Estudios de Lingüística Aplicada

MORFOLOGÍA LÉXICA EN EL ESPAÑOL ACTUAL DE MÉXICO: NEOLOGÍA Y PRODUCTIVIDAD

 

LEXICAL MORPHOLOGY IN MEXICO’S CURRENT SPANISH: NEOLOGY AND PRODUCTIVITY

Ramón F. Zacarías Ponce de León

Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas,

Centro de Lingüística Hispánica Juan M. Lope Blanch


Resumen

En este artículo se presentan los resultados alcanzados por el proyecto Morfolex (Zacarías Ponce de León, 2009-2016) en cuanto al análisis y clasificación de neologismos del español de México, obtenidos a través de diferentes medios. El proyecto Morfolex se creó en 2008 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y tiene como objetivo el estudio de la morfología y el léxico del español. En concordancia con este objetivo, se muestran ahora los criterios utilizados para el cálculo de la productividad de los distintos esquemas de formación de palabras que se emplean en esta variedad del español. A partir de los resultados de productividad obtenidos, es posible bosquejar un panorama de las estructuras léxicas más usuales y, en general, sobre la vitalidad del español mexicano.


Palabras clave: formación de palabras; productividad léxica; hápax legomena; Morfolex


Abstract

This paper presents the results of the project Morfolex (Zacarías Ponce de León, 2009-2016) on the analysis and classification of neologisms recorded in Mexico through various means. Morfolex was founded in 2008 at the Facultad de Filosofía y Letras, at the Universidad Nacional Autónoma de México (unam) and aims to study the morphology and vocabulary of the Spanish language. In line with this objective, the criteria used to calculate the productivity of the various word-formation schemes used in this variety of Spanish are described here. From the productivity calculations, it is possible to gain an insight of the most common lexical structures and the vitality of Mexican Spanish.


Keywords: word-formation; lexical productivity; hápax legomena; Morfolex

Fecha de recepción del artículo: 4 de marzo de 2015

Fecha de recepción de la versión revisada: 10 de septiembre de 2015

Fecha de aceptación: 3 de noviembre de 2015

 

La correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse a:

Ramón F. Zacarías Ponce de León

rzacaria@hotmail.com

1. Introducción

 

El proyecto Morfolex (Zacarías Ponce de León, 2009-2016) surgió en 2008 con la misión de estudiar la morfología y el léxico del español. Desde su inicio, una de las principales metas fue la creación de un corpus morfológico que permitiera contar con datos de uso de las estructuras morfológicas comunes. Este corpus se ha construido a partir de la recopilación de palabras neológicas que posteriormente son etiquetadas según el proceso morfológico con el que se crearon y, en el caso de la afijación, según el tipo de partícula que interviene en su formación. Esta clasificación y etiquetado permite realizar búsquedas y aplicar filtros a la base de datos, esto, a su vez, hace posible seleccionar y analizar por separado los distintos esquemas formativos del español. Actualmente, el corpus contiene cerca de 12 000 palabras analizadas y clasificadas morfológicamente, las cuales representan una ventana a la vitalidad de la morfología léxica y de cada uno de los procesos formativos en el español de México.

El trabajo con neologismos es complicado porque la misma definición de este concepto conlleva diferentes restricciones y puntos de vista. Por otro lado, la clasificación de neologismos puede variar mucho, según los criterios que se tomen en cuenta. En la recopilación del corpus hemos seguido como lineamiento fundamental el criterio lexicográfico, que se detallará en §3. Asimismo, hemos seguido una clasificación basada en la estructura morfológica de las palabras neológicas, como veremos más adelante.

La amplitud que tiene el corpus y los numerosos análisis individuales que se han realizado a partir de este nos permiten presentar ahora un panorama de la morfología léxica del español a partir de la productividad mostrada por cada uno de los esquemas formativos. Diversos autores han propuesto una gran variedad de metodologías para medir la productividad. En nuestro caso, nos atenemos a una visión cognoscitiva de este concepto y seguimos a Langacker (1991, 1999) y Vallès (2002), y medimos la productividad en el corpus neológico a partir de tres conteos: tipos, ocurrencias y hápax legomena. Este cálculo se detallará en §4.

Partiendo del concepto de productividad, que se define en §3, se presenta un cuadro con los datos obtenidos por esquema formativo (véase §4). Se muestran los 58 esquemas más productivos y se comparan individualmente tomando como base los procesos morfológicos macro: composición, afijación, acortamientos y traslapamientos, por mencionar los más importantes. Finalmente, se discuten los resultados a partir de una visión general de la morfología léxica del español mexicano.

 

 

2. Objetivo

 

El objetivo de esta investigación es examinar la productividad actual de la morfología léxica del español de México. Partiremos de la base de datos Morfolex, que contiene neologismos recopilados desde el año 2008 y que han sido analizados morfológicamente. Dichos neologismos se clasifican de acuerdo con su estructura, los componentes morfológicos que contienen y su productividad relativa. A partir de los datos mencionados, se presenta un panorama de los esquemas de formación de palabras más usuales.

 

 

3. Productividad morfológica

 

El concepto de productividad se refiere al rendimiento que presenta un recurso gramatical, en nuestro caso, morfológico. Un esquema morfológico es más productivo cuando una palabra de dicho patrón tiene más posibilidades de ser aceptada e incorporarse a la lengua que otra obtenida mediante otro patrón.

Cuando se crea una nueva palabra a través de una regla muy productiva, la intención innovadora pasa a segundo término porque lo más importante es su función discursiva. Esto sucede con las palabras formadas a partir del sufijo -ble: audible, entendible, vivible, escribible, atendible, comprensible, autorizable, congestionable, etc. Si un hablante crea una palabra con este sufijo, a sus interlocutores no les parecerá una palabra muy novedosa. De hecho, lo más probable es que el creador de este neologismo haya actuado inconscientemente y sin intención. Para algunos investigadores, esta ausencia de intención innovadora es un criterio necesario para considerar o clasificar un procedimiento de formación de palabras como muy productivo.

Paralelamente, los hablantes son conscientes de la existencia de patrones poco productivos y pueden hacer uso de ellos a voluntad para sacar provecho en una situación de habla. Cuando un neologismo se forma a partir de un esquema poco productivo, la palabra llama la atención por novedosa e inusual. Esas palabras adquieren relevancia porque los hablantes de inmediato se dan cuenta de que no la han visto o escuchado antes. Estos neologismos tienen por lo regular un valor estilístico, sin embargo, son casi siempre efímeros y no se fijan en la lengua.

El concepto de productividad se usa con mucha frecuencia en el análisis morfológico. Este concepto incluye la idea de creatividad, es decir, la habilidad para crear de manera correcta nuevas palabras a partir de patrones de formación. Se dice que un patrón es productivo cuando puede aplicarse a múltiples bases para producir nuevas palabras. En general, en el estudio de la morfología existen dos hechos incuestionables (Aronoff & Fudeman, 2011: 226):

  1. Aunque muchas cosas son posibles en morfología, algunas son más posibles que otras.
  2. Aunque existe un número infinito de palabras posibles, algunas tienen más posibilidades que otras de llegar a ser palabras reales.

Según Aronoff (1976: 36), no es correcto considerar la productividad de un recurso morfológico a partir de las palabras que aparecen en un diccionario, ya que de esta manera se dejan de lado las palabras posibles correspondientes a dicho recurso. Un diccionario va siempre varios pasos atrás con respecto al uso de patrones productivos porque solo registra aquellas palabras nuevas que, después de un tiempo, han sido reconocidas por la comunidad como palabras establecidas. De ahí que la morfología se interese por los neologismos observados en el lenguaje contemporáneo. Desde esta perspectiva, se considera que una palabra real es aquella que ha sido atestiguada o utilizada al menos en una ocasión.

3.1. Neología léxica y productividad

¿Por qué trabajar con neologismos? La única manera en que puede conocerse la vitalidad del léxico de una lengua y la productividad de sus esquemas de formación de palabras es mediante el análisis del uso de las palabras nuevas que se crean cotidianamente. A esta pregunta responde Cabré (2011: 465): “por la necesidad de disponer de datos reales sobre el uso del léxico”. En otro trabajo, la misma autora refiere que: “No cabe duda que un análisis evolutivo de estos datos [neologismos] puede darnos un panorama interesante de cómo las lenguas organizan inconscientemente su actualización léxica” (Cabré, 2006: 230). Poner nombre a las cosas, es decir, denominar, es una actividad que incide en el léxico de una lengua al aumentar su acervo de palabras. Podemos decir que un neologismo es una unidad léxica creada recientemente cuya función principal es nombrar la realidad.

3.1.1. Acopio de neologismos. Criterio lexicográfico

Un neologismo provoca una sensación de novedad en los hablantes, quienes, según el contexto de aparición de dicha palabra y a partir de su competencia léxica, pueden juzgar su pertinencia o utilidad por un lado y, por otro, reconocer su estructura y significado. “Consideramos que en todas las lenguas se dan procesos neológicos y que estos procesos forman parte de la competencia de los hablantes” (Cabré, Bayá, Bernal, Freixá, Solé & Vallès, 2002: 161). Este juicio de neologicidad por parte de los hablantes es muy importante, sin embargo, su subjetividad y enorme variación de persona en persona lo hacen imposible de medir. Por ello, el trabajo en neología suele recurrir a diversas listas de exclusión con la finalidad de discriminar y asegurar el estatus neológico de las palabras.

Las listas de exclusión, por lo común, se componen de obras lexicográficas: “los neólogos, por lo general, priorizan el parámetro de la lexicografía para determinar si una unidad es neológica o no” (Fuentes, Gerding, Pecchi, Kotz & Cañete, 2009: 107). A partir de dichas obras lexicográficas, mediante la simple comprobación de su ausencia como artículo lexicográfico, se asigna el estatus neológico para una determinada palabra. A este respecto es importante comentar que el prestigioso trabajo de neología que el grupo de Teresa Cabré lleva a cabo en la Universidad Pompeu Fabra toma como parámetro de identificación la búsqueda lexicográfica: “El criterio de base con el que trabaja Obneo [Observatorio de Neología de Barcelona] para establecer la neologicidad de una palabra es lexicográfico: se considera neologismo cualquier palabra que no aparece en un corpus lexicográfico de exclusión” (Cabré & Estopà, 2009: 20).

El corpus Morfolex, utilizado como fuente de los datos que se presentan en este trabajo, recurre también al criterio lexicográfico para la detección de neologismos. Dado que la recolección de neologismos se circunscribe principalmente al español mexicano, se incluyen diccionarios de esta variedad del español. Los diccionarios que forman la lista de exclusión de Morfolex son los siguientes.

 

drae (Diccionario de la Real Academia Española). En la conformación del corpus se han considerado las ediciones 22 y 23, esta última es de reciente aparición.

da (Diccionario de americanismos). Editado por la Asociación de Academias de la Lengua Española.

dm (Diccionario de mexicanismos). Editado por la Academia Mexicana de la Lengua.

dem (Diccionario del español de México). Editado por El Colegio de México.

 

Con el uso de estos diccionarios como lista de exclusión, en Morfolex se asigna el estatus neológico de todas las palabras que se incorporan a la base de datos.

3.1.2. Fuentes de neologismos e incorporación a la base de datos

Todos los días, todos los hablantes, en cualquier contexto, producen neologismos; es una evidencia de la creatividad y vitalidad del léxico del español. Sin embargo, es difícil crear neologismos de la nada, como una sucesión cualquiera de sonidos a los que se les asigna arbitrariamente un significado. Por el contrario, la creación de neologismos se atiene a, y está relacionada con, los procesos de formación de palabras que el sistema de la lengua pone a disposición de los hablantes. Son estos procesos formativos y su vitalidad en el español mexicano moderno, el objeto de estudio de esta investigación.

Puesto que están disponibles para todos los hablantes, los procesos de formación de palabras nos permiten crear palabras en cualquier ámbito. De esta manera, la identificación y recolección de neologismos puede llevarse a cabo tanto en lengua oral como en lengua escrita. El problema de recoger neologismos en la lengua hablada consiste en que es necesario reportar el contexto completo de aparición para entender la necesidad de aparición e inferir el significado. Esto puede dar lugar a confusiones o contextos incompletos que no permiten entender el neologismo. En contraste, en la prensa escrita se puede identificar con relativa facilidad el contexto y extraerlo; es por ello que este medio ha sido comúnmente la fuente principal en los trabajos de neología: “Ahora bien, los medios de comunicación y, por ende, la prensa escrita, son los principales propagadores de neologismos, pues reflejan los cambios lingüísticos que se producen en la lengua” (Fuentes et al., 2009: 105). Es evidente que periódicos y revistas —en sus secciones de noticias, opinión, reportajes y entrevistas— recogen en buena medida los usos cotidianos del lenguaje. A este respecto, Cabré afirma que: “La prensa escrita supone potencialmente un amplio eco de la sociedad” (2011: 481).

De la misma manera, en el proyecto Morfolex, una buena parte de los neologismos recolectados tienen su origen en la prensa escrita, si bien, no se descartan contextos orales cuando cumplen con los requisitos establecidos. La recolección de neologismos se lleva a cabo de acuerdo con un protocolo detallado que se elaboró a partir de las primeras experiencias en el trabajo con el léxico novedoso. Las principales características del protocolo, así como los criterios de neologicidad considerados en el análisis, pueden consultarse en Zacarías Ponce de León (2013: 87).

Una vez que se comprueba la condición neológica de una palabra, se procede a incorporarla en la base de datos. Este proceso se hace en el sitio electrónico <www.morfolex.org> mediante una clave de acceso. La base de datos se creó específicamente para contener información léxica y morfológica. Para cada neologismo es necesario ingresar el contexto de uso, la referencia del medio, los datos de localización, la fecha, el responsable y, posteriormente, realizar el etiquetado morfológico. Este etiquetado es una característica muy importante de la base de datos ya que permite organizar y clasificar la información, no solo por esquema de formación de palabras, sino también, si es el caso, por afijo. El etiquetado morfológico se realiza mediante varios campos de la base, y es lo que permite tener la flexibilidad suficiente para manipularla con la finalidad de realizar los cálculos de productividad que se presentan en este trabajo.

3.2. Cálculo de la productividad morfológica

El cálculo de la productividad ha sido un tópico importante en la investigación morfológica. Principalmente, Baayen (1992), Vallès (2002), Bauer (2005) y Aronoff & Lindsay (2014) son trabajos a los que se puede recurrir para ampliar este tema. La productividad de los esquemas morfológicos está directamente relacionada con el aspecto dinámico de las lenguas, particularmente del léxico, tal como lo afirma Cabré: “el grado de vitalidad interna de una lengua se puede medir a través del análisis de la frecuencia de uso de los distintos procesos y recursos de creación” (Cabré et al., 2002: 164). A este respecto, según Langacker (1999: 115), en un modelo dinámico basado en el uso, la productividad equivale a la probabilidad de ser seleccionado como la estructura activa para categorizar una expresión novedosa.1 Podemos decir, por lo tanto, que la productividad es una propiedad de los esquemas de formación de palabras, la probabilidad de activación. Entre más prominente es un esquema, más productivo será (Langacker, 1991: 284). Para Vallès, entender la productividad en relación con la prominencia cognitiva “se convierte en una cuestión empírica que puede ser constatada en el uso real de la lengua” (2002: 143). Según lo anterior, la productividad de un esquema morfológico se puede medir de acuerdo con la frecuencia con que los hablantes hacen uso de este para crear nuevas palabras.

De acuerdo con Vallès, la productividad relativa de cada esquema de formación debe calcularse teniendo en cuenta su uso dentro de la lengua, por lo que el estudio de la productividad “debe basarse fundamentalmente en neologismos” (2002: 140). Más adelante afirma la autora que un afijo es productivo cuando se utiliza actualmente por los hablantes en la creación de nuevas unidades léxicas. Vallès propone medir la productividad a partir de neologismos únicamente: “ceñirse a los neologismos para medir la productividad actual es coherente desde el punto de vista conceptual [ya que] coincide con la noción básica de productividad más generalizada […] la habilidad de los hablantes para producir nuevas palabras” (2002: 149).

Según Aronoff y Lindsay (2014: 73), considerar que la productividad es un fenómeno gradual y no discreto permite recurrir a métodos estadísticos basados en corpus morfológicos electrónicos. Uno de estos métodos estadísticos está basado en hápax legomena (Baayen, 1992; Aronoff y Fudeman, 2011), es decir, palabras que ocurren solo una vez en el corpus. La importancia de estas palabras es que claramente no pertenecen al conjunto de palabras establecidas. Las palabras que aparecen una vez en un corpus grande tienen más posibilidades de haber sido formadas por una regla productiva que aquellas que aparecen repetidamente. Ahora bien, no se afirma que las palabras que siguen un patrón productivo deben ser hápax; lo que se sostiene es que si una palabra es hápax tiene más posibilidades de haberse formado mediante una regla productiva. En un corpus, el conteo de las palabras que ocurren solo una vez es un buen indicador de productividad. El índice de productividad no solo representa la forma más precisa de conocer la prominencia de los distintos esquemas de formación de palabras sino que es también el vehículo para contar con un panorama general del léxico actual de una lengua. En la siguiente sección se utilizará el concepto de hápax legomena en el cálculo de la productividad morfológica del español de México.

 

 

4. Productividad morfológica en el español de México

 

En esta sección discutiremos la propuesta de análisis en la que se basa este trabajo y mostraremos los datos sobre la productividad morfológica correspondiente al español de México. En primer lugar, se dan a conocer los antecedentes y las características de la clasificación que se utiliza en el proyecto. Posteriormente, presentaremos la productividad relativa de los principales esquemas formativos del español de México.

4.1. Catálogo de procesos de formación de palabras

Una parte del etiquetado de las palabras neológicas corresponde a la identificación del proceso morfológico mediante el cual fueron creadas. En Morfolex se cuenta con un catálogo de los distintos esquemas formativos que pueden encontrarse en español. Este catálogo se construyó originalmente a partir de clasificaciones propuestas por diversos autores. Tomamos en cuenta el trabajo clásico de Alemany (1920), una de las primeras clasificaciones de los procesos formativos del español; asimismo, consultamos el trabajo de Moreno de Alba (1986) sobre la derivación nominal y el de Beniers (2004) sobre formación de verbos. Para el caso de la parasíntesis recurrimos a Serrano-Dolader (1995) y para la clasificación de la composición nos basamos en Zacarías Ponce de León (2009) y Varela (2005). Esta última propuesta, junto con la de Almela (1999) y Lang (2002), fueron la base para la clasificación de procesos misceláneos, como la acronimia, la siglación y el acortamiento. Desde luego, como referencia obligada, ajustamos nuestro catálogo según la clasificación de la Nueva gramática de la lengua española (rae & Asale, 2009).

El catálogo se ha refinado también conforme los análisis de la base de datos han permitido hacer clasificaciones más exactas e incorporar esquemas de formación de palabras que no existían en clasificaciones anteriores, o bien, que estaban clasificados de manera genérica. Estos casos serán discutidos en §5.

En el Cuadro 1 se presenta el catálogo de esquemas formativos que se utilizan en el proyecto. Es necesario aclarar que esta es una versión simplificada en la que omitimos información técnica que se utiliza en los procesos de indexación de la base de datos.

 

Cuadro 1. Catálogo de esquemas de formación de palabras

Esquema formativo

Ejemplo

Esquema formativo

Ejemplo

acortamiento

poli

composición n+adv

cuestabajo

acronimia

Coparmex

composición a+n

alto riesgo

composición n+n

radiopasillo

composición p+n

bajopuente

composición v+n

lanzazapatos

prefijación nombre

megamaratón

composición n+a

carapintada

prefijación adjetivo

multianual

composición a+a

punzocortante

prefijación verbo

retuitear

composición a+i+a

blanquiazul

parasíntesis a- -ar

amantequillar

composición v+v

salpimentar

parasíntesis des- -ar

descopetar

composición n+t

egoteca

parasíntesis en- -ar

encajuelar

composición t+n

bioetanol

parasíntesis en- -ecer

enruquecer

composición t+t

enclitofilia

parasíntesis des- -izar

descacharrizar

composición adv+a

malportado

siglación

iner

composición v+adv

robafuerte

sufijación nombre

empatitis

composición n+de+n

manos de lumbre

sufijación adjetivo

usabilidad

composición t+a

hidrometeorológico

sufijación verbo

emplacamiento

composición n+i+a

nalguiplana

traslapamiento

cafebrería

composición a+t

musicólogo

Nota: Las abreviaturas usadas en el campo “Esquema formativo” corresponden a categorías gramaticales (n = nombre, v = verbo, a = adjetivo, adv = adverbio, p = preposición, t = tema).

 

4.2. Productividad relativa en el español de México

A partir de los neologismos recogidos en la base de datos Morfolex, se realizaron agrupaciones y conteos que permitieron reconocer los esquemas de formación de palabras más productivos en el español de México. Las agrupaciones se realizaron por número de palabras distintas (tipos), por ocurrencias de cada palabra y por palabras hápax legomena. Los resultados obtenidos se presentan en el Cuadro 2. Solo se consideraron los esquemas más representativos.

Cuadro 2. Productividad relativa en el corpus Morfolex

Esquemas de formación de palabras

Ocurrencias

(Tot = 10 000)

Tipos

(Tot = 5998)

Hápax legomena

(Tot = 4618)

Total

%

Total

%

Total

%

Composición

1968

19.7

1310

21.8

1047

22.7

n+n

450

4.5

347

5.8

287

6.2

t+n

331

3.3

247

4.1

195

4.2

v+n

455

4.6

240

4.0

180

3.9

n+t

211

2.1

146

2.4

124

2.7

n+a

102

1.0

60

1.0

45

1.0

Sufijación nombre

3124

31.2

1503

25.0

1036

22.4

-ista

392

3.9

181

3.0

113

2.4

-ear

351

3.5

164

2.8

108

2.3

-azo

478

4.8

175

2.9

107

2.3

-ero

534

5.3

181

3.0

105

2.3

-ismo

234

2.3

133

2.2

83

1.8

-izar

138

1.4

77

1.3

53

1.1

-ar

107

1.1

46

0.8

32

0.7

-ería

76

0.8

40

0.7

29

0.6

-ico

52

0.5

36

0.6

28

0.6

-itis

51

0.5

34

0.6

23

0.5

-iza

91

0.9

38

0.6

17

0.4

Sufijación adjetivo

518

5.2

307

5.1

241

5.2

-mente

48

0.5

43

0.7

40

0.9

-dad

48

0.5

45

0.8

35

0.8

-ismo

113

1.1

47

0.8

29

0.6

-izar

77

0.8

35

0.6

22

0.5

-ez

29

0.3

23

0.4

20

0.4

-ear

36

0.4

27

0.5

18

0.4

-ista

56

0.6

22

0.4

14

0.3

Sufijación verbo

1228

12.3

618

10.3

461

10.0

-ción

231

2.3

127

2.1

92

2.0

-dor

147

1.5

89

1.5

66

1.4

-nte

72

0.7

59

1.0

50

1.1

-o

210

2.1

72

1.2

48

1.0

-miento

103

1.0

58

1.0

43

0.9

-ble

43

0.4

37

0.6

33

0.7

-e

72

0.7

30

0.5

22

0.5

-ada

50

0.5

29

0.5

20

0.4

-ón

78

0.8

17

0.3

8

0.2

-dura

67

0.7

4

0.06

1

0.02

Prefijación nombre

1406

14

963

16.1

747

16.2

anti-

269

2.7

170

2.8

120

2.6

narco-

276

2.8

165

2.7

119

2.6

mega-

138

1.4

85

1.4

60

1.3

no-

69

0.7

58

1.0

49

1.1

ex-

59

0.6

51

0.9

43

0.9

super-

56

0.6

42

0.7

36

0.8

re-

62

0.6

45

0.8

33

0.7

Prefijación adjetivo

462

4.6

356

5.9

302

6.5

anti-

78

0.8

65

1.1

48

1.0

in-

32

0.3

27

0.5

23

0.5

super-

22

0.2

21

0.4

20

0.4

semi-

19

0.2

18

0.3

16

0.3

hiper-

18

0.2

17

0.3

16

0.3

multi-

23

0.2

17

0.3

13

0.3

no-

14

0.1

14

0.2

13

0.3

narco-

16

0.2

13

0.2

8

0.2

Prefijación verbo

226

2.3

182

3.0

149

3.2

re-

84

0.8

65

1.1

50

1.1

auto-

46

0.5

41

0.7

37

0.8

des-

44

0.4

32

0.5

22

0.5

pre-

10

0.1

8

0.1

5

0.1

Parasíntesis

146

1.5

90

1.5

67

1.45

en- -ar

90

0.9

45

0.75

34

0.7

a- -ar

31

0.3

17

0.28

13

0.3

des- -ar

20

0.2

12

0.20

7

0.2

Traslapamiento

399

4

309

5.2

263

5.7

Acortamiento compuesto

318

3.2

204

3.4

167

3.6

Acortamiento

79

0.8

62

1.0

50

1.1

Otros (acronimia, siglación)

126

1.26

94

1.6

88

2.0

Notas: Las abreviaturas usadas en el campoEsquemas de formación de palabras” corresponden a categorías gramaticales (n = nombre, v = verbo, a = adjetivo, t = tema).

Los totales en negritas, que corresponden a la agrupación de los grandes procesos morfológicos (sufijación, prefijación, composición, etc.), se refieren al cálculo de todos los 10 000 neologismos. Sin embargo, en este cuadro solo se presentan los afijos y los esquemas compositivos más relevantes para cada caso.

En el Cuadro 2 no aparecen todos los esquemas formativos ya que se decidió considerar solo los más productivos; hubo muchos esquemas para los que no se contabilizó ningún hápax y otros con muy pocas ocurrencias. En total se presentan 58 esquemas de formación de palabras. Algunos están agrupados dentro de un esquema más general, como pueden ser composición, sufijación, prefijación, etc. Se presentan los totales para tipos, ocurrencias y hápax, así como los porcentajes que representan del gran total. Los cálculos se realizaron en un corte de 10 000 ocurrencias en la base Morfolex. Esas ocurrencias representan 5998 palabras diferentes o tipos. Finalmente, de gran importancia para nuestro análisis, se encontraron 4618 palabras hápax legomena.

De acuerdo con Vallès (2002: 148), cuando se trabaja con neologismos es suficiente el conteo de tipos para establecer una productividad relativa. En esta investigación proponemos considerar el conteo de hápax porque, desde nuestro punto de vista, es un conteo que ofrece información más confiable. En primer lugar, las palabras hápax, tal como se definen, son aquellas que aparecen una vez en el corpus. Este tipo de palabras, según Baayen (1992: 125), pueden utilizarse para evaluar de manera sencilla la productividad. Además, el conteo con hápax tiene la ventaja de descartar aquellas palabras que tienen muchas ocurrencias porque probablemente son muy usuales en la comunidad y que aparecen en el corpus dado el criterio lexicográfico seguido en el establecimiento de la neologicidad. Calculando la productividad con los hápax, aseguramos que estamos midiendo la disponibilidad de los esquemas formativos y no de las palabras individualmente.

Un caso ilustrativo de lo discutido arriba es el del sufijo -dura. Si observamos los datos del Cuadro 2, podemos ver que en ambos casos tiene una productividad baja: con tipos, el conteo es de 4; con hápax, el conteo es de 1. Sin embargo, la diferencia entre ambas dimensiones es muy grande, ya que con tipos se cuadruplica. Las cuatro palabras tipo son las siguientes: volcadura, con 46 ocurrencias; cuarteadura, con 12 ocurrencias; ponchadura, con 8 ocurrencias, y, finalmente, hiladura con una ocurrencia. Salta a la vista la diferencia entre considerar tipos y hápax, al menos en este caso. Las tres primeras palabras son muy usuales en el español de México, pero no están consideradas en el diccionario de la Real Academia Española, por eso se agregaron a la base de datos. Resalta el caso de volcadura, palabra muy usual en México y en otros países de América Latina, que ha sido agregada apenas en la 23ª edición del drae, lo que concuerda con la tendencia observada en Morfolex. Los datos anteriores nos permiten concluir que la productividad relativa actual de -dura está respaldada por un solo caso, hiladura, la única palabra hápax para este sufijo. Dado lo anterior, consideramos que es más preciso realizar las comparaciones de productividad con los hápax.

 

 

5. Panorama de la morfología léxica

 

En esta sección discutiremos los resultados del Cuadro 2, lo que nos permitirá configurar un panorama de la morfología léxica del español de México. Como se mencionó en la sección anterior, a partir de una base de 10 000 neologismos, estableceremos la productividad relativa de los esquemas formativos por medio del conteo de hápax. Asimismo discutiremos los casos más sobresalientes del Cuadro 1.

Observamos que la sufijación es, en general, el esquema más productivo en el español de México. En suma, los tres grupos —sufijación de nombre, sufijación de adjetivo y sufijación de verbo— representan 38% del total de palabras hápax, muy por encima de los totales de la composición (22.7%) y la prefijación (25.9%). Estos datos coinciden con lo señalado tradicionalmente en las gramáticas con respecto a la preponderancia de la sufijación. A continuación discutiremos por separado cada uno de los tipos de sufijación.

La sufijación de nombre es la más productiva (22.4%). Destacan los casos de -ero (vagonero) e -ista (vestuarista), que son sufijos que forman sustantivos de profesión u oficio. Establecen una rivalidad muy marcada (Zacarías Ponce de León, 2010: 64) con niveles de productividad similares. En el caso del sufijo -azo distinguimos dos valores: apreciativos (carrazo) y acción violenta o golpe (sillazo). En la base de datos, estos últimos son los más numerosos. Por otro lado, tenemos los sufijos que forman verbos -ear, -izar y -ar. El primero es el más productivo con un sentido más general (turistear) y se utiliza además con sustantivos de otras lenguas (googlear); -izar se utiliza con significado de cambio de estado (chatarrizar). El sufijo -ar, el menos productivo, también tiene un sentido general (agendar). En cuanto al sufijo -ismo, designa doctrinas, movimientos y actitudes (chavismo, pandillerismo). Finalmente, -iza es un colectivo utilizado mucho con alimentos (tamaliza) y golpes (moquetiza).

La sufijación de adjetivo representa una productividad de 5.2%. Es interesante notar que -ismo (influyentismo), -ista (estridentista), -izar (potencializar) y -ear (tristear), que aparecen en este grupo, ya habían sido discutidos en el grupo anterior. Esto significa que los cuatro sufijos son muy versátiles porque establecen menos restricciones con respecto a la categoría de la base de adjunción. En cuanto al sufijo -mente, con una productividad relativamente alta dentro del grupo, es el único que se utiliza para formar adverbios a partir de adjetivos (absurdamente). Finalmente, comentamos los casos de -dad y -ez, donde el primero es más productivo. Ambos son sustantivos abstractos de cualidad que establecen cierto nivel de rivalidad (practicidad, novatez).

Con respecto a la sufijación de verbo (10%), tenemos que distinguir entre las sufijaciones agentivas, de acción y efecto, y adjetivales. Los agentivos son -dor (opinador) y -nte (imaginante). En este caso, el primero es mucho más productivo que el segundo. En cuanto a los sufijos de acción y efecto, se registran seis; por orden de mayor productividad: -ción (chatarrización), que es el más general; -o (brigadeo), que debe su productividad a que nominaliza siempre los verbos terminados en -ear; -miento (encapsulamiento), que tiene preferencia por verbos parasintéticos; -e (rebase); -dura (hiladura), y, finalmente -ada (callejoneada), que tiene un sentido de acción violenta y repentina. En cuanto a los sufijos adjetivales tenemos -ble (vivible) con una relatividad media y -ón (ganón), que es poco productivo. Como podemos observar, los valores que aporta la sufijación son variados y tienen amplia distribución. Destacan muchos casos en los que existe más de un sufijo para llevar a cabo el mismo tipo de derivación. Este fenómeno de rivalidad o competencia es muy común en las lenguas (Zacarías Ponce de León, 2016); en español se manifiesta con señalada frecuencia en la sufijación.

Con respecto a la prefijación, ya mencionamos que es mucho menos productiva que la sufijación. Representa en conjunto un poco menos de 26% de los hápax del corpus. La más productiva es la prefijación de nombre, donde destacan los prefijos anti- y narco-. El primero (anticrimen) es un prefijo de oposición que se utiliza mucho hoy en día y que compite con otros como no- (no-aborto). En cuanto al segundo (narcomanta), lo vuelve muy productivo la desafortunada exacerbación de la violencia en el país. Cabe comentar que esta productividad tan alta es lo que nos lleva a clasificarlo como prefijo. Otro caso que conviene destacar es el de los prefijos apreciativos mega- (megapuente) y super- (supervía), que se utilizan mucho en la actualidad. Finalmente, comentamos el caso de re-, prefijo muy versátil que puede adjuntarse tanto a sustantivos (refinanciamiento) como adjetivos (rebonito) y verbos (reagendar).

La prefijación de adjetivo llama la atención porque aparecen como los más productivos prefijos ya mencionados arriba, a los que se agregan otros, pero con el mismo perfil. Así, tenemos prefijos de oposición, anti- (antitaurino) e in- (inequitativo); apreciativos, super- (superfavorito) e hiper- (hipermoderno), y, finalmente, narco- (narcodelictivo), aunque con mucha menor vitalidad que cuando se adjunta a sustantivos. La prefijación con verbos es la menos productiva. Al caso ya comentado de re- (refundar), se agrega el prefijo auto- (autosabotear), con un sentido reflexivo, y el prefijo des- (desinvitar), con el sentido de reversión. Por último, tenemos el prefijo pre- (preliberar), que refiere a un proceso previo.

La composición es el tercer proceso productivo después de la sufijación y la prefijación, con productividad similar a esta última. En primer lugar, se debe hacer una distinción entre compuestos formados con palabras del español y aquellos formados con temas cultos de origen grecolatino, ambos tipos con niveles similares de productividad. En cuanto a los temas grecolatinos, los más comunes son: ciber, bio, metro, mania, geo, logo, neo, etc. Los compuestos de Tema+Nombre (biodiésel) son un poco más productivos que los de Nombre+Tema (encuestólogo). En cuanto a los compuestos de dos sustantivos, n+n, conforman un grupo muy productivo y se utilizan mucho para crear neologismos que nombran entidades formadas por dos conceptos que se complementan (tarde-noche, sofacama, centroderecha, taparrosca). Los compuestos de verbo y sustantivo, v+n, se utilizan para denominar agentes o instrumentos que realizan una acción iterativa (talamontes, cuidacoches, levantamuertos, cubrepolvo). Finalmente, los compuestos de nombre y adjetivo, n+a, se utilizan frecuentemente para nombrar características sobresalientes de alguna entidad (cejagüera, panzaverde, palcohabiente).

Los traslapamientos, también conocidos como cruces o blends, son una categoría difícil de definir y que suele clasificarse, junto con la siglación y la acronimia, como proceso arbitrario. Sin embargo, Cortés (2011: 37) ha descrito este proceso morfológico y señalado regularidades que permiten considerarlo un esquema formativo definido y diferenciado. Este esquema tiene una productividad media y se utiliza para denominar entidades con un sentido lúdico a partir de dos características que se traslapan en un contexto particular (candigato, robolución, estudihambre, Iztapasalsa).

Comentaremos por último la afijación parasintética, donde un prefijo y un sufijo se unen al mismo tiempo, formando lo que comúnmente se conoce como circunfijo. No es un proceso muy productivo, destacándose el caso del circunfijo en- -ar (ensarapar, entambar) que se utiliza para formar verbos causativos de cambio de lugar. Otros casos son los del circunfijo a- -ar (achilangar, amantequillar), que se usan para denominar procesos de cambio de estado y, finalmente, el circunfijo des- -ar (desbielar, deslistar), que designa privación o la reversión de un proceso.

 

 

6. Conclusiones

 

En este trabajo se presentó un estudio sobre la productividad relativa de la morfología léxica en el español de México. Hemos tomado como punto de partida el corpus neológico Morfolex, con una base de datos de 10 000 neologismos. La ventaja de este corpus es que está etiquetado morfológicamente, tanto por esquema formativo como por afijo, lo que permite hacer cortes e indexaciones según el proceso de formación de palabras que se quiera estudiar. El cálculo de la productividad relativa de los esquemas formativos se llevó a cabo mediante el conteo de palabras hápax legomena, de acuerdo con lo señalado por Baayen (1992) y Vallès (2002). Este tipo de palabras son aquellas que ocurren una sola vez en el corpus, por lo que representan una buena medida de la disponibilidad que tiene un proceso formativo.

Se ratifica que la sufijación es el proceso favorito en el español, al menos en México. Además, gracias a las estadísticas elaboradas, sabemos ahora que ciertos sufijos como -ero, -ista, -ismo, -azo, -ear, -ción, -miento, -o, -dor y -dad, principalmente, configuran la faceta más visible y característica del español mexicano con respecto a la neología actual. Contribuyen también a esta configuración los compuestos de dos sustantivos, n+n y los de verbo y nombre, v+n, así como los prefijos anti-, narco-, mega- y super-. Esta serie de esquemas formativos son los que tienen una probabilidad más alta de ser seleccionados para crear una nueva palabra.

El estudio presentado nos ha permitido caracterizar la morfología léxica del español, sus alcances y límites. El panorama discutido en la última sección muestra el complejo entretejido de la formación de palabras, lo que comprueba la vitalidad de la lengua española en cuanto a la creación de nuevas unidades léxicas.

 

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Notas

 

1 “[P]roductivity amounts to likelihood of being selected as the active structure to categorize a novel expression.”

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