Tabla 13. Edad de los hablantes

Edad del hablante

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

50–

74

29.4%

178

70.6%

50+

76

59.8%

051

40.2%

 

 

Mientras que en la segunda generación se observa una marcada tendencia hacia la norma estándar, en el grupo de los hablantes mayores –aunque la diferencia no es tan notable– se presenta la tendencia hacia el empleo diferente del clítico, como se había señalado al describir la variable hablante. Este comportamiento de los datos da muestras de una relación con el nivel de bilingüismo de los hablantes, ya que los de mayor edad tienen menor movilidad de su lugar de origen y no necesitan hacer uso del español por motivos laborales, como se especificará más adelante.

 

 

Análisis probabilístico

 

La distribución estadística en el primer análisis cuantitativo condujo a reestructurar los datos con el fin de llevar a cabo un análisis probabilístico. La variante omisión del clítico fue eliminada del conteo, ya que no presentó variación; las únicas tres ocurrencias del clítico las fueron reagrupadas con la. La distribución de los datos que se obtuvo se resume en la Tabla 14.

 

Tabla 14. Distribución de los datos

Empleo diferente del clítico

No

Frecuencia

Porcentaje

Frecuencia

Porcentaje

131

36.4%

229

63.6%

 

 

Dentro de la estadística descriptiva, la tendencia hacia la marcación estándar se mantuvo en este segundo conteo, como se muestra en la tabla. En el análisis logístico de ascenso y descenso resultaron seleccionadas las variables clítico, género del referente, número del referente y, dentro de las variables sociales, hablante, como se muestra en la Tabla 15, en el orden jerárquico en que fueron seleccionadas en el conteo.

 

Tabla 15. Factores que influyen en el empleo diferente del clítico

Clítico

Género del referente

Número del referente

Hablante

Les: 0.014, Le: 0.230, Lo: 0.913, Los: 0.094, La(s): 0.068

Femenino: 0.895, Masculino: 0.199

Plural: 0.957, Singular: 0.160

1: 0.117, 2: 0.611, 3: 0.736, 4: 0.432

 

 

Los resultados probabilísticos coinciden en gran medida con lo que se podía prever a partir de la estadística descriptiva. El clítico lo (0.913), el género femenino (0.895) y el número plural (0.957) ejercen una gran influencia en el empleo diferente del clítico, mientras que el hablante (H3: 0.736, H2: 0.611), de manera particular, desempeña un papel fundamental en la variación en este sistema.

Para proporcionar la interpretación cualitativa de los datos se consideró un nuevo modelo explicativo que incluyera únicamente las variables seleccionadas en el análisis binomial; esto con la finalidad de observar la jerarquización de las variables en función del empleo diferente del clítico. A continuación se describe este modelo y se presenta el análisis de los resultados.

 

 

El sistema pronominal átono como producto del contacto entre lenguas

 

El segundo análisis logístico se llevó a cabo únicamente con las variables clítico, género del referente, número del referente y, dentro de las variables sociales, hablante. Los resultados obtenidos coinciden en su totalidad con los del primer análisis logístico (véase Tabla 15), pues las cuatro variables incluidas en el análisis resultaron seleccionadas como significativas en el empleo diferente del clítico. Esto indica que son estos cuatro grupos de factores los que determinan el empleo diferente de los clíticos. En (10) se ilustra la escala jerárquica en que actúan estos grupos de factores.

 

(10)

Clítico >

Género del referente >

Número del referente >

Hablante

  lo

femenino

plural

3, 2

 

La variable más alta en la jerarquía es el clítico, y dentro de esta fue el factor lo el que más favorece el empleo diferente. La segunda variable en la jerarquía es el género del referente; el factor femenino es el que resultó favorecedor, y dentro de la tercera variable de la jerarquía, el número, fue seleccionado el factor plural. La variable más baja en la jerarquía fue hablante; el hablante 3 es quien más favorece el empleo diferente, aunque también el hablante 2 presentó un peso probabilístico significativo. Resulta llamativo que sean los dos hombres quienes presentan mayor reposición de la variante.

Es importante resaltar el hecho de que si bien resultó seleccionada la variable social hablante, esta haya obtenido una importancia inferior con respecto a las variables lingüísticas. Esto se muestra como un indicio de que los factores internos, aunque no sean el motor del cambio, se armonizan para permitir la difusión del fenómeno al interior del sistema.

 

 

Los sistemas lingüísticos

 

La norma del español

 

Los pronombres átonos o clíticos son formas pronominales de objeto no acentuadas que aparecen unidas al verbo, bien sea delante (proclisis) bien detrás (enclisis), en una relación de estricta adyacencia; solo otro clítico puede intervenir entre ambos (Fernández Soriano, 1999: 1253). Las formas de tercera persona dis­tinguen reflexividad (se) y caso, dativo o acusativo. El dativo distingue número (le/les) y el acusativo distingue género, además de número (lo/los, la/las).

El sistema de clíticos del español que distingue caso, género y número se identifica como etimológico, y hoy en día continúa siendo el más extendido en el mundo hispánico (cf. Klein-Andreu, 2000). La variedad del español del centro de México se inscribe dentro de las comunidades hispánicas en las que se puede identificar al sistema etimológico como la norma estándar. No obstante, como señala Klein-Andreu (2000: 7), “tal vez la variación dialectal más conspicua y conocida, en lo que se refiere a la gramática española, la encontramos en el uso de los clíticos le/s, lo/s, la/s”. Al respecto, son bien conocidos los fenómenos de leísmo y loísmo/laísmo (cf. Fernández Soriano, 1999; Flores Cervantes, 2002; aale/rae, 2009).

A partir de la definición y caracterización de los pronombres átonos, se entiende por empleo diferente del clítico todo uso en que no se establece la concordancia esperada de acuerdo con la función sintáctica, número y género –en los casos que corresponda– del referente, de acuerdo con el sistema que se ha asumido como la norma regional.

El hecho de que el clítico lo favorezca el empleo diferente se fundamenta en que constituye la forma menos marcada –en el sentido de que involucra un menor número de rasgos gramaticales– de su paradigma de caso. Por esta razón se asume como receptor de las variaciones con respecto a la norma; esto se ve reflejado en la falta de concordancia de género, como se muestra en (11a), y de número, como en (11b), donde convergen los dos tipos de transgresión dentro de este paradigma de caso.

 

(11)

a. la vela toda lo adornaban o ponían una banderita así con los tres colores para lucirlo (Emilio B.)

b. regresa y lo hace las tortilla (Catarina L.)

 

También se hace notoria la extensión de funciones de lo para codificar dativo, que constituye otro tipo de variación, como se muestra en (12). En los ejemplos, el clítico de acusativo lo codifica funciones sintácticas distintas a la de objeto directo; un poseedor formalizado en la frase preposicional a mis hijos, en (12a), y el objeto indirecto al niño Dios, en (12b).

 

(12)

a. [la milpa] orita ps ora ya lo pertenece a mis hijos (Catarina B.)

b. A: María vistió al niño Dios, ¿qué le hizo María al niño?

B: lo cambió su ropa (Catarina B.)

 

En otras variedades de español en contacto con lenguas amerindias se ha registrado la duplicación de objeto directo con el clítico lo, que neutraliza tanto género, como número (cf. Lipski, 1994, para el náhuatl; Caravedo, 1996-1997, para el quechua; García Tesoro, 2011, para el tzutujil), y este fenómeno se observa también en ejemplos como los de (11) en este trabajo. En los distintos análisis, sin excepción, se trata de construcciones transitivas donde el clítico es correferente con la fn objeto directo, pospuesta al verbo. En los casos ejemplificados en (12) se ha descartado que se trate de un clítico duplicador de objeto directo, por tratarse de construcciones ditransitivas, donde a partir del estándar, el clítico establece correferencia con el objeto indirecto. Otro motivo para descartar esta posibilidad es que no en todos los casos el clítico coaparece con la fn que formaliza al objeto directo, como en (12a), donde la fn la milpa no forma parte de la oración bajo análisis, y se presenta entre corchetes para indicar que es un referente expresado previamente en el discurso. En casos como (12b), donde únicamente se formaliza el objeto directo –su ropa–, la correferencia del clítico puede resultar ambigua; no obstante, se ha empleado el criterio de la (di)transitividad verbal como decisión metodológica para desambiguar este tipo de ocurrencias. En términos generales, es un problema que merece mayor atención y que podría ser objeto de futuros análisis.

 

 

Algunas características del otomí

 

El otomí es una lengua del tronco oto-pame de la familia oto-mangue que se habla en el centro de México, en distintas regiones del Estado de México, Hidalgo, Veracruz, Puebla, Michoacán y Querétaro. Como es común en las lenguas de Mesoamérica –y de América en general–, no distingue género en la fn (Campbell, Kaufman & Smith-Stark, 1986).

La selección del género femenino como factor favorecedor del empleo diferente del clítico se manifiesta como influencia del sistema gramatical otomí que no distingue género. De esta manera, el género masculino del español se considera como la forma no marcada –en cuanto a que es menos compleja semánticamente y puede empatarse con una marcación neutral–, mientras que la forma femenina constituye la forma marcada del paradigma, por lo que se considera un desencadenador de falta de concordancia.

En la categoría de número gramatical de la fn, el otomí distingue morfológicamente entre singular y plural (Voigtlander & Echegoyen, 1979: 103), pero en cuanto a la marcación de objeto (directo), no presenta marcas de tercera persona tanto en objetos singulares como plurales (Palancar, 2004: 174). Esta característica de marcación de objeto acusativo conduce a pensar que el clítico lo, que favorece el empleo diferente, se encuentra en un proceso donde es reinterpretado como la forma no marcada –en un paralelismo con el ø del otomí– para objeto acusativo, y por tanto se produce una neutralización del número, y posiblemente del género, en esta función. Neutralización que en el español se refleja como falta de concordancia.

Por otra parte, el dativo de tercera persona, a diferencia de la primera y la segunda, cuenta con un morfema explícito que presenta distintos alomorfos, pero esta marca no distingue número (Palancar, 2004: 193). Este hecho justificaría en parte que el caso del clítico no haya resultado seleccionado como significativo
en el empleo diferente; sin embargo, podría estar incluido en el clítico, que sí resultó seleccionado. Así se puede justificar que le haya obtenido un peso probabilístico mayor (0.230) que les (0.014).

En relación con este hecho, se ha señalado que el otomí presenta una restricción fónica para la aparición de /s/ en posición final de palabra (cf. Hekking & Bakker, 1998; Hekking, 1995, 2001 y 2002; Lastra, 2005; Guerrero Galván, 2006 y 2009). Esta característica pone en tela de juicio las hipótesis que se han planteado para dar cuenta de la variación en el empleo del sistema pronominal átono; sobre todo aquellas que involucran la distinción de número gramatical y suponen un análisis alternativo. Martín Butragueño (1994: 41) explica que “uno de los problemas es establecer dónde termina la variable fónica y empieza la morfológica; algunos han llamado a este terreno intermedio variable morfonológica. [...] Ciertos factores de índole morfológica (por ejemplo, la analogía) son más propicios para explicar la distribución de las variantes que otros de índole puramente fónica”.

Guerrero Galván (2006), en un análisis más detallado sobre la marcación de plural en el español de los otomíes de Santiago Mexquititlán, Querétaro, muestra que las interferencias fónicas están presentes en diversas áreas de la gramática de los hablantes, incluidos los pronombres átonos. Asimismo, si bien el empleo de le para correferentes plurales se encuentra ampliamente extendido en español y no es específico de variedades en contacto, como apunta Hekking (2002: 227) para el habla de los bilingües español otomí en Santiago Mexquititlán, Querétaro, “este uso de le entre los ñäñho es más frecuente, lo que sí nos hace suponer que se trata de una transferencia de la gramática del otomí, donde no se marca el número en estas circunstancias”.

 

 

El factor social en el empleo de los clíticos

 

El contacto entre lenguas es entendido como la manera en que los sistemas lingüísticos involucrados se influyen uno al otro. De acuerdo con Crystal (2008: 134):

 

El resultado de una situación de contacto puede manifestarse lingüísticamente en el incremento de préstamos, patrones de cambio fonológico y gramatical, y formas mixtas de lenguaje; así como en el incremento general en el bilingüismo de diversos tipos. En estricto sentido, se dice que las lenguas están ‘en contacto’ si son usadas de manera alternativa por las mismas personas, los bilingües.

 

Desde una aproximación como la que plantea Crystal, el cambio lingüístico inducido por contacto se asume como externo al sistema lingüístico y basado en la interacción cara a cara; de manera que el bilingüe se asume como un intermediario en la interacción de los sistemas en contacto. En términos de Siguan (2001: 29), “llamamos bilingüe al sujeto que posee dos sistemas lingüísticos con amplitud y profundidad similar y que es capaz de utilizarlos en cualquier situación de su contexto social con parecida facilidad y eficacia”.

El grado de bilingüismo puede variar de un individuo a otro, de acuerdo con distintos factores externos a la lengua. En el caso del español en contacto con lenguas amerindias, Palacios Alcaine (2005: 88) apunta que la definición de cada estadio de bilingüismo debe hacerse en función del aprendizaje formal o informal del español por parte del individuo y de la etapa vital en la que lo aprendió. Es así que identifica tres tipos de hablantes bilingües:

  • Bilingüe incipiente o funcional: aprendió el español en la edad adulta y de manera informal; su competencia de la gramática española está reducida a ciertos dominios relacionados con el trabajo o el intercambio comercial; sus redes sociales se extenderán mayoritariamente entre ambientes monolingües de lenguas amerindias.
  • Bilingüe consecutivo: aprendió el español con posterioridad a la adquisición de su lengua materna, y de manera informal. Su nivel de instrucción será bajo y sus redes sociales, aunque mayoritariamente se establecerán entre población de lengua materna amerindia, también podrán extenderse entre individuos cuya lengua dominante sea el español.
  • Bilingüe simultáneo o simétrico: tiene competencia completa de ambas lenguas, ambas aprendidas desde la infancia. En cuanto al aprendizaje del español, cuando este se efectúe de manera formal indicará que el nivel de instrucción es medio o alto. Establece redes sociales mayoritariamente en entornos monolingües de español.

Con respecto a los hablantes que conforman la muestra, es difícil establecer límites entre un nivel y otro. Los cuatro se ubican dentro del segundo nivel de bilingüismo, pero dos de ellos, los del primer grupo de edad, comparten características con la definición de bilingüe simultáneo.

La práctica del otomí en Pueblo Nuevo está en proceso de extinción, pues únicamente lo hablan las personas de la segunda y tercera generaciones; son escasos los niños y jóvenes que aprenden la lengua. Por tanto, la lengua dominante en la comunidad es el español. Conviene recordar que, aunque predominan los hogares indígenas, más de 50% de la población de Pueblo Nuevo es bilingüe en español y otomí (véase nota 1). En un estudio sobre otra variedad de español en contacto con otomí, Hekking y Bakker (2010: 44) resaltan que “la influencia del español evidentemente se debe a los cambios recientes en la estructura de la sociedad mexicana, a la influencia creciente de los medios masivos de comunicación, al mayor acceso a la educación, y a los efectos de la globalización”. Por lo cual, no resulta sorprendente que en contextos de contacto con español, las lenguas indígenas se encuentren en un proceso de desplazamiento acelerado, como es el caso del otomí en Pueblo Nuevo. Los hablantes que aquí nos conciernen se comu­nican en español con sus hijos y nietos, y en general con los de las generacio­nes más jóvenes de su comunidad. No obstante, señalan que cuando interactúan con otros hablantes de otomí, prefieren hacerlo en su lengua materna.

La hablante 1 (Victoriana P.), de 48 años, aprendió español en la adolescencia por la necesidad de comunicarse en esta lengua en su contexto laboral, que era un ámbito rural. Pero, al igual que el hablante 2, es maestra bilingüe de educación preescolar en una población bilingüe, y señala que la comunicación que establece con sus alumnos es en otomí –la lengua materna de los niños del poblado en el que trabaja. Esta hablante mostró el peso probabilístico menos favorecedor del empleo diferente del clítico (0.017), lo cual no resulta sorprendente por su nivel de instrucción. En la Tabla 16 se reconstruye su sistema de clíticos, que da muestra de que esta hablante, dentro de la clasificación de Palacios Alcaine (2005), es la que se encuentra más cercana al bilingüismo simultáneo.

 

Tabla 16. Sistema de clíticos de Victoriana P.

clítico

Empleo diferente del clítico

Frecuencia

No

Lo

4

10

14

La

0

1

1

Le

0

19

19

Los

1

6

7

Las

0

3

3

Les

1

13

14

Omisión

4

0

4

Total

10

52

62

 

 

El hablante 2 (Emilio B.), de 50 años, aprendió español alrededor de los 10 años de edad en distintos viajes a la Ciudad de México que hizo con su padre u otros parientes por motivos de trabajo. Sin embargo, su nivel de instrucción es alto, ya que es maestro bilingüe de educación básica. Este hablante obtuvo un peso probabilístico de 0.611, el segundo más favorecedor del empleo diferente del clítico, lo cual resulta inesperado a partir de su nivel de instrucción y de la movilidad que supone su empleo en comunidades semi-urbanas cercanas a la cabecera municipal de Acambay y Atlacomulco. Su sistema de clíticos se reconstruye en la Tabla 17.

 

Tabla 17. Sistema de clíticos de Emilio B.

clítico

Empleo diferente del clítico

Frecuencia

No

Lo

40

27

67

La

2

1

3

Le

20

72

92

Los

3

11

14

Las

0

0

0

Les

0

13

13

Omisión

1

0

1

Total

66

124

190

 

 

El hablante 3 (Nemesio B.), de 82 años, aprendió español a los 13 años de edad cuando por necesidades laborales cambió su residencia a la Ciudad de México. Señala que no tiene estudios y se dedica a labores del campo y, en menor medida, a producir artesanías típicas de su región. Debido a su edad, no goza de movilidad fuera de su comunidad. Este hablante obtuvo el peso probabilístico más favorecedor del empleo diferente del clítico (0.736), lo cual podría encontrar justificación en su edad, pues es el hablante de mayor edad del grupo analizado. Si esto se asumiera como posible, merece la pena efectuar un estudio en tiempo aparente con una muestra más amplia para determinar si se trata de un cambio en curso. Su sistema de clíticos se reconstruye en la Tabla 18.

 

Tabla 18. Sistema de clíticos de Nemesio B.

clítico

Empleo diferente del clítico

Frecuencia

No

Lo

21

4

25

La

0

0

0

Le

3

17

20

Los

0

2

2

Las

0

0

0

Les

1

0

1

Omisión

13

0

13

Total

38

23

61

 

 

La hablante 4 (Catarina L.), de 65 años, aprendió español en la adolescencia cuando cambió su residencia a la Ciudad de México por motivos laborales. Señala igualmente que no tiene estudios y se dedica exclusivamente a labores domésticas; tampoco goza de movilidad geográfica. El peso probabilístico que obtuvo esta hablante (0.432), contrario a lo que se esperaría según su grupo de edad, no es significativo. Su sistema de clíticos se reconstruye en la Tabla 19.

 

Tabla 19. Sistema de clíticos de Catarina L.

clítico

Empleo diferente del clítico

Frecuencia

No

Lo

36

17

53

La

0

0

0

Le

0

6

6

Los

2

2

4

Las

0

0

0

Les

0

2

2

Omisión

1

0

1

Total

39

27

66

 

Si se tiene en consideración el sexo de los hablantes y que las mujeres son las menos favorecedoras del empleo diferente de los clíticos, los resultados coinciden con los principios planteados por Labov (1990: 205) sobre la influencia del sexo en la variación lingüística:

  • En una estratificación sociolingüística estable, los hombres usan las formas no estándar con mayor frecuencia que las mujeres.
  • En cambios desde arriba, las mujeres favorecen más que los hombres las formas prestigiosas entrantes.
  • En cambios desde abajo, las mujeres frecuentemente son las más innovadoras.

A partir del análisis del corpus se ha mostrado que los hombres muestran preferencia por las formas no estándar o el empleo diferente de los clíticos, lo cual se refleja en los pesos probabilísticos de los dos individuos de género masculino. Por su parte, las mujeres favorecen probabilísticamente el empleo estándar de los clíticos, que constituye la forma prestigiosa entrante. Estos factores explicarían en parte el hecho de que el hablante 2, a pesar de su nivel de estudios, la movilidad geográfica que tiene y de pertenecer al grupo de menor edad, favorezca probabilísticamente el empleo diferente de los pronombres clíticos de tercera persona.

 

 

Conclusiones

 

Se ha sugerido que la variación en el sistema de pronombres clíticos o pronombres átonos del español que se habla en Pueblo Nuevo obedece a un proceso de cambio en curso motivado por el contacto entre el otomí y el español, en el que el español es la lengua receptora de las estructuras lingüísticas del otomí. El análisis presentado coincide con los resultados de otros estudios de variedades de español en contacto con otomí (cf. Hekking, 1995 y 2001; Hekking & Bakker, 1998; Guerrero Galván, 2006; Bakker & Hekking, 2007), que muestran igualmente que algunas estructuras gramaticales de la lengua indígena se ven reflejadas en el español, por ejemplo en la marcación de género y número, así como en el empleo de preposiciones y del clítico reflexivo se.

Los resultados del análisis probabilístico apuntan a que las categorías grama­ticales que están en proceso de neutralización/reajuste son el género y el número del clítico, y esto se refleja morfosintácticamente en la elección del clítico lo como forma neutra o comodín en los contextos de codificación de caso acusativo, que también se extiende a contextos requeridos para el caso dativo, en singular y, en menor medida, en plural.

Se aduce también que se trata de un proceso de cambio a partir de la influencia del factor social, ya que la edad de los informantes en relación con la variable dependiente podría ayudar a determinar si se trata de un cambio en curso. Por otra parte, de manera considerable el sexo de los hablantes juega un papel determinante –aunque por debajo de la influencia de las variables lingüísticas significativas– en lo que se ha denominado empleo diferente del clítico, pues los hombres usan las formas no estándar con mucha más frecuencia que las mujeres, mientras que son ellas las que prefieren las formas prestigiosas o estándar. De manera que podría analizarse como un cambio desde arriba.

Visto como cambio en curso y como cambio desde arriba, se plantea que el sistema de clíticos del español de los otomíes de Pueblo Nuevo avanza en la dirección de la norma estándar, lo cual podría estar relacionado con el hecho de que el español sea la lengua mayoritaria de la comunidad, mientras que el otomí ha ido perdiendo terreno y es hablado únicamente por los individuos de la segunda y la tercera generaciones.

De esta manera y de acuerdo con la hipótesis de Palacios Alcaine (2005), se supondría un sistema reducido, típico de las variantes del español en contacto con lenguas amerindias, que avanza hacia un sistema pronominal completo, de acuerdo con el estándar regional, que puede presentar variación con respecto al sistema que aquí se ha asumido como estándar.

Todas las hipótesis explicativas que se han planteado en este trabajo sacan a la luz numerosas carencias descriptivas que resaltan la necesidad de llevar a cabo estudios más amplios y de mayor profundidad que permitan identificar no solo los procesos, sino también las posibilidades de cambio que tienen las lenguas, en este caso el español, sin pasar por alto los estudios descriptivos de las lenguas originarias.

 

 

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notas

 

1 La localidad de Pueblo Nuevo se ubica en el municipio de Acambay, Estado de México, al noroeste de esta entidad federativa, en colindancia con el estado de Querétaro. De acuerdo con las cifras del Censo de Población y Vivienda de 2010 (inegi, 2013), cuenta con una población de 4422 habitantes; 53.1% de la población mayor de cinco años de edad es bilingüe en español y otomí, mientras que únicamente 0.52% corresponde a hablantes monolingües de otomí. A pesar de que 46.38% de la población corresponde a hablantes monolingües de español, 95.05% de los hogares se reconocen como indígenas, es decir, que el jefe de familia y/o su cónyuge son hablantes de lengua indígena, en este caso, el otomí.

2 Hekking y Bakker (1998) plantean que en la variedad de español de los bilingües español-otomí de Santiago Mexquititlán, Querétaro, se identifican ciertas propiedades específicas, relacionadas con la interferencia del otomí como lengua materna, entre las que destacan de manera general el empleo diferente, con respecto al español estándar, del género y del número gramatical en español. Siguiendo este planteamiento, en este trabajo se hará uso del término para referir a las diferencias en el uso de los pronombres átonos, encontradas en la variedad de español de Pueblo Nuevo, con respecto al español que aquí se asume como estándar.

* A Victoriana P., Catarina L., Emilio y Nemesio B., muchas gracias por brindar la información que hizo posible esta investigación. Agradezco en particular a Pedro Martín Butragueño por la lectura y las observaciones hechas a una versión previa de este trabajo, y a los dictaminadores anónimos por la lectura y sugerencias que han enriquecido los resultados presentados. Asimismo, agradezco a Nadiezdha Torres por compartir los resultados parciales de su investigación doctoral, en la que aborda un problema similar al que aquí me ocupa, así como por facilitarme material bibliográfico útil para este trabajo. No sobra mencionar que la responsabilidad del resultado es completamente mía.

 

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