Estudios de Lingüística Aplicada

Bilingüismo en la infancia. Escrito por Alina Signoret Dorcasberro. México: Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras-unam, 2013. 205 págs.

Alejandra Auza Benavides

Hospital General Dr. Manuel Gea González

Si consideramos que entre el cincuenta y el setenta por ciento de la población mundial habla más de una lengua y que el uso de por lo menos dos lenguas se ha vuelto indispensable para la vida cotidiana de muchos individuos, el estudio del bilingüismo se vuelve un tema preponderante para discutir y analizar no solo por su utilidad en diversos entornos culturales, sino también por la relevancia que tiene en el desarrollo y la evolución del individuo.

Alina Signoret Dorcasberro ha escrito el libro Bilingüismo en la infancia, una obra compuesta por siete capítulos que abarcan múltiples aspectos psicológicos, sociales y cognitivos del desarrollo infantil. Como ella misma plantea en la presentación del libro:

 

Esta obra ofrece así puntos de referencia para los profesores y para los diseñadores de las políticas del lenguaje. Esta obra ayuda asimismo a entender el desarrollo cognitivo y lingüístico del niño bilingüe; ofrece por ende, datos valiosos para los alumnos de programas de estudio de las áreas de adquisición del lenguaje y de la educación (p. 11).

 

El libro es pertinente en el ámbito educativo porque el bilingüismo es y ha sido un tema candente tanto para teóricos de la psicolingüística, la psicología y la lingüística, como para educadores y maestros, quienes se preguntan sobre el impacto que tiene el uso de dos o más lenguas en el ámbito escolar del niño. Maestros y padres de familia dudan con frecuencia acerca del beneficio o del perjuicio que el bilingüismo causa en el desarrollo infantil. No es raro que se pregunten si la adquisición paralela de dos o más lenguas provocará una ralentización del vocabulario o si será un peso adicional en el aprendizaje escolar. O por el contrario, si la adquisición de una segunda lengua promoverá que el niño sea académicamente más sobresaliente. Muchos estudios actuales perciben que las actitudes ambivalentes de los padres frente al bilingüismo son reforzadas por los profesionales, inseguros sobre cuáles son las recomendaciones más pertinentes (Yu, 2013). El desconocimiento del tema en el contexto educativo ha llevado en muchas ocasiones a que padres y maestros tomen decisiones equivocadas respecto a la educación de los niños, su permanencia o retiro de centros educativos bilingües, sin siquiera tener bases sólidas en las cuales apoyarse para decidir. Es esta una de las necesidades que nuestra autora identifica, motivo por el que se avoca a la redacción de la obra que nos ocupa.

Para empezar, Signoret se centra en las aportaciones de Piaget y Erikson, dos psicólogos brillantes, de corte constructivista uno, interaccionista el otro, que revolucionaron la forma en que miramos la cognición del niño hoy en día. En este capítulo se plantea lo relevante que es la cognición en el desarrollo lingüístico. Describe también cómo existen periodos del desarrollo cognitivo en los que surgen distintos tipos de juego, necesarios en el desarrollo psicosocial. Desde el primer capítulo se vislumbra una de las inquietudes de la autora: abordar la relación o la independencia entre la cognición y el lenguaje, a partir de varios modelos teóricos. Esta discusión que ha prevalecido durante décadas ha sido tema de psicólogos, lingüistas y demás teóricos interesados en el lenguaje. Grandes clásicos como Vygotsky, Bruner, Tomasello, Skinner, Chomsky, Sapir, Whorf, Slobin, Bowerman, por mencionar a algunos, han contribuido a incrementar lo que hoy sabemos sobre las relaciones entre la cognición y el lenguaje. Es inte­re­sante hacer notar que la atención y la preocupación que provocaron el desarrollo de estos modelos que explica Signoret desde una postura académica, son los mismos que preocupan a los hablantes del día a día. Todos se interesan por la huella que se imprime entre el lenguaje y la cognición y de manera más específica se cuestionan sobre la importancia que tiene en la vida diaria el uso de varias lenguas: el bilingüismo.

Aunque muchos teóricos han descrito al lenguaje como una entidad independiente de la cognición, muchos otros han demostrado que ambos sistemas se relacionan entre sí. Esta discusión no es ociosa, sino que por el contrario, ha generado un sinnúmero de investigaciones que han permitido deducir la interacción y el efecto de la cognición sobre la forma en que se adquiere el lenguaje y viceversa. La doctora Signoret señala parte de estas investigaciones que se enlazan con otras vertientes cruciales en el desarrollo, como lo es la apropiación del conocimiento del mundo y de la cultura. Es aquí donde el lector puede reflexionar sobre las preguntas que la autora apunta desde el principio de la obra para abordar el tema del bilingüismo. La primera de ellas es:

 

¿Qué impacto positivo y negativo tiene el bilingüismo en la cognición y metacognición del niño? (p. 7)

 

Esta y otras preguntas se enlazan con las que Ferreiro planteó hace ya algunos años pero que siguen vigentes. Preguntas que coinciden con la perspectiva de Signoret y que, por tal motivo, las retoma en la presentación de su libro:

 

¿Qué ventajas tiene descubrir, desde muy temprano, que las visiones del mundo no son absolutas sino relativas? (p. 9)

¿Qué capacidades cognitivas adquiere el individuo bilingüe que lo distingue de un monolingüe? (p. 9)

 

Estos planteamientos son necesarios para entender la proyección que tiene el bilingüismo en el individuo, no solo en el proceso de su adquisición, sino también a lo largo de su vida. Además, estas interrogantes nos ayudan a pensar cómo deberían afinarse las condiciones educativas para que la adquisición de una lengua extranjera sea óptima.

Uno de los capítulos más interesantes del libro Bilingüismo en la infancia alude a las hipótesis sobre la organización, almacenamiento y acceso lingüístico, puntos centrales de la psicolingüística. Una multiplicidad de interrogantes surgen, ya para intentar comprender el sistema conceptual del hablante bilingüe, ya para reflexionar sobre los factores que determinan el aprendizaje semántico, morfosintáctico y fonético de las lenguas. ¿Por qué muchos bilingües transfieren el uso de estructuras sintácticas de su lengua materna hacia una lengua extranjera? ¿Por qué otros no lo hacen y parecen nativohablantes de la segunda lengua? ¿Cuál es la clave de oro para entender estas diferencias? ¿La edad de la adquisición? ¿Una habilidad más desarrollada en un individuo que en otro? ¿Cuál es el peso social y cultural de la adquisición de una segunda lengua? ¿Qué peso tienen las diferencias individuales del aprendizaje? De una manera ágil, la Dra. Signoret aborda las variables más notorias que influyen sobre el bilingüismo.

La recopilación de dichas variables es sin duda una tarea nada fácil, pues el estudio del bilingüismo se ha caracterizado por contar con factores tan diversos que hacen que el tema sea intrincado. Por ejemplo, los participantes pueden ser hijos de padres que hablan lenguas distintas, niños que viven en comunidades inmigrantes o personas desplazadas de sus lugares de origen. Un caso notorio es el de Estados Unidos, donde el número de inmigrantes provenientes de Asia y Latinoamérica ha crecido de tal forma que para el año 2050 constituirá la mayoría de niños en edad escolar en ese país (Passel & Cohn, 2008). Ante tal crecimiento, la necesidad de que los niños sean bilingües se vuelve imperante, porque padres, maestros y autoridades buscan que los niños sean exitosos en su quehacer académico y que la comunicación habitual sea satisfactoria. No obstante, surgen nuevas preguntas sobre si los pequeños aprendices están en condiciones de adquirir una lengua distinta a la suya. ¿Se trata de individuos que aprenden una segunda lengua por voluntad propia? O por el contrario, ¿la aprenden por cuestiones de desprestigio sociocultural de la lengua materna, tal como la perciben muchos hablantes de comunidades indígenas en México? El bienestar emocional frente a una lengua extranjera no debería desdeñarse. El desaire o, por decirlo de otra forma, la minusvaloración del factor psicológico ha sido la causa de que estudiantes en todo el mundo tengan dificultades académicas. Como señalan Han y Huang (2010), los aprendices de una segunda lengua que sufren en el área emocional y muestran problemas de comportamiento, también sufren académicamente.

El solo factor tan diverso respecto de las características de los participantes demuestra que el bilingüismo es un fenómeno complejo. El lector agradece que Alina Signoret Dorcasberro haya sistematizado las características en varias tablas, cuyo contenido resume y clasifica a los autores en contra (p. 76) o a favor (pp. 78 y 79) del bilingüismo entre los años de 1917 y 1992.

Ideal sería que las personas que hablan o aprenden dos o más lenguas fueran bilingües equilibrados o equilingües. Pero bien sabemos que esto no es así en muchos casos, lo que pone en evidencia que el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera es una tarea ardua para algunos, mientras que para otros, la apropiación es sencilla. Muchos aspectos influyen en el aprendizaje que van desde el entorno sociocultural donde se adquiere la lengua y las oportunidades de utilizarla, hasta los factores neuropsicológicos que se echan a andar para adquirir una segunda lengua/lengua extranjera. Pero aunado a estos componentes, otros de naturaleza psicológica tienen una influencia significativa en la adquisición y el uso de la lengua extranjera. Han y Huang (2010) mostraron que si un niño bilingüe de quinto grado desarrolla un alto nivel de fluidez en su lengua no-nativa disminuye la cantidad de conflictos internos y externos, a diferencia de los niños monolingües que no hablan la lengua dominante del contexto en el que viven. Además de estos conflictos, los bilingües reportan manifestaciones psicológicas distintas cuando utilizan una lengua extranjera. Se sienten distintos al hablarla y perciben cambios en la expresión de los sentimientos, la empatía, la conciencia social, el manejo de las emociones, entre otras. Son estudios que han demostrado la complejidad de la relación entre el bilingüismo, la cultura y las emociones (Ożańska-Ponikwia, 2012).

Por otra parte, conforme el niño adquiere el lenguaje y empieza a tener experiencias relacionadas a este, se inicia un periodo de reflexión sobre la palabra: la que sabe que es suya –la de su lengua– y la otra palabra –la que otros usan–, y que él adquiere poco a poco. Reflexiona también sobre su uso, la asocia con diferentes regiones del mundo. Dicho en las propias palabras de Signoret:

 

el estudio de la metacognición de la palabra es un campo fructífero que puede ayudar a entender el desarrollo psicológico, cognitivo, lingüístico y psicolingüístico del niño. Es un constituyente que por su carácter abstracto, permite analizar y entender la evolución del pensamiento hasta la formación de las operaciones formales (p. 115).

 

Si bien el estudio del conocimiento reflexivo es interesante por sí mismo para indagar sobre cómo los niños construyen los conceptos que subyacen a la palabra y su uso, el análisis adquiere otra veta cuando se observa que esta reflexión genera una gran cantidad de hipótesis sobre la lengua y su uso; más aún, los niños que hablan una lengua extranjera comienzan con nuevas reflexiones sobre el bilingüismo y su uso. Este tipo de reflexiones no surgen en la mente de un niño monolingüe y probablemente tampoco en la de un bilingüe temprano o en la de un simultáneo, en quien ambas lenguas corren en paralelo sin que una sea obstáculo de la otra. Estos son temas que interesan no sólo a los profesionales relacionados con el desarrollo del lenguaje infantil, sino también a los estudiosos de otras ciencias relacionadas con la psicología, la educación y la sociología. Alina Signoret resalta que la reflexión infantil sobre la palabra y la lengua tiene una utilidad para el propio niño. A la luz de la mirada piagetiana, las hipótesis que el niño se plantea diariamente son necesarias para comprobar y rechazar el conocimiento del mundo, donde por supuesto, la lengua y su palabra –nativa o extranjera– están incluidas. Transferir este conocimiento a otras esferas del aprendizaje, como por ejemplo la lectoescritura, es crucial dado que los niños comienzan con nuevas reflexiones cada vez más abstractas que les permiten acceder a la construcción de palabras y oraciones de su lengua materna, así como de la segunda lengua que adquiere. Con la función metacognitiva, el niño desarrolla la habilidad de comparar la adquisición de dos o más lenguas, sus semejanzas o diferencias y facilitarse consciente o semiconscientemente la adquisición de estas. El incremento en el nivel de conciencia le proporciona al hablante otras herramientas para planear la producción de palabras, frases y oraciones, así como para evaluar la pertinencia de ciertas palabras o construcciones gramaticales y el impacto que suscitan en determinadas situaciones comunicativas. Un resumen muy claro sobre los tipos de conciencia lingüística es el que se ofrece en las páginas 147 y 148 del libro que nos concierne. Como hemos resaltado que el bilingüismo no es un fenómeno homogéneo en su desarrollo y adquisición, sino más bien un proceso que toma sus propias vetas y tiempos en cada hablante, estas tablas sirven de referente a los profesionales involucrados en el desarrollo lingüístico del hablante bilingüe.

Más adelante, Signoret destaca que cuando se habla o se escribe una segunda lengua, las habilidades del bilingüismo son diferentes, pues el hecho de aprender a hablar una lengua no significa que el niño pueda escribirla con la misma destreza. A los maestros y educadores de escuelas donde el bilingüismo es una práctica común, el capítulo sobre “Habilidades comunicativas en la niñez” les será muy útil. En este capítulo se presentan varias tablas en las que se resumen los puntos fundamentales que los hablantes deben desarrollar en los diferentes niveles que propone, en este caso, el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. Las tablas dividen la información entre la comprensión y la producción de los aspectos oral y escrito de la lengua. Sin duda, estas habilidades comunicativas servirán como un esquema de ayuda en la práctica cotidiana del aula, en la que el educador puede darle seguimiento al proceso de adquisición bilingüe de sus alumnos. Esto es especialmente relevante porque las políticas educativas en México solo proponen a las escuelas seguir lineamientos opcionales. México, como tantos países multilingües, debería establecer parámetros claros que facilitaran a la comunidad educativa qué esperar de los aprendices de una segunda lengua. Bilingüismo en la infancia cierra con un capítulo sobre estas políticas, cuya influencia es heterogénea. Es necesario mirar cómo en las escuelas de México y otras partes del mundo, la competencia bilingüe tiene significados variables, dependientes de las necesidades comunicativas de las comunidades en cuestión. Las políticas educativas deberían encaminarse no solo a proponer mejoras en la educación bilingüe, sino además a incluir a los niños con necesidades especiales, quienes también tienen la habilidad de aprender una segunda lengua. Es importante subrayar que varios estudios recientes han resaltado que los trastornos del lenguaje no se agravan con el bilingüismo, como suele creerse, sino que por el contrario, este facilita el desarrollo de otras habilidades cognitivas. Para los maestros y educadores que están en contacto con el aprendiz de una segunda lengua, también debería ser clara la diferencia entre una dificultad para aprender el lenguaje y la lentitud natural que puede surgir, por ejemplo, cuando los niños con y sin problemas del lenguaje adquieren vocabulario simultáneamente en dos lenguas (Korkman et al., 2012). Tal como Bialystok (2009) y Bialystok y Viswanathan (2009) han notado, el bilingüismo hace que no solo los niños, sino también las personas a lo largo de su adultez tengan mayor habilidad en tareas de procesamiento cognitivo, como la atención, la resolución de problemas, la inhibición selectiva y otras funciones ejecutivas como las que la autora menciona en varias páginas de su obra.

Alina Signoret Dorcasberro ha escrito una obra que se adentra en la complejidad del bilingüismo. Con Bilingüismo en la infancia podemos percibir que la adquisición de una segunda lengua tiene caminos ya explorados por la lingüística, la psicología y la pedagogía, pero a la vez ramas menos indagadas como sucede en la psicolingüística o las neurociencias. Este libro deja abiertas nuevas puertas para investigar sobre la importancia del bilingüismo y el efecto que este tiene en el desarrollo del niño.

 

Bibliografía

 

Bialystok, E. (2009). Bilingualism: the good, the bad, and the indifferent. Bilingualism: Language and Cognition, 12: 3-11.

—— & M. Viswanathan (2009). Components of executive control with advantages for bilingual children in two cultures. Cognition, 112 (3): 494-500.

Han, W. & C. Huang (2010). The forgotten treasure: bilingualism and Asian children’s emotional and behavioral health. American Journal of Public Health, 100 (5):831-838.

Korkman, M., M. Stenroos, A. Mickos, M. Westman, P. Ekholm & R. Byring (2012). Does simultaneous bilingualism aggravate children’s specific language problems? Acta Paediatrica, 101 (9): 946-952.

Ożańska-Ponikwia, K. (2012). What has personality and emotional intelligence to do with ‘feel­ing different’ while using a foreign language? International Journal of Bilingual Education & Bilingualism, 15(2): 217-234.

Passel, J. & D. Cohn (2008). US population projections: 2005-2050. Washington, D. C.: Pew Hispanic Center. [Versión electrónica. Consulta: 7 de agosto de 2013 en <http://pewhispanic.org/files/reports/85.pdf>]

Yu, B. (2013). Issues in bilingualism and heritage language maintenance: perspectives of minority-language mothers of children with autism spectrum disorders. American Journal of Speech-Language Pathology, 22 (1): 10-24.

 

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